Temas
- Fanfare
- The Ride
- Noodlepoint
- Catwalk
- No Surprises
- Re: Bootsy
- Chapter 7.1
- Tales of Young Whales
- Golden Feast
Integrantes
- Stan Whitaker: guitarras, voz
- Frank Wyatt: teclados, saxos
- Bill Plummer: teclados, coros
- Dave DeMarco: bajos
- Chris Mack: batería, percusión
Llegué tarde, pero al final llegué a conocer el disco de Oblivion Sun, grupo
formado por el guitarrista/vocalista y el teclista/vientista Frank Wyatt
mientras estaba metido en su dúo Pedal Giant Animals, buscando un vehículo
nuevo para la miríada de temas que habían estado escribiendo para el Happy the
Man del nuevo milenio. Oblivion Sun surge para cubrir esta función, por lo que
no sería injusto catalogarlo como una continuación histórica de la voz
progresiva de HTM. Entonces, tenemos aquí un estilo sinfónico-jazzero que
registra indirectamente influencias de Camel, Gentle Giant y el Return to
Forever post-1973. Eso sí, es digno de señalarse el rol tan especial que ocupan
los guitarreos de Whitaker en comparación con los discos de HTM. Podemos decir,
como otro punto de referencia, que por efecto de esta modernización de la
herencia HTM, Oblivion Sun revela semejanzas indirectas con bandas influidas
por HTM: Echolyn, Frogg Café, Land of Chocolate,…
Los dos primeros instrumentales, ‘Fanfare’ y ‘Noodlepoint’, contienen ese aroma
a HTM en estupenda abundancia, haciendo así las delicias de los fans eternos de
este grupo inmortal que sienten que su propuesta (aunque sea por vía de un
off-shoot) aún tiene mucho que dar dentro de sus pautas sinfónico-jazzeras.
Plummer (al igual que David Rosenthal en su momento, para el “The Muse Awakens”
del momentáneamente renacido HTM) resucita el legado de Kit Watkins con un
vigor fácil de notar. Nadie casó las influencias de Bardens y Jan Hammer tan
bien como Watkins, pero vaya si no dejó un buen número de seguidores. Entre
estas piezas se halla un rockero ‘The Ride’, un tema que nos muestra una faceta
actualizada del grupo: su esquema sonoro parece una cruza entre el mejor
Spock’s Beard y el Kansas de la era 76-78. ‘Catwalk’ nos devuelve a la
vibración melódica que cubría algunos de los momentos más entrañables de “Happy
the Man” y “Crafty Hands”; el interludio de inspiración barroca que surge en el
quinto minuto es simplemente mágico. ‘No Surprises’ es un instrumental
moderadamente pesado, denso aunque pegadizo, el cual se engarza con ‘Re:
Bootsy’, el cual tiene un dinamismo muy a lo funky-jazz. El intercambio de
solos entre el sintetizador y la guitarra en este último supone uno de los
momentos más explosivos del disco, aunque en el cuerpo general esta pieza tiene
un espíritu menos pesado que el precedente. Este díptico es realmente
espectacular, lo cual hace que sea una pena que ambas piezas no tengan una
mayor duración, o por lo menos, ‘Re: Bootsy’. El disco prosigue con ‘Chapter
7.1’, otro ejemplo de cómo se puede revitalizar el sonido HTM con una dosis de
punche mayor a la habitual: a pesar de que se nota que las interacciones están
bastante controladas, el feeling y el nervio son patentes. Y lo mismo vale
exactamente para ‘Tales of Young Whales’, un instrumental en 5/4, tan intenso
como evocativo, donde confluyen la magia etérea de su repertorio más onírico
con el filo efectivo de su faceta más decididamente rockera. El disco se cierra
con ‘Golden Feast’, el cual parece reconstruir parcialmente el espíritu de ‘New
York’s Dream Suite’, aunque con un aire jazzero más agudo y, una vez más, una
polenta en mayor dosis.
Al igual que en “The Muse Awakens” (tremenda joya progresiva del nuevo
milenio), “Oblivion Sun” carece de esos aportes compositivos de Watkins que
proveían de onírico contraste en los discos setenteros de HTM, pero aparte de
este factor, no hay nada que objetar a la calidad musical expuesta y
desarrollada en este disco. Esperemos que Oblivion Sun siga dando de sí en
cuanto a registros discográficos, pues un disco tan atractivo como éste solo
puede dejarnos con ganas de más progresivo “cinco estrellas”.
César Mendoza
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