Temas
- Ancestro
- Alma
- Karnavaloide
- Supay
- El Viaje
Integrantes
- Luis Proaño: guitarra
- William León: quenas, zampoñas, tarcas, percusiones
- Renzo Danuser: bajo
- Felipe Valverde: teclados
- Neto Pérez: batería
El ensamble peruano Supay sigue vivito y coleando, y de hecho, ya está ad
portas de lanzar al mercado la versión final de lo que será su segundo CD de
larga duración. Mientras tanto, a inicios de este marzo, Supay se mandó con
este EP titulado “El Viaje”, el mismo que presentó oficialmente en un
concierto. Este registro contiene 5 piezas que ocupan poco menos de 25
minutos de excelente progresivo basado en sonoridades andinas, cuyos filos
rockeros tienen mucho de psicodelia de vieja escuela y rock duro.
Tal como me indicó en su momento el guitarrista Luis Proaño en una
conversación de hace seis meses, este nuevo material tiene como norma común
el realzar la dureza de los pasajes rockeros y el colorido de los pasajes
andinos a fin de trabajar su contraste mutuo. Es como si el ensamble se
hubiera dedicado especialmente a realzar y afinar los relieves de la cara y
la cruz a fin de darle un brillo renovado a la moneda en conjunto. Tras el
telúrico preludio ‘Ancestro’, una hermosa exhibición breve de vientos y
cadencias de suaves percusiones, se viene ‘Alma’, una pieza que encaja
perfectamente dentro de la descripción expuesta al inicio de este párrafo.
El motivo introductorio bluesero y las expansiones temáticas guiadas al
alimón por la guitarra y el teclado se engarzan muy bien con los pasajes
folklóricos. ‘Karnavaloide’ nos ofrece un momento de reposo con su
ambientación serena y amable, muy a lo “world music”. ‘Supay’ es una pieza
muy interesante en su colorido explosivo, centrado en las influencias del
Jethro Tull más rockero y el Pink Floyd 73-75: promete ser uno de los
pináculos del próximo disco, y lo mismo podemos decir de ‘El Viaje’. Este
cierre comienza con un hipnótico motivo en clave de bosanova, siendo así que
los vientos le dan una cadencia flotante al asunto. Cuando aterriza la
sección rockera, la pieza se remonta hacia un clímax estupendo. La
intensidad de este final produce una huella en la memoria del oyente
empático – la espera por el segundo CD se sentirá muy larga, en verdad.
César Mendoza
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