Temas
- Astromelia (8:44)
- Equinoccio (9:01)
- Venenos y Antídotos (12:12)
- Playa Desierta (7:44)
- Cosecha (6:56)
- Estación de las 12 (6:02)
- Final del Juego (7:19)
- Octubre (10:10)
Integrantes
- José Luis Fernández Ledesma: guitarras eléctrica y acústicas de 6 y 12
cuerdas, piano, piano Fender Rhodes, sintetizador
- Margarita Botello: voz, piano, acordeón
- Alejandro Sánchez: violines acústico y eléctrico
- Hugo Santos: Grand stick, bajo sin trastes, loops
- Adrián Zárate: batería
Saena es el nombre de un ensamble nuevo de veteranos de las escenas musicales
progresiva y experimental de México. Formado y forjado en torno a las figuras
de José Luis Fernández Ledesma y Margarita Botello (el nombre del grupo
proviene precisamente de un tema incluido en el disco “Designios” de JLFL),
este ensamble se caracteriza por crear un estilo sinfónico original, presto
siempre a crear amalgamas sonoras bien orquestadas, muchas veces sazonándolas
con oportunas dosis de prog folk y fusión, además del chamber-rock en ciertas
ocasiones muy contadas, pero en líneas generales el peso estético de Saena
sigue siendo sinfónico en esencia. Ya que mencionamos a “Designios”, este disco
es una buena referencia para varios de los recursos estilísticos de los cuales
hace gala Saena en este hermoso disco debut. Los violines de Sánchez ocupan un
lugar particularmente destacado cuando los solos emergen, por lo que es muy
común que las melodías y armonías tengan su norte en los diálogos entre ellos y
el canto de Botello. En cuanto a las armazones y estructuras de los temas, JLFL
se luce bastante en su doble labor de guitarrista y teclista, mientras que la
dupla rítmica acomete su labor fundante con solidez a través de las fluidas
variantes de motivos y ambientes que tienen lugar. La destreza técnica de
Santos al bajo y al stick le permite colaborar varias veces con el aspecto
melódico, creando puentes entre el violín y las bases de teclado y guitarra.
Con unos cálidos y breves sortilegios de violín y canto comienza ‘Astromelia’,
tema donde el grupo demuestra desde el punto de arranque que su apuesta musical
es por crear expansiones a través de las interacciones de los instrumentistas,
apuntando siempre al reforzamiento de las ideas musicales en juego y la
gestación de texturas abiertamente coloridas. Este tema de entrada mantiene un
sentido controlado aunque patente de la majestuosidad. El ambiente se torna más
cálido con el segundo tema, ‘Equinoccio’, el cual apela más fuertemente a
sonoridades bucólicas merced al lugar destacado que ocupa la amalgama de
acordeón y guitarra acústica; por su parte, la base rítmica del tema se basa en
el folklore mexicano, lo cual aprovecha el grupo para adentrarse un poco en el
terreno de la fusión. También hay un solo de batería de corte jazzero que
aporta un quiebre momentáneo interesante y efectivo. ‘Venenos y Antídotos’ es
el tema más largo del disco, y definitivamente uno de los más destacados en
cuanto al manejo de matices y variantes en la composición y arreglos. Este tema
es un genuino paraíso progresivo, donde cada pasaje es trabajado con impoluta
prestancia y las interacciones entre los instrumentos ostentan una pulcritud
exigida – todo ello sin recurrir al exceso de boato musical, manteniendo las
sonoridades en un ambiente fresco. Después del viaje musical policromático ,
‘Playa Desierta’ nos lleva a parajes meditativos y melancólicos en un esquema
más sencillo – el lucimiento estelar del violín permita a la pieza filtrar un
poco de intensidad sin romper con la melancolía reinante. ‘Cosecha’ y ‘Final
del Juego’ nos devuelven a lo sinfónico con un esplendor fácil de notar:
‘Cosecha’ tiene un cierto parentesco con ‘Venenos y Antídotos’, mientras que
‘Final del Juego’ descubre una presencia de tonos sombríos a través de los bien
conjugados vuelos instrumentales. Podemos advertir una influencia recibida del
chamber-rock a un nivel sutil, sin caer en nebulosidades oscuras ni
inquietantes, pero sí hay algún elemento de tensión en los pasajes más
climáticos. En medio de ambas piezas, ‘Estación de las 12’ apela a la
incorporación de tonalidades fusionescas ágiles y envolventes, algo así como un
correlato más extrovertido de ‘Equinoccio’. Los últimos 10 minutos del disco
están ocupados por ‘Octubre’, tema que se aparta de la aureola de misterio que
se había hecho presente en varios parajes de ‘Final del Juego’ para retomar en
parte las cadencias que habían sido predominantes en ‘Equinoccio’ y ‘Estación
de las 12’, estando más cercano al aire extrovertido de este último.
‘Venenos y Antídotos’, ‘Final del Juego’ y ‘Cosecha’ son mis temas favoritos de
este disco, mas es indudable que la manera más inteligente de disfrutar de este
disco es gozarlo como un bloque, siempre dispuesto a descubrir y redescubrir
adornos y matices con cada nueva escucha. La riqueza que se encapsula en cada
tema amerita de una atención continua, un dejarse llevar del corazón junto a
una alerta de parte de la mente – Saena es un grupo que se propone enriquecer
la vida y el espíritu de todo melómano dispuesto a prestarle atención. Yo, por
mi parte, les presto mucha atención y desde este mismo momento anticipo que
muchos pondrán a este disco en un lugar privilegiado dentro de las encuestas de
los mejores discos progresivos del año 2008.
César Mendoza
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