Temas
- Algo Medio
- Ruka Pillán
- Pseudo Groove
- On/CD
- Catarsis
- Bipolar
- Viento Sur
- Bonsai
Integrantes
- Jorge Benavides .guitarras
- Fernando Daza: guitarras
- Braulio Aspe: bajo, sintetizador
- Cristóbal Orozco: batería, secuenciador
Colaboradores – Patricio Banda (contrabajo en 5), Nicolás Matamala (cello en
5), Juan Canales (violín en 5), Tomas Mühr (percusiones en 7), Ras (efectos
de scratches en 1)
La escena chilena sigue sorprendiendo a los afanosos investigadores
progresivos con su ley de músculo y garra eléctrica: esta vez me refiero al
cuarteto instrumental Octopus, que con su segundo disco “Bonsái” demuestra
ser capaz de crear un prog metal de primerísimo nivel, cargado de
complejidad técnica, dinámica fluida y potencia visceral. La portada del
disco es muy inquietante de por sí: con base sepia, muestra una mano cuyos
cinco dedos son sendos puños que agarran fieramente cuchillos dispuestos a
clavarse en la piel y desangrar el cuerpo. Esto es precisamente lo que se
siente al escuchar el repertorio de este disco – los efluvios armados por
los riffs y punteos de las dos guitarras en una incandescente comunión con
la eficaz dupla rítmica construyen una atmósfera pesada que se va
solidificando continuamente, sólo para caer desangrada por los puñales
rockeros que le van cayendo de manera constante y recia. Una portada tan
seca y aguerrida como ésta es idónea para traducir en una sola imagen
cualquier cantidad de palabras que quien esto escribe o cualquier otra
persona pueda usar para describir la música.
La secuencia de los cuatro primeros temas es un vendaval alucinante de
fuerza y técnica. El despliegue de complejidad no se oculta, precisamente,
pero tampoco se traduce en porciones sonoras forzadamente intrincadas. Las
cosas fluyen muy naturalmente a través de las ideas musicales que se van
hilando en cada una de estas piezas, lo cual me recuerda a otro ejemplo
reciente, el “Penumbra Diffuse” de Canvas Solaris. Otros referentes de
familiaridad pueden ser la faceta más metalera de Dream Theater y Gordian
Knot, además de sus compatriotas de Autómata, especialmente cuando coquetean
con el crimsonismo dentro de sus coordenadas metálicas. La presencia de
cadencias jazzeras en la diestra labor del baterista Cristóbal Orozco
permite realzar el colorido que portan los motivos musicales a través de su
explícita fiereza – dicha fiereza adquiere tintes principalmente sombríos en
el inquietante ‘Ruka Pillán’, pero el tenor general es más vivaz.
‘Catarsis’ momentáneamente trastoca la atmósfera general, introduciendo una
aureola más sutil plagada de melancolía reflexiva: el efecto es apropiado
merced a la presencia de un trío de cuerdas y una guitarra acústica
adicional a cargo de Fernando Daza. La tensión artística del ensamble no
desparece, solamente emerge con un nuevo matiz, inspirado en el lado más
misterioso del prototipo crimsoniano: esta delicia no dura más 4 ¾ minutos,
pero su tiempo está muy bien aprovechado. La lógica del vendaval sonoro se
restaura efectivamente con ‘Bipolar’, una de las composiciones más notables
del disco. La alternancia entre pasajes crudos y otros más sutiles está
compacta a más no poder: menciones especiales para los solos, que son
algunos de los mejores de todo el disco. Introduciendo más variedad al
asunto, ‘Viento Sur’ comienza con un inesperado clima de jazz-fusión de
raigambre tropical; insólitamente, al poco rato emerge una contundente
sección metalera, transformando el viento en un auténtico tornado. Así se
anuncian las alternancias que tendrán lugar a lo largo de 6 minutos y medio.
La pieza homónima de cierre es la más larga, con sus poco más de 9 minutos
de duración. Con un interludio concebido bajo la sombra de Led Zeppelín, las
cosas viran pronto hacia los estándares del más exigente metal técnico. La
inclusión de ornamentos jazz-rock y otros de corte crimsoniano (parece algo
infaltable para las bandas chilenas con polenta mayúscula) hacen de esta
pieza un compendio del repertorio integral, erigiéndose así en un broche de
oro coherente para un disco implacablemente electrizante – Octopus pone a su
“Bonsai” como una de las obras más contundentes de la escena progresiva
hispanohablante del 2006. Y no estoy solo en esto... solo hace falta leer
las palabras de elogio que Tony Levin y Pat Mastelotto han vertido sobre el
grupo en su blog de Myspace (www.myspace/octopusband).
César Mendoza
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