El pasado sábado 26 de abril tuve ocasión de asistir a la Primera Edición (y
esperemos que inicio de una larga vida) del Madrid Art Music Festival,
MAMFest para los amigos, que se celebró en el Centro Cultural Nicolás
Salmerón de la capital. Quiero por cierto agradecer a la gente de
Sinfomusic, y también a los compis "cosesnostreros" Antonio (y compañía) e
Isabel, su amabilidad y su simpatía, pasé la verdad un rato magnífico tanto
durante como después del festival, en la cena-charla que mantuvimos
posteriormente, aunque la situación durante la cena fue realmente
surrealista, ya que en el mismo salón en donde estaba nuestra mesa (y éramos
más de 20 personas) se estaba celebrando una especie de mitin de un partido
de la República Dominicana. Surrealista, como digo, porque ellos nos
molestaban a nosotros y obviamente nosotros a ellos también.
Bueno, pasemos al tema estrictamente musical. Quiero agradecer a Carlos
Plaza y a su señora, artífices de este Festival, su esfuerzo por organizar
este evento presumo que con poca o prácticamente ninguna ayuda
(naturalmente, bandas aparte, que desgraciadamente debieron tocar
prácticamente por amor al arte, y no porque no haya que tenerle amor al arte
si no porque me parece tristísimo que los artistas no puedan comer de lo que
hacen). En líneas generales fue un magnífico festival, con cuatro bandas de
un gran nivel más la miniactuación de Guillermo Cides y Jerry Marotta.
Curiosamente, a nivel estilístico me atrevería a dividir las cuatro bandas
en dos bloques muy diferenciados y a la vez muy homogéneos en sí mismos, por
un lado el sinfónico-clásico-progresivo-avantgarde de Senogul y Kotebel, y
por otro el hard progresivo de Baraka y Trettioariga Kriget).
El Centro Nicolás Salmerón es un espacio bastante adecuado para la ocasión,
aunque supongo que si en el futuro el festival crece y atrae a más gente
será necesario buscar un nuevo emplazamiento un poco más grande. Sonido
correcto (aunque con manifiestos problemas a la que la presión sonora
apretaba, como pasó durante toda la última actuación).
SENOGUL
Abrió el festival esta banda asturiana de jóvenes pero grandes músicos, un
quinteto (teclados, batería, dos guitarras y bajo) en donde destaca el hecho
de que la baterista fuese "la" baterista (y aunque era menuda tenía, por
cierto, una gran pegada) y, sobre todo, bajo mi punto de vista, la enorme
musicalidad del teclista Eduardo García Salueña, auque los otros tres
componentes no le andan a la zaga, ciertamente. Una música en ocasiones
arriesgada y que yo creo que cuando se desprenda definitivamente de ciertos
clichés sinfónicos (no por sinfónicos sino por clichés) subirán como la
espuma, también (dicho sea de paso) si logran, como espero dado su enorme
potencial, afianzar la nueva dirección musical hacia donde apuntan sin caer
en el esnobismo de hacer algo nuevo por el hecho de que sea nuevo. Desde
luego, un grupo a seguir y recomendable 100%, y que demuestra que en España
seguimos haciendo buena música.
BARAKA
Les tocaba el turno a estos japoneses, una especie de versión manga de los
Rush del Hemispheres intentando acercarse a King Crimson (dicho sea con la
brocha gorda y no como crítica, porque me parecieron ciertamente
interesantes a ratos, auque quizás sólo (o sobre todo, al menos) como una
banda de directo, no sé si escucharía su música en casa. Hacia el final de
la actuación se me empezaron a hacer un poco pesados, sobre todo por la
repetitividad tímbrica (aunque el guitarrista llevaba ciertos efectos de
pedal que a veces colaban algún sonido de teclado por ahí). En algunas
ocasiones había algunas languncillas en su música, temas más lánguidos que
me resultaron poco interesantes. Pero en líneas generales me gustaron
bastante.
KOTEBEL
Los anfitriones salían a escena para regalarnos un concierto de su compleja
música de digestión poco fácil, con aristas y en ocasiones de una gran
belleza. Llama inmediatamente la atención la presencia de la muy atractiva y
jovencísima Adriana Plaza (cuántos años tiene esta criatura? 17? 18?) a los
teclados, junto a su padre, pero en contra de lo que inicialmente uno
pudiera pensar, asumiendo, con una magnífica técnica clásica, partes de
teclado y piano clásico tan complicadas o más que su propio padre y líder
del grupo. Me pregunto con qué ojos la verán sus compañeros/as de clase...
