Temas
- Lahtuma (8:43)
- Street Sex (7:23)
- Contaminated Man (6:38)
- Geodesic Portico (7:19)
- Cessathlon (10:43)
Integrantes
- Kjetil D. Brandsda: bajo
- Anders S. Hana: guitarra, efectos
- Kjetil T. Mæster: saxofón, efectos
- Morten J. Olsen: batería, vibráfono
Fundado en 2003 por el saxofonista-clarinetista Frode Gjerstad, quien es una
auténtica leyenda viviente del jazz vanguardista de su país, Ultralyd ha venido
aportando sonidos y vibraciones intensas e interesantes dentro de la avanzada
jazz-rockera y progresiva, de forma discreta pero consistente, desde la
aparición de su homónimo álbum debut en el mismo año 2003. Tras la edición de
su segundo disco "Chromosome Gun" en 2005, Gjerstad dejó el proyecto para ser
reemplazado por Kjetil T. Mæster: así, el grupo pasó de estar enfocado en el
free-jazz con vigor rockero extra a focalizarse hacia un estilo más arisco, más
siniestramente exquisito, abierto a las huellas e indicios del rock de
vanguardia y a las orientaciones más abiertamente posmodernas del discurso
jazzero contemporáneo. Lo que se escucha en su cuarto disco "Inertiadrome", el
cual reseñamos en esta ocasión, se enraíza en los legados de This Heat y una
"versión industrial" de las facetas más oscuras de Magma, amén de afinidades
con bandas aventureras contemporáneas como Zs, Fire! y Combat Astronomy.
"Lahtuma" abre el disco con un aura de incertidumbre donde el prólogo porta una
ambientación industrial abstracta. Una vez que el bajo entra en acción con su
efectiva pulsación distorsionada, el ensamble se apresta a edificar una
estructura sónica donde la cadencia machacante dicta con mano de hierro el
espíritu inquieto esencial de la pieza. Esto es Zeuhl con impurezas inspiradas
en el noise y el aspecto industrial del jazz-rock de vanguardia: incluso los
quiebres que incorpora el baterista a su aporte rítmico le da un añadido matiz
tribal al asunto. Prosiguiendo por este clima de tensión y neurosis, "Street
Sex" ofrece una vibración dinámica y oscura, una vibración donde se destila
algún tufillo Crimsoniano. La oscuridad cósmica satisface su apetito de
expansión a través de la exquisita arquitectura armada por el cuarteto:
particularmente notables son las intervenciones chillonas del saxo, siendo así
que su potencial perturbador es manejado con un cierto halo cósmico a fin que
no rompa con la torturada armonía interna del cuarteto. Para el siguiente tema,
"Contaminated Man", el swing de la batería se enfila más seriamente hacia la
matriz del free-jazz durante el desarrollo de las cadencias pletóricamente
extrovertidas, mientras que el bloque sonoro grupal evidencia un realce del
factor psicodélico en medio de la dinámica cuasi-Zeuhl que impera con
inapelable robustez. "Geodesic Portico", por su parte, retoma la ingeniería
implacable de "Lahtuma" y la reconstruye con la siniestra vitalidad exhibida en
las otras dos piezas, recalcando durante el camino la dimensión cósmica que
había sido ocasionalmente explorada con anterioridad: bien se puede describir
como una síntesis de lo que la banda ha estado haciendo hasta ahora en
"Inertiadrome". Ocupando los últimos 10 BE minutos del álbum, "Cessathlon"
porta una insistente vibración saltarina donde lo reiterativo sirve para
edificar, ladrillo por ladrillo, una pared de estrés y visceralidad donde el
sonido sirve para exorcizar los fantasmas más oscuros del ego e impulsar
expresiones de rabia y frustración frente al imperio del súper-ego.
Oscuro y contundente, fiero y misterioso, todo eso es el sonido quintaesencial
de Ultralyd y todo eso es lo que se nos ofrece en "Inertiadrome", un disco
donde la música impone su carácter desde la impetuosidad de sus pulsaciones más
inquietantes. Los amantes de las vanguardias del progresivo y del jazz
contemporáneo tienen mucho que ganar al ponerse a investigar en esta banda
escandinava.
César Mendoza
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