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LA LISTA DE CORREO HISPANO-PARLANTE SOBRE ROCK PROGRESIVO Y SINFÓNICO 
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 Finisterrae Festival en A Coruna, abril 2010

Hola amigos. Después de varios días de haberse producido el evento, y aunque el tiempo no es precisamente lo que me sobra, tengo la necesidad de compartir con todos vosotros el increíble acontecimiento que ha tenido lugar los pasados 1,2 y 3 de abril en A Coruña, en el marco del Primer Finisterrae Festival de rock progresivo. Un evento que levantó escepticismo y expectativas a un tiempo y que finalmente se plasmó en una espléndida realidad.

El marco elegido fue el Coliseum, un edificio de usos múltiples de dimensiones colosales (entre otras cosas se utiliza como coso taurino) que fue perfectamente acondicionado y acotado (ante la previsible poca asistencia) con unos cortinajes negros. Una moqueta verde cubría el suelo y varias filas de asientos, perfectamente colocadas a varios niveles, permitían disfrutar del espectáculo cómodamente, y sin humo (lo cual se agradeció). Sin embargo, y fue una tónica todos los días, hacía mucho frío, que no sólo hizo que los asistentes no nos quitásemos los abrigos, sino que los músicos apareciesen con pintas diversas (Roine Stolt con una chaqueta sobre los hombros y Chris Postl, de RPWL, con zamarra y bufanda, por ejemplo). Pero eso no empaña una organización impecable, cuidada al detalle, con una torre de Hércules a escala que cambiaba su color sucesivamente, una presentación de cada banda muy completa en español y una presentación, más divertida, en inglés, a cargo de John Bollenberg, junto a una puntualidad británica en el comienzo de las actuaciones. Además, estaba la posibilidad de departir con los músicos por los pasillos (nada más entrar, por ejemplo, me encontré cara a cara con Jonas Reingold, por ejemplo). La media de edad del público, media alta, como siempre, aunque había algunos adolescentes e incluso niños que daban un tono variado al respetable, a pesar de que predominaba la vieja guardia. Voy a comentar, día a día, lo que sucedió para que os hagáis una idea (y os dé envidia). Lo más impresentable del evento: la escasa asistencia, creo que ningún día se superaron los 250 asistentes, lo cual tuvo de positivo que se puede decir que los conciertos fueron casi "entre amigos". Pero creo, y me duele decirlo, que este país no se merece este tipo de acontecimientos.

JUEVES 1 de abril.

Abrieron el festival Agents of Mercy y Karmakanic, o lo que es lo mismo, unos músicos de campeonato, tocando el repertorio de las dos bandas en que de una u otra manera están implicados. Los temas de Agents of Mercy sonaron impecables, porque la calidad de sonido fue casi siempre perfecta. Lo que ocurre es que, aunque tocaron las canciones de más calidad de su album, no me acaban de convencer, es un planteamiento musical que no tiene una cohesión fuerte. Pese a todo, se desataban cuando alargaban los temas con improvisaciones jazzísticas, eso fue lo mejor. El cantante Nad Sylvan, es un tipo estrafalario, tan feo como el guitarrista de Pallas para que os hagais una idea, con una voz y una actitud gabrielianas que no trataba de ocultar. Roine Stolt, inconmensurable con su guitarra como siempre, Jonas Reingold impecable al bajo (aunque lo vi un poco envejecido, quizás a ello ayudaran los bigotes de morsa que lucía); Jaime Salazar, más que correcto en la batería (no se echó de menos a Zoltan Csorz); y sobre todo, Lalle Larssen un monstruo de los teclados, con sus solos de increíble velocidad y de impecable ejecución. La cosa mejoró con el repertorio de Karmakanic, y la toma de protagonismo de ese cantante majestuoso que es Goran Edman (antes le había hecho los coros a Sylvan y ahora se tornaron los papeles). El repertorio estuvo centrado en el último disco: "Send a message from the Hearth" (soberbia), "Two Blocks from the Edge", "Eternally" y sobre todo, "When earth meets the sky", del Wheel of Life, sonaron increíbles, con un papel destacadísimo, de nuevo, de

Lalle Larssen (con los ojos pintados, por cierto) y de Goran Edman (!qué voz!).

A continuación, después de un necesario descanso, tomaron el escenario los veteranos Colin Bass y Jan Schelhaas, que ofrecieron un set acústico, con teclado y guitarra/bajo, en el que interpretaron temas de sus discos en solitario y se atrevieron con alguna canción de Camel, del disco "Nude" (donde ambos coincidieron) e incluso una muy bien defendida versión de "Never let go". Sus tablas y su dominio de la situación, hicieron muy agradable la actuación, que pasó muy rápido a pesar de durar más de una hora y cuarto.

Y para cerrar la primera jornada, el gran Steve Hackett, con su banda eléctrica. El comienzo fue demoledor, con "Mechanical Bride", que nos hizo saltar, literalmente, de los asientos, con una potencia de sonido y un juego de luces impresionante. La banda sonaba brutal, acompañando a Steve el increíble bajista Nick Beggs (antiguo miembro de Kajagogoo) que apareció vestido de mujer, con chistera y gafas de sol; el batería Gary O'Toole, magnífico; el viejo conocido Roger King a los teclados; Rob Towsend a los vientos; y Amanda Lehman (!qué mujer!) a la segunda guitarra y a los coros.

