Temas
- Anisotropic Axon Re-Electroplation, Mvt. 1 (3:34)
- Cruisin" (4:40)
- Billie"s Blue Bodega (8:28)
- Fierce Chemchok Heruka And The Between Deities (7:05)
- Showdown At The Bump-Bump Ranch (6:43)
- Fear (5:03)
- Anisotropic Axon Re-Electroplation, Mvt. 3 (7:24)
Integrantes:
- Zack Mikida: guitarras
- Ian Machniak: bajo
- Zach Kushner: teclados
- Shawn Brandel: batería, guitarra
- Ryan Campbell: batería, percusión
- Evan "Karl" Courtin: violín, glockenspiel
Peanut Brittle Satellite es el nombre de un joven ensamble que, en muchos
sentidos, ofrece una firme esperanza para la reactivación de varias de las
facetas más energéticas de la añeja e inolvidable tradición del rock
progresivo. Formado en Buffalo durante la segunda mitad del año 2007. La banda
saca buen provecho de su inusual diversificación instrumental en torno a la
cual articula sus composiciones y consiguientes arreglos de las mismas: junto
al cuarteto habitual de guitarra, bajo, teclado y batería, hay además un
miembro que alterna roles de segundo guitarrista y segundo baterista, además de
un violinista que también se desdoble en la percusión tonal. De esta manera, el
grupo puede trabajar muy solventemente desde el núcleo mismo de su seno sonoro
los momentos en los que hay que realzar pulsaciones rítmicas, o aquellos donde
hace falta enfatizar el punche rockero por vía del empleo de guitarreos duales,
y cómo no, los aportes melódicos del violín en un fino equilibrio con la
guitarra y el teclado donde se exploran jams y cadencias con particular
insistencia. 2011 es el año de este disco debut titulado "Planet Girth", el
mismo que nos muestra a una banda con las ideas lo bastante claras sobre su
camino a seguir y una osadía suficientemente consistente como para encarnar una
promesa válida para el presente y el futuro próximo del rock progresivo a nivel
mundial.
"Anisotropic Axon Re-Electroplation, Mvt. 1" se instala en los primeros 3
minutos y medio del álbum a punta de agilidad y vigor sobre un compás de 3/4
que es explotado de forma luminosamente extrovertida, casi como emulando en
sonido la visión del resplandecer de un amanecer instantáneo. Su viraje hacia
un relajado pasaje final permite preparar el terreno para "Cruisin"", pieza que
desarrolla una efectiva serie de cadencias jazzeras tanto en su swing como en
su armazón armónica para que el ensamble se mueva a sus anchas en su labor de
mezclar ensoñaciones psicodélicas y neuróticas disonancias en clave
chamber-rock. Este estupendo ejercicio de colorido dinámico encapsulado en una
arquitectura de controlada energía deja un impacto indudable en la pieza que
sigue a continuación, "Billie"s Blue Bodega", pues ésta también da amplia
cabida a factores jazzeros y fusionescos en su esquema rítmico y atmósferas
instrumentales más recurrentes. Mientras tanto, los roles de la guitarra,
teclados, violín y ocasionalmente el bajo, elaboran y afianzan ideas musicales
sucesivamente inspiradas en Mahavishnu Orchestra, el Gong de Pierre Moerlen y
el Zappa más lírico, logrando así generar una proyección de genuina calidez
dentro del lenguaje psicodélico en curso. "Fierce Chemchok Heruka And The
Between Deities" es harina de otro costal, una pieza empieza con un primer
motivo marcado por un contundente coqueteo abierto con varios lados oscuros de
la experimentación progresiva de vieja escuela (el King Crimson de la etapa
Wetton, Present), aunque como se notará poco después, el grupo siempre procura
mantener al menos una cierta dosis de resplandor dentro del esquema compositivo
de turno, lo cual los emparenta en el segundo motivo más bien con otras
propuestas contemporáneas de RIO emergidas en la vanguardia estadounidense
(Thinking Plague, Cheer-Accident). El tercer y último motivo articula una
sonoridad retro-progresiva solemne y poderosa, principalmente focalizada en el
nervio plasmado en el solo de guitarra y la bien adornada labor del baterista,
llegando finalmente a una ambientación climática tremendamente contundente
(incluyendo una breve coda de inspiración "crimsonianamente fracturada"). En
este punto del álbum, la banda se siente en su sazón en cuanto al despliegue de
sus más explícitas proyecciones progresivas, y ahora que es el momento de
"Showdown At The Bump-Bump Ranch", el sexteto construye nuevamente un sólido
ejercicio de jazz-rock psicodélico, haciéndose eco además de los ribetes
crimsonianos que ya se inauguraron en la pieza precedente. El encuadre donde
los extrovertidos pasajes intensos sostienen la ambientación reposada que
domina el jam central está pulcramente logrado al 100%. ?Parentescos con Deluge
Grander y Birds And Buildings? Hasta cierto punto, se podría decir que sí. Se
puede decir que el bloque dual de "Fierce Chemchok Heruka" y "Showdown"
conforma un cénit decisivo y definitorio del repertorio integral del álbum.
Acto seguido llega "Fear" para brindarnos otro estupendo momento progresivo,
reiterando previas conexiones con el RIO estadounidense contemporáneo a la par
que plasma oportunas dosis de colorido y dinamismo en los que salen a relucir
retazos zappianos (etapas "Grand Wazzoo" y "One Size Fits All"). Para los dos
últimos dos minutos, la banda vira hacia un momento de tensión a través de un
pulcro manejo de cacofonías y contrapuntos, generando así un exquisito recurso
de explosiva gracilidad disonante. "Anisotropic Axon Re-Electroplation, Mvt. 3"
(?dónde está el "Mvt. 2"?... mmmm=85) es la pieza encargada de cerrar el álbum.
El primer motivo se perfila por el clima de relajado lirismo con el cual había
concluido el "Mvt. 1", hasta que pasada la barrera de los 2 minutos, el grupo
se impulsa hacia un ambiente más extrovertido, el cual poco a poco va
desarrollando un colorido elegante y cándido al estilo del mejor Canterbury,
aunque con una instrumentación cuyas dosis de nervio y swing más tienen que ver
con el estándar jazz-rockero de raíz estadounidense. El clima de alegría se
prolonga hasta el final, incluyendo algunos arreglos intermedios donde la base
rítmica se atenúa un poco a favor del realce del piano.
Todo esto fue "Planet Girth", un viaje progresivo lleno de plenitud colorida y
robustez que permite a Peanut Brittle Satellite merecer, como mínimo, un
porcentaje sustancial de nuestra detenida atención. !Realmente vale la pena!
César Mendoza
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