Temas
- Opium Haut Opi Um (5:32)
- Crazy Marck (4:16)
- Pudding Exploison (9:11)
- Walpurgisnacht (6:06)
- Galappagos (4:30)
- Schwanenflug (4:35)
- Zombie D"Amour (5:18)
Integrantes:
- Ollie Ernst: teclados
- Michael Krenke: bajo, Siefkophone
- Thomas Krenz: guitarras, percusión
- Micky Schmidt: batería, percusión
Desde Alemania, Zebulon y su único homónimo disco de 1980 emergen en Internet
como designios de un tesoro hasta ahora perdido dentro del negocio musical de
los últimos 45 años. Condenado a ser una pieza de colección para afanosos
buscadores, "Zebulon" se revela como un catálogo de bellas piezas
instrumentales encuadradas bajo coordenadas sinfónicas, con algunos elementos y
dinámicas rítmicas de corte jazz-rockero utilizados para envigorizar el
colorido inherente a las composiciones. Tratándose de un cuarteto de guitarra,
teclados, bajo y batería, cabe destacar el rol que cumplen los teclados (tanto
de forma protagónica como desde el trasfondo) a la hora de asentar los matices
melódicos de cada tema, aunque eso no significa que la guitarra no cuente con
amplios espacios para su propio lucimiento.
"Opium Haut Opi Um" abre el disco con un aire de alegría y extroversión, al
modo de una fusión de Atlas y Camel (etapa 75-76). Hay un lirismo siempre
presente, cuidadosamente desarrollado a través de las cohesivas variantes de
motivo y ambiente que tienen lugar. Aquí hay un cierto predominio del teclado,
mientras que en "Crazy Marck", el siguiente tema, es la guitarra el ítem
prevalente. Simultáneamente, la labor de la dupla rítmica resulta vital en los
diseños meticulosos del groove y la dinámica de cada pieza en aras de mantener
una expresividad consistente. Tras estas dos manifestaciones de espiritualidad
colorida y grácil llega "Pudding Exploison", pieza que con sus poco más de 9
minutos de duración se instaura como la más extensa del álbum. El grupo decide
para esta ocasión bajar las dosis de extroversión y enfilarse hacia dimensiones
más patentemente reflexivas. El talante Cameliano todavía está muy presente en
el sonido grupal, aunque ahora también cabe mencionar referencias a lo que
Novalis había dejado de hacer por aquel entonces en nombre de la ideología
progresiva: sinfonismo de ribetes cósmicos. La segunda mitad del álbum se abre
con "Walpurgisnacht", el cual vuelve al colorido espiritual inicial con un
peculiar énfasis en el swing jazzero, el cual incluso puede sonar un poco
cercano al modelo Canterburyano en algunos pasajes determinados, pero
esencialmente se sigue tratando de prog sinfónico. "Galappagos" va por la misma
senda, retomando en buena medida el estándar de "Crazy Marck", mientras que
"Schwanenflug" se refugia en la languidez para apelar a un ambientación
melancólica: en este último caso, el lirismo relajado porta una belleza
flotante, al modo de un buen lento de Finch o de Focus. El disco se termina con
"Zombie D"Amour", tema que a pesar de su bizarro título, se dedica a rizar el
rizo de la gracilidad extrovertida que ha marcado la mayor parte del repertorio
precedente.
Muy bonito disco este de Zebulon, un testimonio muy peculiar de cómo todavía
quedaba algo de inventiva artística bajo el molde clásico del estilo progresivo
en el mercado fonográfico a poco de fenecida la década de los 70s. Se trata de
una recomendación preciada para coleccionistas del género, especialmente
aquellos que nunca tienen cómo hartarse del paradigma Cameliano.
César Mendoza
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