Temas
- Vieux corps de vie d’ange (7:11)
- L’étoile (6:24)
- L’indien (4:50)
- Tout l’temps (3:26)
- Vivre la Mort (5:28)
- La Femme Ailée (10:30)
Integrantes
- Jacques Tom Rivest: voz, bajo, guitarra acústica, teclados
- Sylvain Coutu: batería, vibráfono, percusión
- Claude Lemay: teclados, flauta, vibráfono, voz
- Richard Lemoyne: guitarras eléctrica y acústica, teclados, bajo
Único disco y única obra maestra de Pollen, una de las bandas progresivas
sementeras provenientes de la Canadá francófona que más aprecio despierta entre
los coleccionistas. En efecto, este cuarteto quebequense practica un sinfonismo
preciosista y razonablemente complejo, versátil en su manejo de diversos
ambientes y matices, con una labor pulcra en la instrumentación y una
sensibilidad genuina manifestada en las composiciones. Si nos da la impresión
de que hay conexiones estilísticas con sus compatriotas de Et Cetera, Sloche y
Harmonium, es porque Pollen encarna en sí muchas de las facetas creativas que
marcaron ciertas pautas reconocibles en la escena progresiva de esta específica
provincia canadiense. “Pollen” es un disco bellísimo, muy bien hecho y repleto
de atractivas ideas melódicas: es uno de esos discos que, sin mayores
atenuantes, supone el sueño melómano ideal de todo fan progresivo.
‘Vieux corps de vie d’ange’ con aires solemnes repletos de elegancia sinfónica,
a medio camino entre la peculiarmente estilizada extravagancia de Gentle Giant
(a través del filtro de Et Cetera) y la majestuosidad del Genesis clásico. La
manera en que los sintetizadores arman el bloque sonoro en conjunción con el
piano y el órgano es sencillamente magistral: también hay un solo de vibráfono
que nos puede recordar un poco a aquél que protagonizaba el etéreo interludio
de ‘Pantagruel’s Nativity’ de Gentle Giant. ‘L’étoile’ cambia de registro hacia
otro menos magnificente, trasladándonos hacia una actitud contemplativa de base
pastoral: desde su inicio de guitarras acústicas y flauta, con medidos
ornamentos de guitarra eléctrica, parece que la gente de Harmonium ha invadido
el estudio y expulsado a la gente de Pollen de la sala de grabación. Las partes
de sintetizador y clavinet nos pueden recordar mucho a esas cadencias
mediterráneas que bandas como Le Orme, PFM, Atoll 8su primer disco) o Gotic
sabían reflejar tan bien en sus respectivas propuestas sinfónicas. ‘L’indien’
ahonda en lo pastoral llevándolo a un área más intimista (algo paralelo a un
Anthony Phillips o un Rägnarok, y por qué no, nuevamente a Harmonium). La
segunda mitad del disco comienza con ‘Tout l’temps’, pieza tremendamente vivaz
en la que el grupo aprovecha muy bien el espacio de 3 ½ minutos sobre un ágil
compás predominante en 5/4 – las amalgamas de sintetizador y órgano dibujan
cautivantes líneas juguetonas, en no poca medida influidas por el estándar de
Kerry Minnear. ‘Vivre la Mort’ recoge esta vitalidad y la encuadra en un
esquema más patentemente rockero, un poco emparentado con el Yes del “Yes
Album” y el primer BMS, tampoco exento de sus suavizados resabios tipo Gentle
Giant.
Los últimos 10 ½ minutos del álbum están ocupados por ‘La Femme Ailée’. Este
tema comienza muy pastoral, desde una perspectiva lánguida muy a tono con el
tema 3. Con unos efectos de viento que emergen antes de llegar al tercer
minuto, pasamos a un nuevo motivo que poco a poco nos lleva hacia una sección
más dinámica que a mí me suena como una mezcla de Camel (etapa “Moon Madness”)
y la faceta sinfónica de Sloche. El esquema compositivo es en realidad bastante
simple, pero ciertamente los arreglos y giros armónicos explotan el asunto con
la debida destreza. Cuando llegamos a un pasaje de órgano que extrañamente
emula las alusiones terroríficas de lo gótico, nos preguntamos qué se nos viene
después, y lo que se viene después es una coda sinfónica exquisita donde se
retoman motivos inmediatamente precedentes, combinando lo intenso con lo
grácil. Se trata de un gran final para un gran disco. Los nombres de este grupo
y su único disco homónimo – Pollen – deben estar bien ubicados en las listas de
mejores bandas one-shoot de la historia del género progresivo, o en su defecto,
en un lugar preferencial de futuras compras progresivas. Personalmente, no me
parece justa cualquier otra cosa para con este talentoso ensamble quebequense.
César Mendoza
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