Temas
- Part 1
- Part 2
- Part 3
- Part 4
- Part 5
Pat Metheny: guitarras
El alucinante opus “Zero Tolerance for Silence” es un proyecto solista del
genial guitarrista d jazz Pat Metheny, quien opta por apartarse radicalmente
del jazz fusión melódico semi-latin que suele cultivar con su PM Group para
realizar un trabajo de corte agresivo, psicodélico, introspectivo,
lisérgico, más o menos lo que haría Fripp si éste tuviera una actitud más
abiertamente jazzera con su instrumento y no sintiera tanto interés por los
efectos de retroalimentación y repetición. El material fue grabado en una
sola sesión el 16 de diciembre de 1992, pero recién en 1994 fue editado y
lanzado a la venta. Los pasajes de “Zero Tolerance...” son casi siempre
atonales, e interpretados espartanamente por una solitaria guitarra
ensimismada en su furia implacable. La excepción está en el último tema, en
el cual se escuchan algunos toques etéreos de guitarra acústica bajo los
caóticos retazos marcados por la eléctrica: en los últimos dos minutos los
matices de guitarra acústica explotan en un frenético rasgueo
cuasi-flamenco, el mismo que sirve para realzar el mágico exotismo del solo
final.
Cada tema es titulado ‘Part’, por lo que tenemos a este disco como una
sucesión de cinco partes. ‘Part 1’ dura poco menos de 18 ½ minutos, y pone
en claro al oyente en qué consiste este disco: es una invitación abierta a
tomarlo o dejarlo sin puntos intermedios. Ya el primer acorde solitario es
abordado con fiereza contenida, una fiereza que luego se desata en los
siguientes despliegues sonoros que siguen a continuación. Antes de llegar al
quinto minuto disponemos de una buena dosis de frenesí a lo Crimson 73-75
mezclado con orgías incendiarias lo Jimmy Hendrix, psicodelia salvaje de
raigambre añeja (pienso en el Jimmy Page más volado y en el Gilmour del PF
pre-“Meddle”) y cadencias de blues-rock llevadas a un torrencial nivel de
potencia. !Y todavía quedan otros 13 minutos de viaje musical! Entre los
minutos 9 y 10 encontramos una estructura más definida de corte bluesero,
pero instancias como ésta son sólo transitorias. En otros pasajes
encontramos contrapunteos desafiantemente deconstructivos entre dos
guitarras (sobregrabadas, claro está, por Metheny) que arman un preámbulo
para una tormenta inminente. El sonido de la guitarra es ciertamente sucio y
agresivo, aunque se nota que la digitación efectuada por Metheny es tan
precisa como siempre. Sus riffs, fraseos y rasgueos son alucinantemente
poderosos y desafiantes, pero a la vez se nota un cuidado trabajo de
texturas en la ejecución, claro, no texturas relajantes sino oscuras y
tenebrosas. Las otras cuatro piezas oscilan entre los 4 y casi 6 minutos de
duración, bajando en mayor o menor nivel el despliegue de energía. ‘Part 2’
es más lánguido en su primera mitad, aterrizando después en una secuencia de
base blues en un espacio mayor del minuto y medio, antes de volver al
reprise reflexivo de la apertura. Las Partes 3 y 4 nos devuelven en parte el
filo agresivo de la espectacular ‘Part 1’, siendo así que ‘Part 3’ se
concentra en la psicodelia aleatoria mientras que ‘Part 4’ ofrece una
estructura ciertamente más definida, mezclando una vez más lo crimsoniano y
el blues-rock. La ya mencionada ‘Part 5’ cierra el disco con una aureola
exótica bastante efectiva.
Sin duda, con este disco tan especial, Metheny quiso momentáneamente
recorrer un camino distinto para expresar sus inquietudes musicales desde
una casi siempre oculta faceta siniestra. En suma “Zero Tolerance for
Silence” resulta un disco sumamente atípico dentro de la trayectoria de Pat
Metheny, y que en principio, podría ser de particular agrado para los
crimsonianos, y en general, los admiradores de la música que desafía
abiertamente los patrones habituales de melodía y armonía. Esto quiere decir
que lo admiradores habituales de Metheny se pueden muy bien sentir
desconcertados y aturdidos con este material (cosa que sucedió, en efecto, a
juzgar por los numerosos pedidos públicos de varios de sus fans por que
eliminara esta obra de su discografía oficial), pero creo que ésta era
también parte de las intenciones primarias de este genial guitarrista a la
hora de gestar esta bizarra obra musical.
César Mendoza
|