Además de algunos temas de su último disco, el repertorio fue alucinante: de su

carrera en solitario "Everyday", "Ace of Wands", "Spectral Mornings" entre otros; pero lo mejor fue cuando afrontó temas de Genesis: "Firth of Fith" enterita y muy fiel a la original, con intro de piano incluida, cantada por el batería (muy bien por cierto) y sin esos arreglos orquestales que ofrecía en el Genesis Revisited por ejemplo; fue la versión completa, aquello era increíble, la gente no daba crédito a lo que veía y oía, hasta un espontáneo se

acercó al escenario a adorar a Steve. El papel de Roger King en los teclados, magistral. Luego de interpretar una parte acústica con "Walking Away from Raimbows" y "Horizons", comenzó a tocar en la guitarra "Blood ofn the rooftops", cantada de nuevo por el batería,

una versión emocionante, con un papel destacado de Rob Towsend. También sonó, completa, "Fly on a whinsield" y, para teminar, "Los Endos". Aquello era apoteósico. Hubo tiempo también para un solo de stick a cargo de Beggs y un solo de batería, tremendo, a cargo de O'Toole. En fin, un conciertazo para quedarse atónitos.

VIERNES, 2 de abril

El segundo día, la asistencia fue algo menor, pero el frío el mismo. Abrieron el fuego los renacidos Cai, que sustituyeron a última hora a los noruegos Magic Pie, a los que se les había quemado el estudio de grabación con todo su material. De los originales Cai solo estaban Diego Folpiani y José Antonio Mariscal, que junto con el nuevo teclista, Blas Lago, y un bajista del que no recuerdo el nombre, presentaban su nuevo disco "Metáforas de Luz". Instrumentalmente estuvieron impecables, con su jazz fusión y sus toques andaluces y árabes, pero la voz de Folpiani no me acabó de convencer. No obstante, la actuación fue mucho más que digna, pese a la frialdad (no sólo física) del ambiente.

A continuación subieron al escenario los alemanes RPWL. Como siempre, tremendos profesionales, aunque hay que decir que el sonido no fue todo lo bueno que cabría esperar en este caso. El concierto, sin embargo, no fue malo, ellos se entregaron a tope pero Yogi Lang, el cantante, no tenía la garganta en muy buenas condiciones, y eso hizo deslucir un tanto el resultado final. El repertorio no ayudó mucho (aunque no faltaron "Roses" y "3 Lights") pero engancharon bien con el escaso público en "This is not a prog song", en el cual ofrecieron un curioso medley: se tratraba de que el público adivinase, con acordes de unos segundos, qué canción clásica del progresivo estaban tocando ysonaron bastantes (Yes, Genesis, Pnk Floyd, etc.), con unas proyecciones de lo más divertidas de fondo. Merece destacarse "Day of My Pillow", que enlazaron con una versión muy vibrante de "I Know what i Like", y, por supuesto, el cierre, con un gran interpretación de "Hole in the Sky".

Y el cierre de la jornada, con los entrañables Pendragon. Con un Nick Barrett vacilón con el público, a costa del frío, al que se ganó instantáneamente, sonaron increíblemente límpidos y potentes. Abrieron con "Indigo" y a lo largo del concierto tocaron todos los temas del Pure, incluso la suite "Comatose" completa. No faltaron los clásicos, "Paintbox", "Last Man of Earth", "Nostradamus", "The voyager", "And we'll go hunting deer", "If I Were The Wind (and You Were The Rain)" (increíble como sonó), que tomaron una nueva dimension gracias a la labor del nuevo batería, Scott Highman, que es una bestia parda con su instrumento. Al final nos pidió Nick que nos aproximáramos al escenario, para combatir el frío, y ofrecernos, casi en familia, un medley apasionante que cerró un concierto impecable e inolvidable de este grupo que, desde Barrett a Gee, pasando por Nolan, tienen algo especial. Por cierto, que Nolan estaba especialmente risueño y relajado, como en general todos los músicos que actuaron estos días.

SÁBADO 3, de abril

Y el último día del festival, con cuatro bandas, en un maratón que se preveía intenso. Y así fue. Empezaron los franceses Lazuli, que presentaban su último disco "Réponse incongrue á l'ineluctable". Los conocía de su "En avant doute=85" y me parecían muy interesantes. Pero lo que allí oímos superó cualquier previsión. Su contundencia fue apabullante, un sonido alucinante, donde sobresalían las notas que salían del Léode, el instrumento parecido al stick diseñado por ClaudeLeonetti,

el líder de la banda, que tiene una brazo inutilizado por un accidente de moto. Su directo es, creedme, impresionante, vale la pena verlos, no os los perdais en el Minnuendo, donde creo que actuarán. Y eso que no llevaban bajo, su papel se lo repartían entre Claude y uno de los guitarristas, nuevo componente de la banda. Especial mención para el cantante Dominique Leonetti (hermano de Claude). Luego me firmaron el disco, y son unos tipos encantadores y accesibles.

