Temas
- God Is Good For You, John (4:28)
- Prolegomenes (11:43)
- Les Cycles de Thanatos (25:16)
- Hippotalamus Negrus (5:46)
- Ivanoe (4:35)
Integrantes
- Jean Pierre Vivante: pianos de cola y Fender Rhodes, órgano Yamaha
- Jacques Vivante: bajo
- Gérard Jovilet: saxos
- Christian Boissel: piano Fender Rhodes, oboe, corno inglés
- Jacques Gillot: saxos
- Jean-Michel Belaich : batería
- Alain Chaleard: percusión
- Maurice Sonjon: percusión
Colaboradores - Sunny James (violín en 1), Michel Boissel (fagot en 3)
Vortex es uno de los grupos pioneros de la escena progresiva vanguardista
francesa, prolífica en grupos que querían explorar caminos de tensión y
texturas metafísicas a través de una óptica estrictamente contemporánea. Cuatro
años después de editar un estupendo disco debut, Vortex aumentó su formación
previa de quinteto a octeto, incluyendo en esta ocasión a dos percusionistas
(además del baterista) y un tercer vientista que también tocaba algo de teclado
extra. De este modo, tenemos a un ensamble que quiere propulsar una dimensión
más orquestada de su sonido.
Con unos golpes de gong que parecen augurar algo particularmente ceremonioso
comienza "God Is Good For You, John", el cual pronto se transforma en un
exquisito viaje de claros tonos jazzeros. El rol protagónico que ocupa el
violín (a cargo de un invitado) permite a la pieza adquirir una prestancia
envolvente a lo largo del desarrollo de los motivos centrales; en la base, la
articulación establecida entre el piano eléctrico y el vibráfono hace que el
esquema rítmico adquiera un no-sé-qué mágico, un tanto afín al Gong de Pierre
Moerlen. "Prolegomenes" nos ofrece al ensamble en pleno, lo cual quiere decir
que el elemento orquestal ahora viene provisto por la dupla de vientos
conformada por Jacques Gillot y Christian Boissel. De este modo, lo etéreo y
ensoñador que prevalecía en la pieza de entrada ahora es reemplazado por
sonoridades más notoriamente gráciles. Aunque el grupo sabe manejarse muy bien
por la faceta más lírica de la vanguardia progresiva gala, y eso es algo que se
vuelve a confirmar en "Prolegomenes", se nota que la banda también es capaz de
manejar exquisitamente climas que aluden a la tensión y la oscuridad. De todas
maneras, el factor jazz-fusión sigue siendo el predominante hasta donde vamos
avanzando en el disco. De hecho que la circunstancia de contar con una nutrida
sección percusiva pesa de manera decidida en el peso que tiene lo rítmico
dentro de los arreglos finales del repertorio: en el caso específico de esta
pieza, la incorporación de algunos adornos de corte Latin-jazz es vital a la
hora de generar colorido en medio de la mayormente sutil tensión. Solamente en
su última cuarta parte es que la banda explora lo misterioso de la oscuridad
con mayor explicitación. La pieza homónima, monumental como es con sus 25 BC
minutos de extensión, sí se acomoda a sus anchas al estándar inquietante del
progresivo vanguardista francés. La introducción de fagot, corno y saxos es una
bella muestra de la enraizada fuerza que tiene el factor
stravinskyano-bartokiano dentro del chamber-rock francés (ojo que el disco
debut de Vortex es anterior a los de Univers Zero y Art Zoyd). Poco antes de
llegar al cuarto minuto, el ingreso gradual de percusiones (tímpanos, campanas,
rototoms, platillos, xilofón, etc.) va creando un opresivo clímax orquestal que
se hace debido eco del espíritu tanático que empapa al concepto subyacente a la
presente pieza. Los climas se hacen un poco más contenidos desde pasado el
minuto 7, aunque no hay en realidad constricción ni huecos en el desarrollo
musical, sino un refinado trabajo de suspensión y texturas. Recién en el minuto
14 se instala la batería para armar una secuencia rítmica propiamente
reconocible, pero ello no conlleva un tránsito a un ambiente radicalmente
distinto, sino más bien una reconstrucción fluida del misterio abrumador que
había estado imperando impunemente hasta ahora. En todo caso, ahora la
atmósfera está un poco menos densa: en especial, cabe destacar el rol de la
percusión tonal a la hora de aligerar un poco la bruma sonora. En el vigésimo
minuto, las cosas empiezan a robustecerse un poco, siendo así que de manera muy
elegante el grupo se revierte hacia un pasaje bastante extrovertido en su
estilizada neurosis. Lo tanático ve iluminados sus mortales colores bajo el sol
de la fastuosidad. Los últimos dos minutos de "Les Cycles de Thanatos" se basan
en un crescendo contenido, armado sobre texturas bien logradas en base a la
idea orquestal primordial - un gran final, sin duda.
Los bonus tracks de esta edición digital aportan una idea más completa sobre la
faceta más grácil de Vortex. "Hippotalamus Negrus" exhibe un swing llamativo
transportado sobre una cadencia fusionesca que tiene mucho que ver con el
Weather Report de la etapa Pastorius; vale también anotar el inocultable
recurso de tensión que rodea a la arquitectura sónica presente. En todo caso,
cuando arribamos a un pasaje más relajado, la ambientación evocativa resultante
se alimenta de un efectivo lirismo que hace desear que dicho pasaje fuese más
extenso, a fin de cuentas. "Ivanoe", por su parte, se introduce con una
vibración más agresiva a partir de un replanteo free-jazz del estándar
magmiano, para luego derivarse hacia un esquema fusionesco más amable. El
atractivo del motivo central invitaba, una vez más, a un desarrollo un poco
mayor, pero con todo, resulta un broche muy eficiente a la hora de concluir la
experiencia melómana con Vortex.
César Mendoza
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