A pesar de ser uno de los primeros miembros de LCDM no suelo ser un
participante demasiado activo. Falta de tiempo, falta también de temas
en los cuales poder aportar algo interesante y distinto a lo que ya se
dice habitualmente o, sencillamente pereza, son algunas de las causas de
mi poca participación. Esta vez, sin embargo, la ocasión vivida el
sábado pasado en Tiana me obliga a ello. Sin más demora, procedo pues a
relatar mi opinión sobre lo ocurrido en la localidad del Maresme:
Aclaro de antemano que fui a Tiana con el desconocimiento absoluto de lo
que iba a ver, sólo tenía cuatro datos sobre Galahad, la opinión leída
en LCDM sobre Quidam y ninguna información sobre lo que andaba haciendo
Colin Bass en solitario. Si a eso le añado que, en las otras ocasiones
que me he dejado caer a ciegas en un concierto de rock progresivo
actual, me he llevado una decepción (casos: Clepsydra, Cast, Arcane...)
la verdad es que mi predisposición era bastante negativa.
Galahad o Lo que no debe ser el rock progresivo
Solo empezar el set de Galahad y ver a ese energúmeno peinadito a lo
Gabriel del 73 ya me asusté y empecé a temer lo peor. No me equivoqué,
íbamos por el segundo tema y lo único que estaba sonando era un rock
sinfónico apoltronado, sin personalidad, interpretado por unos músicos
mediocres y acompañado por una voz más que irritante. Una vez más el
neo-prog me estaba decepcionando. En un alarde de tolerancia soporté dos
temas más (¡ya eran 4!) sin que consiguieran mejorar en ningún aspecto.
Así que, dije basta y, viendo que la opinión entre mis amigos coincidía
unánimemente con la mía, salimos a despejar nuestros oídos, tomar una
copa y superar el mal rato.
La verdad es que, tras ver una cosa como Galahad, entiendo el porqué de
la marginación que tanto nos molesta del género progresivo en los medios
de comunicación. Si el sinfónico actual presenta bandas clónicas,
ancladas en el pasado, impersonales, mediocres y con aires de grandeza y
pretenciosidad como Galahad, jamás este genero podrá ser respetado.
Espero que por lo menos el público progresivo sepa diferenciar y no nos
dediquemos a alabar bandas que, como Galahad, sólo consiguen
desprestigiar el género que tanto nos gusta.
Quidam o La gran sorpresa
Tras la huida del infierno sonoro de Galahad, entré en la sala de nuevo
especialmente escéptico. Si una banda con la experiencia y cierto
prestigio (dentro del mundillo progresivo) como Galahad había sido lo
que había sido, ¿qué podía pasar con un grupo joven polaco con poco más
de dos álbums en el mercado?. La cosa pintaba mal, pero me armé de valor
y me dispuse a recibir a la banda de la mejor manera que supe.
De entrada ya detecté que se trataba de otra cosa, unos músicos
claramente más dignos, un sonido más sólido y conjuntado y, lo más
impactante, una prodigiosa voz femenina que cortaba la respiración. Su
discurso también cambiaba, era rock sinfónico de toda la vida, vale, sin
grandes innovaciones (entiendo que eso es pedir demasiado), pero sonaba
actual, personal y sobretodo sincero y sin pretensiones. Desde la
humildad presentaban una música de altísima calidad, heredera de Pink
Floyd, Camel, Genesis y los primeros Crimson, pero sin sonar
descaradamente a ninguno de ellos.
Por si no me tenían convencido del todo, después del cuarto o quinto
tema y tras una progresión instrumental de cariz atmosférica, Maciek
Meller (guitarra) arrancó con el solo de Firth of Fifth de Genesis al
qué le añadió un toque personal de gran nivel. Ahí me conquistaron
definitivamente, el "savoir-faire" de Quidam era incuestionable, la voz
y belleza de Emila Derkowska me tenían absolutamente enamorado y por si
eso fuera poco, llegó la traca final. Como bis el teclista empezó a
interpretar una melodía que me resultaba conocida pero que (quizás por
estar, a priori, fuera de contexto) no logré identificar hasta que Emila
Derkowska empezó a cantar, con especial sensibilidad, ese memorable
"sweet child in time...". Insuperable, sublime, una grandiosa versión
del clásico de los Deep Purple cantada con los registros y sensibilidad
de Emila Derkowska e interpretada y recreada con imaginación por toda la
banda.
Absolutamente anonadado salí del concierto todavía incrédulo por que por
una vez un concierto de neo-prog me había sorprendido. Solo me cabe
esperar que no sea la excepción que confirma la regla.
Colin Bass o El buenhacer de un veterano
Tras el impacto Quidam, me dirigí por última vez a la sala confiando que
alguien con el bagaje de Colin Bass mantendría el listón bien alto. Así
fue, acompañado por casi todos los miembros de Quidam más el guitarrista
y teclista de los también polacos Abraxas, Bass presentó un concierto
tan bueno como ecléctico. Repasó temas de su disco y algunos grandes
éxitos de Camel resultando un concierto en el qué se entremezclaron
temas claramente progresivos, con momentos más rockeros y canciones de
cariz más intimista. Lamenté ver a Emila Derkowska de Quidam relegada al
papel de cantante de los coros, pero entiendo que tenía que ser así por
tratarse de un concierto de Colin Bass.
En definitiva puedo decir que disfruté sobremanera de la música que
ofreció Colin Bass sin superar el impacto recibido por Quidam (quizás el
factor sorpresa tiene que ver en esto). Lo que sí está claro es que si
alguien sobraba el otro día en Tiana era Galahad.
Ojalá en los venideros festivales y conciertos progresivos que tengan
lugar en Catalunya se repitan agradables sorpresas como la de Quidam y
nos ahorremos malos tragos como Galahad. La verdad es que creo que hay
buenas opciones, tanto en el progresivo clásico (PFM, Banco,...) como en
grupos actuales: (Porcupine Tree, Ozric Tentacles, ...)
Hasta otra, saludos
Harold the Barrel
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