Temas
- Apariencias (5:34)
- Nacimiento (2:58)
- Frenético (4:15)
- Puente (0:42)
- Insano (6:01)
- Control (5:35)
- Nahuelbuta (6:30)
- Janitos (4:20)
- La Batalla De Seattle (5:30)
- Tetelestai (7:00)
Integrantes
- Felipe Rivera: guitarras, voz
- Sebastián Aguayo: teclados
- Andrés Aguayo: batería, percusión
"Insano" es el nombre del segundo disco de Platurno, trío chileno que ha dado
un paso de gigante musical con respecto a su prometedor disco debut "Núcleos"
(del año 2007). El momentum en el que hoy por hoy se sitúan los hermanos Aguayo
y Felipe Rivera muestra al grupo con una polenta rockera más consistente y un
afiatamiento instrumental más compacto; el hecho de que la producción de sonido
para este nuevo material sea mejor también ayuda a concretizar estas
impresiones. Realmente tenemos aquí un disco que promete ser uno de los más
llamativos de la diversa escena progresiva sudamericana que tiene lugar en este
año 2011, y eso que todavía no termina su primer cuarto.
'Apariencias' abre el disco con una parsimonia pesada muy afín al Dream Theater
de "Awake" y al Fates Warning de "Disconnected": el lucimiento de la guitarra
es medido pero no por ello su rol deja de ser crucial para el desarrollo de la
electrizante polenta del tema. El rol de los teclados se basa principalmente en
asentar las bases para los riffs guitarreros y aportar ornamentos psicodélicos
en ciertos pasajes. De esta forma tan contundente el grupo abre camino para
'Nacimiento' y 'Frenético': el primero despliega un ejercicio de jazz-rock
progresivo que combina la línea estereotípica de unos Planet X con juegos de
síncopas y contrapuntos al estilo crimsoniano 80ero; por su parte, el segundo
vuelve un poco al patrón dream-theatero, incluso con una complejidad rítmica
más acentuada, pero con una mayor presencia de los teclados, los cuales se san
simultáneamente para orquestaciones pomposas y atmósferas de corte space-rock.
En estos primeros 12 minutos y medio del disco advertimos sin dificultad que
Platurno se complace en mostrar su revitalizada energía rockera. Es en esta
instancia que el grupo aprovecha para elaborar climas más calmados en el breve
interludio 'Puente' y atmósferas flotantes en la pieza homónima, la cual
desarrolla un colorido jazz-progresivo envolvente sostenido sobre el equilibrio
bien planteado entre los espacios solventemente llenados por los teclados y los
estilizados fraseos de la guitarra. No faltan ciertos momentos pesados,
aquellos donde el elemento DT-FW se vuelve a hacer notar: bien podemos
describir esta pieza como una cruza entre Allan Holdsworth y Happy The Man,
parcialmente empapada de perfumes prog-metaleros. 'Control' es la única pieza
cantada de todo el disco, pero su oferta más importantes es que se trata de una
pieza reposada ampliamente teñida de colores folclóricos, con percusiones y
arreglos de cello bastante llamativos, además de unos efectos cósmicos de
sintetizador que añaden un bizarro aire de irrealidad al asunto. 'Nahuelbuta'
recoge la posta fusionesca de 'Control' y desarrolla al inicio un sobrio viaje
instrumental que evoca los momentos más etéreos de Mahavishnu Orchestra (sobre
todo cuando Sebastián Aguayo brinda un breve solo al estilo de Jan Hammer). Más
adelante, la pieza se traslada hacia sonoridades jazz-rockeras más
contemporáneas, con un Sebastián que se manda con efectos psicodélicos
extrañamente efectivos en su contraposición frente al solo de guitarra en
curso. Casi sin darnos cuenta, la banda empieza a hacer una excursión
free-jazzera de tensos tonos crimsonianos, gestando así un clímax bizarro y
neurótico para la pieza. 'Janitos' insiste una vez más en el factor
jazz-rockero, aunque su renuncia a gestar composiciones monotemáticas los lleva
a incorporar experimentales aires crimsonianos en algunos pasajes. En todo
caso, el carácter medio ceremonioso de este tema se contrasta con el grácil
groove exhibido por 'La Batalla De Seattle', pieza donde la cadencia funky
resulta importante no solo para el entramado rítmico sino también para el
desarrollo de la ambientación general de la composición. Los últimos 7 minutos
del disco están ocupados por 'Tetelestai': esta pieza retoma entusiastamente el
espíritu fuerte y parsimonioso de 'Apariencias', casi como cerrando un círculo,
aunque cabe advertir que su duración permite ahondar profusamente en el motivo
central y generar espacios para el lucimiento del teclado.
Con la vitalidad inteligente de 'Frenético', la estilizada belleza de 'Insano'
y la gallarda onda aventurera de 'Nahuelbuta' tenemos identificadas las cimas
definitorias de este disco, pero ante todo, se debe valorar a "Insano" como una
obra musical bien integrada dentro de su lógica progresiva ecléctica, y ante
todo, como un manifiesto de la completa madurez de Platurno como fuerza
creativa dentro de los amplios recovecos que conforman la escena progresiva
actual .
César Mendoza
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