Temas
- Le Temps des Pissenlits (9:09)
- Il Etait Magicien (11:44)
- Les Saigneurs (9:22)
- Le Bal (5:41)
- Contre Courant (3:54)
Integrantes
- Olivier Duplessis: teclados, voz
- Luc Gauthier: guitarras, voz
- Serge Nolet: flauta, voz
- Christian Leon Racine; bajo, voz
- Jean-Pierre Racicot: voz, batería, percusión
Opus-5, he aquí otro nombre importante y a la vez relegado dentro del
desarrollo del progresivo sinfónico de los 70s. Québec fue realmente una zona
tremendamente fructífera en el área del rock progresivo y Opus-5 puede
orgullosamente compartir el podio con nombres tan destacados como los de
Maneige, Sloche, Et Cetera, Pollen y Harmonium. De hecho, la lína de trabajo
emprendida por este quinteto es bastante afín a la de las dos últimas bandas
mencionadas, incorporando como novedad una amplia serie de matices sonoros que
usualmente guardan más parentesco con el sinfonismo italiano que con el
francófono. “Volume 1: Contre Courant” es el disco debut de esta banda, el
mismo que pasamos a reseñar de inmediato.
Los aires mitad clasicistas y mitad pastorales con los que el piano y la flauta
se engarzan por un minuto generan un hermoso prólogo para la primera pieza del
álbum. Una vez que se instala el ensamble completo, el grupo despliega a fondo
su sinfonismo tremendamente lírico donde confluyen las influencias de Pollen,
Harmonium, la vibración mediterránea del sinfonismo italiano (PFM, Apoteosi,
Delirium) y el aspecto bucólico del sinfonismo francés (Atoll, Carpe Diem).
Definitivamente, los teclados de Duplessis marcan las pautas principales para
el realce de las medidas complejidades melódicas y armónicas, mientras que la
batería de Racicot lleva sólidamente sobre sus hombros el esquema general de
los arreglos instrumentales. Las intervenciones vocales guardan ese lirismo
conmovedor de Harmonium combinado con la candidez de unos Moody Blues. Las
partes de guitarra eléctrica sirven para elaborar fraseos sutiles, siendo así
que la guitarra acústica sobresale más en la mezcla. Después de estos 9 minutos
de pura gloria progresiva siguen otros 11 ¾ minutos de más gloria musical – ‘Il
Etait Magicien’ exhibe un colorido pulcro y prístino, donde lo pastoral sigue
siendo el esquema sonoro prioritario aunque también hay ciertos interludios más
dinámicos donde se desarrollan despliegues sinfónicos de pura cepa, suavemente
adornados con cadencias un tanto jazzeras. Aunque “Storia di un Minuto” y “Per
un Amico” de PFM ya tenían unos 4 años de edad, Opus-5 parece revitalizar
fluidamente su herencia dentro de sus propias ideas musicales. También se notan
varias afinidades con “L’Heptade” de Harmonium aunque con un grado menor de
sofisticación. La fascinante coda que ocupa los dos últimos minutos transita de
lo cósmico a la fusión suave, y de allí a lo juglaresco: breves paisajes que,
hilados, generan un viaje musical fascinante.
La segunda mitad del disco comienza con otra pieza de larga extensión, ‘Les
Saigneurs’, la misma que fundamentalmente sirve para afianzar el sendero
musical desarrollado hasta ahora. La sonata de guitarra acústica a lo Anthony
Phillips es seguida por un cántico palaciego matizado por una dupla rítmica que
se torna un poco jazzera. Las cosas a veces se ponen un poco intensas,
incorporando aires de Gentle Giant y Maxophone que sirven para meter algo de
sal y pimienta a los calculados viajes instrumentales del ensamble. La parte
cantada, por su parte, se concentra en un tempo entusiasta, con arreglos
corales amables y elegantes, que no exentos de ironía: las últimas líneas
preguntan alternadamente en francés e inglés “?Es anormal que hable en
francés?”. A todas luces, una reivindicación de la raigambre indisolublemente
francófona de la nacionalidad quebequense. Los dos últimos temas del disco son
los más cortos. ‘Le Bal’ tiene un esquema aparentemente sencillo, pero en
realidad tiene una complejidad fehaciente merced a las inesperadas variaciones
armónicas que tienen lugar: además, merece una mención especial por su bella
introducción de tintes barrocos donde sobresale un clavicordio (?o será una
espineta?). El tema homónimo ocupa los últimos casi 4 minutos del disco. Fieles
a su gusto por preludios sorprendentes, el tema comienza con un adorno
sintetizado espacial y un coro a capella, antes de integrarse a su cuerpo
central, que es lo más extravagante que hallamos en el disco dentro de un
esquema sonoro ya familiar. Arreglos vocales parcialmente zappianos,
variaciones blueseras y cadencias jazzeras se van sucediendo en una ilación
impecable, culminando en un final medidamente bombástico. Así termina “Contre
Courant”, una gema progresiva a ser valorada por los ávidos coleccionistas del
género: anotemos entonces el nombre de Opus-5.
César Mendoza
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