Temas
- Chronometers (22:59)
- Come What Molten Cloud (2:52)
- Apparently (3:31)
- Courtesy of Your Focal Interest Span (0:44)
- Please Do Not Open Dr. Fischer (2:23)
- The Manilla Robots (2:21)
- Joe Crop On A Toxic Planet (5:09)
- The Bush (2:41)
- Mammoth Hide (1:34)
- Creature Comforts (1:29)
- Like A Machine That Only Works When It's... (1:59)
- Look At the Size Of That Sponge (1:45)
- Early American Ears (1:15)
- Three Days That Won't Soon Fade (2:53)
- You Eat Them Pears (5:05)
- Peacocks, Leopards and Glass (3:38)
- Crezner Ok (3:40)
- Blind Cave Tetra (2:46)
- Evening Hataiva (1:37)
- Six Thick Thistle Sticks (0:31)
- L (1:24)
Integrantes
- Tom Scott: clarinetes alto y tenor, flauta, oboe, saxos alto y soprano, voz,
xilofón, melódica, campanas
- Michael Zentner: guitarra, armónica, violín, voz
- Billy Swan: bajo, contrabajo, órgano, percusión, voz
- Stuart Abramowitz: batería, percusión, voz
- Dave Newhouse: órgano, piano, piano eléctrico, percusión, xilofón, voz
Antes de que lograra editar su primer disco oficial "Manna/Mirage" en 1978, el
aventurero ensamble estadounidense The Muffins llevaba más o menos 5 años
estableciendo un repertorio ampliamente basado en el Canterbury, aunque también
incluía elementos del jazz-rock que predominaba en varias esferas de su país,
además de ciertos recursos dadaístas y surrealistas inspirados en el primer
Henry Cow y en Zappa. Justamente este disco "Chronometers", editado a inicios
de los 90s, recoge grabaciones caseras que el grupo realizó entre los años 1975
y 1976, cuando aún era un quinteto (para la época del "Manna/Mirage", The
Muffins había perdido a su guitarrista, y dicho sea de paso, el puesto de
baterista era ocupado por otro distinto al original). El repertorio recogido
aquí conforma todo un testimonio extemporáneo, aunque artísticamente valioso,
de todas aquellas potencialidades de imaginación e ingenio que se abrieron a la
mente musical humana de la mano del Canterbury a través del mundo: este grupo
merecía estar en el mismo parnaso que Hatfield, National Health, Matching,
Gilgamesh,=85 y bueno, mejor que nunca es que llegue tarde a nuestros oídos
este magnífico testimonio musical que no debe perderse en la niebla inapelable
del anonimato absoluto.
El tema 'Chronometers', el cual tiene una monumental duración de casi 23
minutos, es un tremendo buffet progresivo donde cada insumo, cada sazón y cada
condimento rebosa de exquisitez en medio de la algarabía de extravagancia que
tiene lugar. Los ágiles toques de xilofón, melódica, guitarra y bajo que
inician este viaje progresivo irradian un colorido grácil a modo de coqueto
preludio, siendo así que lo Canterbury inunda el espacio una vez que el
ensamble elabora plenamente la sucesión de motivos: tenemos aquí una
combinación del Soft Machine post-Wyatt y Nucleus (el Canterbury más duramente
jazzero), siendo así que los ornamentos atonales delicadamente retorcidos que
salen a colación más de una vez nos remiten un poco a Zappa y otro poco al
Henry Cow del "Leg End". Este grupo sabe sin duda lo que hace y tiene un
conocimiento detallado de cómo plasmar sus influencias en algo propio desde
donde se pueda reconocer su aporte especial - sobre todo, el personal de The
Muffins sabe funcionar como una unidad integral de varias identidades
cohesionadas en una visión común llena de vigor e ingenio. A partir del séptimo
minuto y medio, hay ciertos arreglos vocales, conversaciones, monólogos y
efectos de sonido televisivos que se engarzan con una sección tenue de corte
free-form, con lo cual se gesta una sección dadaísta que honra bastante este
tipo de recursos aleatorios que tan frecuentemente se utilizan en las
vertientes vanguardistas del progresivo. Poco antes del minuto 10'30", las
cosas vuelven al cauce de los motivos instrumentales por medio de un pasaje
bastante extrovertido, siempre inserto en la herencia jazzera del Canterbury.
En el décimo sexto minuto, el vuelo instrumental se detiene, con lo cual
pasamos a una sección marcada por acordes de piano eléctrico y casuales
conversaciones entusiastas entre borrachos que brindan sus jarras de licor sin
parar. Poco a poco se arma un crescendo que nos catapulta a una sección
tensamente atonal, la cual crea un aire de inaudita expectativa antes de
derivarse inesperadamente a otra sección más lirica - el guitarrista Michael
Zentner pasa a una doble secuencia de violines para este momento específico. La
coda mantiene parcialmente el tono lírico aunque con un grisáceo matiz cósmico
provisto por el sintetizador, instrumento que pasa al frente para los últimos
5o segundos. Vaya=85 !qué festín!... y eso que no hemos llegado ni siquiera a
la mitad de este banquete que se explaya antes nuestros oídos.
El resto del repertorio consta de varias piezas (!!20!!) de extensión mucho
menor, siendo así que muchas no llega ni siquiera a la barrera de los 2
minutos. Hay temas hilados en secuencias: 4-5, 9-14 y 17-21. La secuencia 9-14
es bizarra, traviesa, humorística e incluso insensata, pero cuánta dosis de
pulcra fineza invierten estos músicos en articular esta secuencia sin que se
les escape un ápice de sonido de sus manos. Pasaremos ahora a algunos temas
individuales, comenzando con 'Come What Molten Cloud', que es algo que pudo
haber sido concebido por el Soft Machine de "Bundles", así como 'Apparently'
nos remite a Isotope y al Soft Machine del "Six" y el "Seven". Esta última
impresión se reitera en mi mente cuando escucho 'Peacocks, Leopards and Glass',
el tema no. 16. 'The Manilla Robots' es una pieza que destila recursos
zappianos a través de un sólido filtro jazz-rock: definitivamente, teniendo en
cuenta su grácil gancho, ameritaba una expansión mayor a los menos de 2 minutos
y medio que le otorgaron The Muffins. 'Joe Crop On A Toxic Planet' desarrolla
un primer cuerpo central bastante lírico que va frontalmente a contrapelo de su
caótica introducción; su segundo cuerpo central expresa una estilizada
extroversión, aunque aparece en algún momento un interludio cálidamente
melancólico basado en finos trazos del violín. La secuencia de los últimos
cinco temas muestra algunas atmósferas grisáceas que no habían sido tan comunes
en lo que había precedido a lo largo del disco: es como si el grupo explorara a
ratos su faceta más misteriosa (atención al viaje de musique concrete que
'Blind Cave Tetra' ofrece como puente entre los temas que lo flanquean), aunque
con la breve parodia de música tropical que emerge en 'Thick Thistle Tricks',
nos queda claro que la banda nunca está dispuesta a abandonar su vibración
humorística. Balance final para "Chronometers": una joya musical de generosos
quilates que, bajo la guisa de oscura retrospectiva, nos muestra a The Muffins
como una banda genuinamente heroica dentro de los márgenes más desconocidos del
género progresivo a lo largo de su aún viviente historia.
César Mendoza
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