Temas
- Les Kobolds (4:15)
- Warrior (12:10)
- Vacillements (3:35)
- Earth Scream (3:11)
- Soubresauts (7:59)
- Apesanteur (3:40)
- Three Days (5:53)
- Straight Edge (13:57)
- Retour de Foire (7:42)
- Les Cercles d'Horus (3:45)
Integrantes
- Michel Berckmans: fagot, corno inglés, oboe, melódica
- Kurt Budé: clarinete, clarinete bajo, saxo alto
- Pierre Chevalier: teclados, glockenspiel
- Daniel Denis: batería, percusión, sampler
- Dimitri Evers: bajo, bajo sin trastes
- Martin Lauwers: violín
Colaborador - Andy Kirk (guitarra en 2 y 5, percusión en 2)
!Qué gran disco! Univers Zero vuelve a sus raíces en pleno con su más reciente
oferta fonográfica "Clivages", la misma que exhibe de manera intensa y
convincente ese meticuloso trabajo de tensiones y ambientes ominosos que tanta
gloria habían dado a la maduración del género RIO a través de sus primeros
cuatro discos (desde "1313" hasta "Uzed"). Por supuesto que no quiero implicar
que la música de Univers Zero se había hecho más "suave" desde su disco de
retorno de fines de los 90s "The Hard Quest": a lo que me refiero es que UZ ya
no recurre tanto a sortilegios atmosféricos que tuvieron una fuerte presencia
en discos inmediatamente anteriores, sino que se enfila más concienzudamente
hacia la construcción de ambientes poderosos en un calibre oscuro muy fiel al
típico estilo histórico de la banda. Con la firme y persistente guía del
baterista/percusionista Daniel Denis y la estrecha cooperación del vientista
Michel Berckmans, tenemos en este disco todo un clásico instantáneo del
chamber-rock=85 !y seguro que también un componente del futuro Top 5 progresivo
del año 2010!
Vayamos ahora al repertorio mismo. Los primeros cuatro minutos y pico del disco
están ocupados por el grácil tema 'Les Kobolds', el cual destila aires
vanguardistas bien equipados bajo una arquitectura sonora muy sensible a las
tonalidades exóticas de raigambre indoeuropea - la clave de la pieza se centra
en los ágiles colores dibujados por las maderas y el violín. A continuación
sigue uno de los dos temas épicos del disco, 'Warrior', compuesto por el
guitarrista Andy Kirk, quien fuera miembro de la banda y ahora solo es un
invitado (de lujo) ocasional. Sobre un trasfondo casi "mecanizado", el preludio
genera un aire de expectativa que poco a poco prepara la emergencia de oscura
languidez que se instala desde antes del minuto 2. El violín empieza ocupando
un lugar central en la instrumentación, lo cual ayuda bastante a sustentar el
clima tétrico tan oportuno para el momento. No se puede negar el uso de
reminiscencias tanáticas a la etapa del "Heresie" y el "Ceux Du Dehors". Bajo
una apariencia de solemne monotonía se realiza un inteligente juego de
variantes sobre ciertas cadencias básicas que se va robusteciendo hasta que
poco después de la barrera del sexto minuto, se genera un clímax encendido que
aterriza en otra demoledora sección misteriosa en la que el fagot y el
clarinete bajo comparten el rol central; a partir de ahí, se arma otro clímax,
menos explícito pero igualmente denso. 'Vacillements' entra en acción para
incorporar algo de fresco lirismo al asunto después del despliegue de tensa
oscuridad que tuvo lugar con la pieza precedente. Por su parte, 'Earth Scream'
se basa en el sampleo de masivos sonidos industriales, un experimento de
musique concrete en su estado más primigenio a cargo del maestro Daniel Denis;
en este aparente desbalance entre la evocación naturista del título y el
talante industrial del esquema sonoro, me parece que el título satiriza la
capacidad del hombre de enajenar el ser natural del mundo y convertirlo en una
extensión de las máquinas (en fin, especulaciones mías). 'Soubresauts' nos
despierta a majestuosos sobresaltos que emergen desde enérgicas cadencias
académicas perfectamente sobrellevadas a través de variados juegos de matices
que me hacen recordar un poco a "Uzed". Las maniobras de síncopas que se
elaboran a partir de los 4 374 minutos son sencillamente impresionantes.
No me canso de repetir que estamos ante una labor de recuperación de la esencia
primigenia de UZ, y temas como 'Apesanteur' y 'Three Days' se encargan de
realzar esta idea infinitamente - los ágiles juegos de las maderas en el primer
tema hallan un efectivo cimiento en la impecable dupla rítmica de Denis y
Evers, mientras que la arquitectura tímbrica de las cuerdas y maderas en el
segundo se explayan en una belleza misteriosa, muy a lo Rachmaninov con Grieg.
A continuación sigue 'Straight Edge', el otro tema épico del disco. El doliente
solo de violín con que comienza el tema se ve pronto acompañado de amenazantes
escalas de piano, y así empieza a armarse el cuerpo central. A poco de pasada
la barrera de los 3 minutos, el grupo ya se halla en un trance espectacular, el
cual se extiende hasta el minuto 7, que es cuando el ensamble pasa a recorrer
unos senderos más sutiles, reposados aunque inquietantemente intrigantes.
Cuatro minutos después, lo intrigante abre su ventana para que la oscuridad
exterior se apodere de todo, permitiendo que el cuerpo central se retome en un
magnífico reprise intensificado. El golpe final de 'Straight Edge' es brutal, y
puesto que no se trata de la última pieza del disco, es de agradecer que
'Retour De Foire' nos brinde una brisa un poco más refrescante a través de sus
climas más reposados. De todas maneras, el gusto por lo grisáceo y lo tenso no
desaparece realmente, y ciertamente, prestando atención al armado del compás
lento de este tema uno puede imaginar una triste procesión en el purgatorio.
Todo tiene su fin, y el fin de "Clivages" llega con 'Les Cercles d'Horus', tema
que nos muestra a un invitado especial en la batería - Nicolas Denis, hijo de
Denis. El tono lánguidamente marcial de esta pieza patentemente minimalista le
permite operar como un pertinente complemento al tema inmediatamente
precedente, siendo así que el tono elegíaco se siente, a la vez, reforzado y
más etéreo.
?Qué más puedo añadir sobre esta nueva gema gestada por Univers Zero?, ?que es
un trabajo brillante? Ciertamente una conclusión como ésta no sorprendería al
lector que me ha prestado atención. "Clivages" es una gozada de principio a fin
que no defraudará para nada a los seguidores acérrimos de las vertientes más
decididamente vanguardistas del género progresivo.
César Mendoza
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