Temas
- New–New / Danza de Ballenas
- Desolación
- En la Piedad de los Dioses
- Casi Fue
- El Conducto
- Gravitaciones
- El Cortito M.K.
- Tiburón en Marcha
- Linden
- Parafinal
Integrantes
- Ignacio Scarsella: guitarras eléctrica y acústica
- Mario Gimeno: batería y efectos
- Roberto Medina: violines eléctrico y acústico
- Jorge Dal Cin: bajo
- Gabriela González: teclados
Ünder Linden ha lanzado por fin su disco debut homónimo, después de años y
años moviéndose dentro del circuito del rock progresivo y vanguardista en su
Argentina natal. En todo este tiempo, Ünder Linden ha ido conquistando a un
público de culto que celebra entusiastamente su dinamismo melódico y sonido
envolvente. Formado por músicos que tienen tras de sí un amplio bagaje
histórico dentro del rock artístico, este grupo tiene una sensibilidad muy
profesional a la hora de armar sus ideas melódicas y traspasarlas a las
ejecuciones bien amalgamadas de parte del ensamble. Camel y Focus (en su
faceta más sinfónica) son los referentes más usualmente mencionados para
designar las características esenciales de su estilo, y en efecto, se notan
en no poca medida, aunque también caben señalar otros puntos de referencia
como el Hackett solista y el jazz-rock contemporáneo. La línea de trabajo
del grupo consiste más recurrentemente en progresiones y expansiones sobre
ideas composicionales sencillas, haciendo un ingenioso manejo de la
simplicidad hasta el punto de que ésta engañosamente oculta un complejo
trabajo de preservación y reelaboración de ambientes bien definidos. Los
solos se reparten entre la guitarra y el violín en “dosis” respectivas de
60% y 40%, mientras que los teclados se concentran en elaborar atmósferas y
sostener orquestaciones a modo de puentes entre la dupla Scarsella/Medina y
la dupla Dal Cin/Gimeno.
‘New–New / Danza de Ballenas’ comienza con un preludio calmo, majestuoso sin
ser ostentoso, cimentando lo que es todavía el germen del motivo central;
cuando los decibeles aumentan y poco a poco se va incrementando el
despliegue de energía de parte del ensamble, el motivo se desarrolla de
manera contundente, pletórica de dinamismo y gancho. La interrelación de
guitarra y violín da más peso a la mutua complementación que al desafío,
aunque también hay un poco de esto último, pero la esencia equilibrada de
sus diálogos va a tono con el esquema controlado que el grupo utiliza en su
operatividad – dado su esplendor musical, se trata de un muy oportuno tema
de entrada. Con el significativo título de ‘Desolación’ tenemos simplemente
un interludio de puerta que se abre, sonidos de viento, y la misma puerta
que se cierra para dar inicio a ‘En la Piedad de los Dioses’, un tema basado
en climas serenos, con tintes de melancolía, pasando en su última parte a
una sección más intensa; tal vez tengamos aquí los pasajes más conmovedores
de violín de todo el disco. ‘Casi Fue’ se focaliza en lo contemplativo, casi
al modo de un lento de Satriani o Vai: melodicismo estilizado ensoñador,
alimentado por una energía tan real como contenida. La polenta sube
notoriamente en ‘El Conducto’, una pieza que rescata plenamente la vibración
típicamente progresiva de los dos primeros temas: el grupo maneja con su
impecable sentido del equilibrio las variantes de ambiente a través de las
cuales se desarrollan los motivos centrales. Éste es un pico del disco, no
me cabe duda.
‘Gravitaciones’ sigue adelante con el aumento de color rockero, pasando
incluso a coquetear más abiertamente con los estándares del rock duro en
cuanto al despliegue de los riffs y fraseos de guitarra; esta línea de
trabajo permanece en ‘El Cortito M.K.’, un medio-tiempo en el que se nos
retrotrae a la faceta melancólica de Vai-Satriani que ya había sido evocada
en un tema anterior. ‘Tiburón en Marcha’, a pesar de ostentar un título que
nos remite a las tanáticas películas de terror animal que Spielberg y otros
pusieron en boga en los 70s y 80s, es todo lo contrario, un ejercicio de
melancolía contemplativa sostenido dentro de un esquema cándido en su
sencillez. ‘Linden’ comienza con una tonalidad reflexiva y misteriosa, casi
grisácea, hasta que en la segunda sección surge un compás más intrépido, con
lo que se da un contexto para que los músicos desarrollen pasajes más
explícitos. ‘Parafinal’ aparece registrado en los créditos como un bonus
track en homenaje al grupo Fahrenheit, de donde provienen algunos
integrantes de UL. En lo que a mí concierne, esta pieza funciona muy bien
como un cierre integral del repertorio, debido al gancho de su motivo
principal y al sobrio manejo de las variantes de ritmo y ambiente que tienen
lugar: sus apelaciones a las influencias de Camel, el Genesis 76-78 y Crucis
ayudan al grupo a dejar al oyente un imperdible sabor en los labios al
concluir el disco. Se trata de otro pico indiscutible del disco.
“Ünder Linden” es un ítem imperdible para los coleccionistas que sigue
teniendo genuina fe en el género progresivo de los últimos años; Ünder
Linden es un grupo que ya está dando mucho de valioso a la actual escena
progresiva sudamericana, y que merece llamar la atención a nivel mundial.
César Mendoza
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