Temas
- Pink Sky
- Chapter Seven
- Love
- Whole
- Mists of Babylon
- The Leaf Clings… Quivers
- Turning My Head
- Blue Sun
- Stumpy Shuffle
- Everything
- Pedal Giant Animals
- Stan Whitaker: guitarras, bajo, percusión, voz
- Frank Wyatt: pianos, teclados, saxos, flauta, WX-5 wind controller coros
Colaboradores – Pete Princiotto (bajo), Chris Mack (batería, percusión)
Después del evento de “The Muse Awakens”, Happy the Man dejó pendiente la tarea
de grabar un disco sucesor por tanto tiempo que, a fin de cuentas, Whitaker y
Wyatt decidieron concretar su catálogo de nuevas ideas musicales como dúo. Este
catálogo completa una duración total de 53 minutos repartida a través de 11
piezas. Algunas de las piezas contenidas en este “Pedal Giant Animals” ya
existían durante las sesiones de ensayos para “The Muse Awakens”, pero en su
momento no pasaron el proceso de depuración final. Ahora que existe Oblivion
Sun como un grupo definido que prosigue por la senda progresiva propia de HTM,
podemos apreciar este disco como un tránsito entre ambas bandas. El que después
sería baterista de Oblivion Sun, Chris Mack, actúa aquí como invitado.
Una vez dicho lo anterior, cabe precisar que este tránsito no supone un
sucedáneo del sonido HTM: de hecho, el dúo de Whitaker y Wyatt asume una
posición más ecléctica en su propuesta musical y un tenor más intimista en los
ambientes predominantes de sus composiciones. El disco comienza de frente con
las tonalidades románticas de ‘Pink Sky’, donde los efluvios del piano de Wyatt
y el canto evocativo de Whitaker asumen el liderazgo del candor reflexivo con
poética delicadeza. Más adelante, ‘Love’ volverá decididamente por esta vena
meditativa con base de piano, acercándose al modelo de las baladas del disco
“Better Late…”. ‘Whole’ sigue a continuación con sus melodías de piano y
atmósferas reflexivas y lentas… ?podría parecer que estamos frente a una
compilación de canciones de amor? Podría parece, pero no tanto si advertimos
que ‘Whole’ es un tema articulado al modo de una pieza de cámara con
tonalidades que coquetean con el new-age. En todo caso, puede llamar la
atención que autores de temas tan enérgicos y fastuosos como ‘Stumpy Meets the
Firecracker in Stencil Forest’, ‘Knee Bitten Nymphs in Limbo’, ‘Ibby It Is’ o
‘New York Dream’s Suite’ (de discos antiguos de HTM) tengan en mente las
composiciones lentas de manera tan recurrente. La balada ‘Everything’,
compuesta por Whitaker al igual que ‘Whole’, sigue un esquema de pop-rock
acústico: esta aventura con el mainstream nos ofrece poco menos de 3 minutos de
relax.
‘Chapter Seven’ nos ofrece, por otra parte, una vena muy rockera, dando peso a
los riffs guitarreros que se desarrollan en ágiles escalas sobre un compás
semi-lento de 7/8. Es un tema de esquema sencillo pero con obvias pretensiones
progresivas jazzeadas. Posteriormente, ‘Stumpy Shuffle’ nos ofrecerá un esquema
de trabajo similar pero con más gancho, e incluso asumiendo explícitamente un
nexo con la sonoridad general de “Crafty Hands”. ‘Mists of Babylon’ instala un
medio camino entre el jazz-rock y el jazz-fusión sobre una base melódica de
inspiración medio oriental – el comportamiento de la dupla rítmica genera un
dinamismo adecuado para el desarrollo del motivo central, y el solo de saxo de
Wyatt es simplemente asombroso. Las piezas ‘The Leaf Clings… Quivers’ y
‘Turning My Head’ nos traen sendas reminiscencias de la faceta patentemente
lírica de HTM, y teniendo en cuenta que ‘Turning My Head’ contiene algunos
giros particularmente ingeniosos en los desarrollos melódicos y ambientes, es
la que más llama la tención de esta dupla, sonando casi a un remanente del
disco debut de 1977. Inmediatamente después de este despliegue de fastuosidad
típicamente progresiva viene ‘Blue Sun’, un cándido ejercicio de estilización
acústica en base a evocativos arpegios de guitarra en comunión con una flauta
que brilla en sus continuas florituras flotantes. El tema homónimo ocupa los
últimos 9 minutos del disco siguiendo el tenor predominante de atmósferas
intimistas, aunque con suficiente presencia de adornos y expansiones como para
volver a recordarnos lo que HTM significó en los 70s. Específicamente, aquí
hallamos un nexo con “Better Late…” aunque con una cuota extra de sofisticación
que nos remite al primer disco. Termina así “Pedal Giant Animals”, una obra a
la que hay que elogiar ante todo ser preciosista y de buena factura, no tan
cercana a los muchos momentos de esplendor que antaño nos dio Happy the Man,
pero sí una buena exponente del ímpetu creador de Stan Whitaker y Frank Wyatt.
César Mendoza
[Dedico esta reseña a mi amigo progresivo Hans, “el de la carroza”]
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