;-) En fin, felicidades a la familia Plaza. No obstante (o además de) lo
dicho, el que me pareció absolutamente formidable fue el bajista, que junto
con el baterista formaban una sólida y compenetrada base (aunque en alguno
los temas del que será su próximo trabajo se notó que aún falta ajustarlo un
poco). La labor del guitarrista, aunque buena y a la atura de las
circunstancias, me pasó un poco más desapercibida.
La música de Kotebel como digo es sinfónica, oscura, en ocasiones cercana al
RIO, pero no exenta de lirismo y belleza. Como crítica se me ocurre que,
quizás debido a la complejidad de su música, que requiere más escuchas, las
estructuras de los temas parecen más sucesiones de temas asilados que fruto
de una composición basada en el desarrollo, aunque este posible defecto lo
suplen con un notorio talento. Cierto también es que la mayoría de las
grandes suites del prog de los 70 se hicieron de esta manera. En fin,
prometen disco para finales de este año, habrá que esta muy atentos.
CIDES&MAROTTA
El stickista Guillermo Cides y el célebre baterista Jerry Marotta (músico,
entre otros, en los primeros discos de Peter Gabriel) se presentaron como
"artistas invitados"; en realidad para promocionar el concierto que al día
siguiente iban a dar "en algún lugar" (palabras textuales de Marotta) de
Madrid (que resultó ser una sala de Getafe). Veinte minutos de música
compuesta por cuatro temas, dos firmados por el propio Guillermo (y de largo
los más interesantes) y dos versiones, la primera de "Back in NYC"
fenomenalmente interpretada por Cides pero destrozada vocalmente por un
Jerry Marotta que sólo tardó unos segundos en quedarse sin voz en tras un
sorprendente alarido inicial, y además al tener que cantar el tema,
prácticamente acompañaba con la batería sin hacer nada resalta. Y es que
este tema es realmente exigente a nivel vocal y está fuera del alcance de
muchos cantantes, con lo que no os digo nada para alguien que sólo cante. El
propio Gabriel (y también su excelente clon en The Musical Box, Denis Gagné)
empleaban en directo el falsete para las partes más agudas porque si no, ni
con escalera. Me decepcionó también el hecho de que se limitaran a tocar el
tema tal cual (a pesar de la brillante interpretación de Cides, que lo hacía
todo) ya que he oído cosas realmente creativas de este músico a nivel
arreglista (recuerdo especialmente la excelente versión del bolero "Historia
de un amor"). El segundo tema versionado fue Elephant talk, y cabe decir
algo similar. Llamaron a escena a la stickista Linda Cusman, una rubia ya
madurita pero muy atractiva que "cantó" el tema quedando lejos de Belew y
que con el stick francamente no me atrevería a asegurar que llegara a dar
una sola nota. Aparte de su simpatía y sus amplias sonrisas al respetable,
francamente no entendí muy bien el por qué de su aparición en escena, porque
nuevamente el peso del tema lo llevaba 100% Guillermo Cides.
En fin, un esfuerzo de agradecer en ambos casos (me refiero a las
versiones), pero un tanto fallido. Por cierto, bastante chocante que ante
una audiencia castellanohablante, el que hablara todo el rato (en inglés,
claro) fuese Marotta y Cides no dijera ni pío. Sus razones habría,
supongo...
TRETTIOARIGA KRIGET (vaya usted a saber si lo he escrito bien)
Cerraban el festival esta banda de por lo visto leyendas del prog sueco de
los 70 (francamente, he de confesar mi ignorancia al respecto). Un quinteto
de abuelos rockeros básicamente con ganas de pasárselo bien el el escenario
(bien, el teclista era algo más joven, y a todas luces ajeno al "núcleo
duro" de la banda). Cuando te esperas un concierto de algo parecido a hard
blues con algún toque prog, los abueletes se descerrajaron un buen set list
de temas bien construidos, sencillos pero efectivos, bonitos y bien tocados,
de una especie de hard progresivo con mellotron (virtual, por supuesto) con
algunos pasajes que por ejemplo no desentonarían en alguno de los primeros
discos de Anekdoten. Me impresionó el batería, un abuelete con pinta frágil
y de contar batallitas a los nietos que era un demonio con la batería (no
veáis cómo le arreaba), y el cantante con su vena hinchada cuando tiraba
para arriba con agudos a pulmón a lo Ian Gillan. Como anécdota contaros que
se resistían a abandonar el escenario, tocando un tema detrás de otro ante
el evidente cabreo de los organizadores (presentador y Carlos Plaza
incluidos) y el personal del centro cultural ya que el horario era de
estricto cumplimiento y se pasaron más de media hora. Espero que esto no
afecte de cara a futuras ediciones del festival.
En fin, nuevamente gracias y felicidades a todos los que lo han hecho
posible, y espero que la cosa se mantenga y crezca para poder decir un día
con orgullo "yo estuve en la primera edición" :-)
Javi Herrera
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