Temas
- Biguine (2:49)
- Satno Danse (6:59)
- La Ronde du Jardinier (Simulacre / Part 1) (5:29)
- Rencontre Avec les Dévas (Simulacre / Part 2) (3:39)
- Vidange (10:50)
- Miroir (12:01)
- Démascarade (11:19)
Integrantes
- Christian Coutzac: voz
- Erik Baron: bajo (1-5)
- Philippe Dulong: guitarra
- Thierry Jardinier: teclados (1-5)
- Christophe Godet: batería, percusión
- Philippe Canellas: bajo (6-7)
- Pierre Delair: teclados (6-7)
Proveniente de la hermosa ciudad de Burdeos, Pseu fue una banda francesa
suscrita al género zeuhl y que llegó a registrar material de estudio más unos
demos a inicios de los 80s. Ninguno de estos ítems registrados llegó a salir a
la luz y así hubiera seguido si no hubiera sido por la iniciativa de los
hermanos Payssan (los co-líderes de Minimum Vital), quienes conocían este
material y convocaron al sello galo Musea Records para que editara este
material en formato digital en 2004. Lo que tenemos aquí es una muestra de
zeuhl en una modalidad ágil, portadora de una vibración intensa afín a Weidorje
y una majestuosidad excéntrica semejante a la de los dos primeros álbumes de
Zao. En conclusión, Pseu asume la labor de rescatar la dimensión más jazzera
del género zeuhl para que perdure de alguna manera en la década de los 80s.
El disco comienza de manera muy extrovertida, con un ‘Biguine’ bien insertado
en un ritmo jazz-rock bastante marchoso, lo cual no es óbice para que se
introduzcan elementos de comicidad perturbada a través del clima continuamente
jocoso de la pieza. ‘Satno Danse’ tiene una intensidad más comedida, aunque el
factor jazzero de la dupla rítmica y el piano (muy a lo Weather Report)
persisten en ser ítems relevantes para el sonido grupal. El canto de Coutzac,
que está a medio camino entre Klaus Basquiz y un tenor zappiano, tiene
suficiente carácter como para brindar genuina oscuridad a la ágil dinámica de
la instrumentación. ‘La Ronde du Jardinier (Simulacre / Part 1)’ elabora un
sólido ejercicio de progresivo avanti-garde jazzeado; en un pasaje organizado
por pulsaciones marcadas por la batería y el piano, el bajista se explaya en un
magnífico solo que poco o nada tiene que envidiar a Stanley Clarke. Hay pasajes
cacofónicos a los cuales solo les falta un coro masivo de varones y féminas
para parecer un homenaje directo al magma de “Kommandoh”: dicho pasaje sostiene
el clímax de cierra para el tema, antes de que se engarce con el más reposado
‘Rencontre Avec les Dévas (Simulacre / Part 2)’. Esta segunda parte tiene una
conexión más estrecha con la faceta más lánguida del chamber-rock (a lo Univers
Zero).
Los tres temas que completan el repertorio del disco ocupan colectivamente un
espacio de casi 35 minutos. ‘Vidange’ comienza marcado predominantemente por un
jam jazz-rock en 7/8, el cual proporciona un asiento para los instrumentistas y
el cantante. A partir del tercer minuto y medio comienza un interludio un tanto
ceremonioso (y la narración del cantante es un punto a favor de ello), pero el
grupo no tacará mucho en retomar el entusiasta jam en 7/8 con que se había
armado la sección inicial de la pieza. Curiosamente, el grupo abandona casi
inadvertidamente el esquema zeuhl y se focaliza en un esquema sonoro donde
confluyen Return to Forever y Potemkine. Solamente al final volvemos a una
ambientación intensa donde lo atonal se resuelve fluidamente... y el cantante
se siente feliz en nuevas vocalizaciones extravagantes. ‘Miroir’ tiene una
producción de sonido más opaca: este tema tiene un fuego más explícitamente
explosivo que el precedente, aunque también es fácil de notar que persiste en
esa mezcla de zeuhl y jazz-fusión con la que el grupo se da buena maña. Eso sí,
hay pasajes intensos donde encontramos un afán terrorífico (al menos en parte),
ya sean furiosos o más contenidos: una vez más, el vocalista, cuyo rol es más
firme aquí, colabora crucialmente con el desarrollo de este factor. En fin,
‘Démascarade’ cierra el disco con un inesperado giro afirmativo hacia un
jazz-rock melódico y suave, apoyado en parte por las sonoridades hipnóticas del
piano eléctrico e ingeniosamente aumentado por los aportes de la guitarra
solista. La delicadeza del asunto no se pierde cuando aumenta el ritmo, sino
que ésta pasa a un nivel más jubiloso, y como el grupo no puede con su genio,
tiene que darle un final tipo Weidorje al asunto al momento de clímax final. Un
muy buen cierre para un estupendo disco – Pseu es una banda que no debe pasar
desapercibida para ningún leal amante del progresivo vanguardista.
César Mendoza
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