A continuación entraron en escena After Crying, precedidos por el coro de niños que abre su disco De Profundis. Traían un nuevo cantante, orondo y con una larga melena, con pose casi heavy que no lo hacía nada mal. Era la primera vez que los veía y la verdad es que son unos virtuosos ante los que hay que sacarse el sombrero. Tocaron varios temas nuevos (cantados en inglés, por cierto) que formarán parte de su próximo disco, y el resto del repertorio fue sorprendente, porque no abundaron en las canciones que suenan en sus discos en directo. Destacaría "Modern Idok", el solo de cello de Peter Pejsik (que no porconocido deja de ser alucinante), la pieza para piano a cuatro manos interpretada por Zoltan Lengyel y por Balazs Winkler (que tocaba a menudo el piano y la trompeta a un tiempo) y en general el papel de Ferenc Torma, el guitarrista, un señor calvo y de bigote que toca de una manera alucinante. Destaco también la versión de "Fanfare on the common man" que se marcaron casi para finalizar el concierto. Una actuación sobresaliente la de esos musicazos.

Y, por fin, Premiata Forneria Marconi. Iba yo con ciertos prejucios, por la edad de los tres "supervivientes" y por el repertorio que nos iban a ofrecer. Todo se vino abajo tras los primeros acordes. !DESCOMUNALES! Fue, sin duda, el mejor concierto de todos. Mostraron un dinamismo y una potencia que puede servir de lección a muchos niñatos que se creen algo en el mundo de la música. Aquello fue apoteósico: el señor Fanz di Cioccio se ganó al público e hizo con nosotros lo que quiso. No sólo cantó de forma impresionate sino que su forma de tocar la batería es escalofriante. Patrick Djivas, magistral al bajo y Franco Mussida sacando mil historias fantásticas de sus guitarras. Por encima, los músicos acompañantes, un violinista/teclista y otro teclista (con Hammond de los antiguos y mimi moog incluidos), así como el segundo batería, eran tremendamente competentes, por no decir sobresalientes. Y el repertorio no tuvo desperdicio pues no sobró ni un gramo: abrieron con "Appena un pó" cantada en inglés (por tanto, "River of Life") pero allí sonaron susmejores temas de los setenta: "L'isola di niente", "Dolcissima María", "La luna nuova", "Impressione di Setembre", y otros más recientes pero igual de buenos como "Maestro Della Voce" o un tema del "State d'imaginazzione", que no recuerdo el título pero que era maggnífico.Por supuesto, "É Festa" cerró el concierto, con todo el público cantando y coreando

al ritmo que nos marcaba di Cioccio. Pero lo mejor fue cuando ya abandonaron el escenario entre ovaciones y los técnicos se disponían a recoger los bártulos: salió di Cioccio y nos preguntósi queríamos más. Por supuesto que sí, y allí, al lado del escenario, a dos pasos de ellos, nos interpretaron (o interpretamos entre todos, mejor) "Il pescatore", un cierre divertido y antológico, para un concierto apoteósico, por supuesto, el mejor concierto del festival, y quizás el mejor concierto al que haya asistido en toda mi vida. Grazie!!!

Y por último, quedaba el presunto plato fuerte de la noche, la reunión de los Planet X originales, es decir, Derek Sherinian, Tony MacAlphine y Virgil Donati, acompañados del bajista Doug Shreeve. Indudablemente son unos monstruos de sus instrumentos, y tocan como quieren pero el concierto fue decepcionante y, por momentos, tedioso. Por una parte, hubo problemas técnicos con los teclados de Sherinian, que estaba de bastante mala leche casi todo el tiempo, discutiendo por señas con los técnicos. Luego no había feeling entre los músicos, parecía como si fuera la primera vez que tocaban juntos. Y además, no había "alma": por momentos daba la

impresión de ver tocar a robots bien adiestrados, cada uno concentrado en su labor, que desenvolvían impecablemente pero sin fuego. Salvo momentos puntuales, no fue, en mi opinión, un concierto para recordar, aunque he de decir que pudo influir en mi percepción el cansancio acumulado. El solo de guitarra de MacAlphine y el de batería de Donatti se me hicieron tremendamente extensos, y me hicieron mirar el reloj en varias ocasiones. Encima no hubo solo de Sherinian que era el que muchos esperábamos. Este último fue el único de los artistas al que le vi ciertas actitudes de "divo" que no empañaron ni mucho menos el buen ambiente que reinó a lo largo de esos tres días inolvidables.

En resumen: nunca olvidaré estos días, me parece increíble haberlos vivido. Mi gratitud para Rafael Piñeiro, por la impecable y exitosa organización. Un 10. La pena es la exigua asistencia que me parece que influirá que no se repita el año que viene, aunque seguiré soñando. En cualquier caso, era consciente de que había que disfrutar cada momento como una situación única e irreptible, y eso quedará indeleble en mi memoria.

Alberto Pazo

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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