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 WALLENSTEIN: “Mother Universe” (1972)

Temas

  1. Mother Universe
  2. Braintrain
  3. Shakespearesque
  4. Dedicated to Mystery Land
  5. Relics of the Past
  6. Golden Antenna

Integrantes

  • Bill Barone: guitarras eléctrica y acústica, coros
  • Jerry Berkers: bajo, voz
  • Jürgen Dollase: teclados, mellotron, voz
  • Harald Großkopf: batería, percusión

“Mother Universe” es el segundo disco de Wallenstein, un trabajo en el cual el grupo decide afinar ligeramente su sonido, aligerarlo un poco de la polenta vertida sin apelaciones en su tremendo disco debut, pero sin por ello dejar de ser enérgico y arrollador dentro del marco sinfónico en el que encuadran su estilo progresivo. Los teclados de Dollase siguen ocupando un rol protagónico dentro del sonido grupal, incluso añadiendo adornos cósmicos en varios de los pasajes más llamativos del repertorio – por lo demás, cabe decir que el estilo del grupo practicado aquí es esencialmente una continuación del que quedó plasmado en “Blitzkrieg”. Las partes cantadas son más numerosas ahora – Dollase y Berkers tienen ímpetu pero no personalidades llamativas en sus roles alternados de vocalistas, con registros semejantes a los de Roye Allbrighton (Nektar) pero sin llegar a aproximarse a su carisma.

El tema homónimo abre el disco con una solemnidad emocionalmente envolvente, al modo de una cruza entre Genesis y Nektar en sus facetas más melancólicas. Incluso en las secciones más rápidas que emergen al modo de un clímax sostenido, la melancolía contemplativa sigue marcando el tenor emocional de la pieza. El rol del piano es vital a la hora de sostener una continuidad sólida a través de las variaciones que se desarrollan a lo largo del camino. Luego sigue ‘Braintrain’, una pieza con una introducción enérgica, más tirada hacia la lógica del jam, con solos de órgano y guitarra que se suceden e interponen sobre un motivo elemental desplegado en un compás trepidante. Las connotaciones blueseras del solo de guitarra (que ojalá hubiese sido más largo) hallan un espacio adecuado de sutil desarrollo cuando surge la sección cantada sobre un tempo más lento, más emparentado con el esquema estandarizado de las baladas rock-blues. La reaparición del motivo trepidante inicial se beneficia de una dosis extra de energía rockera, por lo que la guitarra dispone de un escenario más apropiado para lucirse con mayor destello. Aun así, me hubiese que el fade-out hubiese llegado un poco más tarde para que este solo final resultara un tanto más extenso. ‘Shakespearesque’ es una balada progresiva muy atractiva, cuyo broche está conformado por un motivo de inspiración barroca… y sí, una vez más nos encontramos con que el fade-out llega demasiado temprano, matando el potencial de cautivamiento que tienen esos hermosos arpegios de clavicordio eléctrico.

La segunda mitad del disco comienza con la que en mi humilde opinión es el mejor tema del disco, ‘Dedicated to Mystery Land’, casi íntegramente instrumental. Los pasajes instrumentales tienen una cautivadora intensidad creada tanto por la fastuosidad prepotente de los aportes complementarios de la guitarra y los teclados como por el dinamismo electrizante gestado por la afanosa sección rítmica. La parte cantada es breve, consistiendo en un interludio lento que opera como un contraste momentáneo frente a la explosiva coda instrumental. ‘Relics of the Past’ es una balada con base de guitarra acústica, lo cual sirve como pretexto para que Wallenstein incorpore y explore un recurso nuevo, el de las ambientaciones bucólicas y serenas de raigambre folk, algo muy semejante a The Moody Blues y Barclay James Harvest. ‘Golden Antenna’ clausura el disco con una onda juguetona, casi circense, afín a las cosas de Grobbschnitt, pero por supuesto, con un refinamiento más afiatado y un manejo más cuidadoso de las sutilezas que a medias se esconden detrás de la energía rockera propia del grupo.

En conjunto, “Mother Universe” no me parece un trabajo tan atractivo como “Blitzkrieg” dado que su repertorio no contiene las mismas dosis de magia e intensidad, pero ciertamente sigue siendo un disco bastante recomendable para los más exigentes coleccionistas progresivos. Wallenstein, tal como voy descubriendo, es una figura importante dentro de la vanguardia progresiva germana.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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