Temas
- Fame
- La mosca stregata
- Lascia ch'io pianga
- Malamore e la Luna
- Amanti in guerra
- La torre più alta
- Ciò che rimane
- Flower of innocence
- Disegnando cattedrali di cellule Pt.II
- Il ladro di giochi
Integrantes
- Claudio Milano: voz
- Francesco Zago: guitarra eléctrica
- Maurizio Fasoli: piano
- Riccardo Di Paola: sintetizador
Nacido a partir de la confluencia de fuerzas entre el artista plástico,
escenógrafo, cantante y músico Claudio Milano y un par de músicos del ensamble
de chamber-rock Yugen, Nichelodeon emerge como una entidad musical muy
interesante dentro del progresivo de vanguardia cultivado actualmente en
Italia. Este disco que empezamos a comentar ahora, “Cinemanemico”, es fruto de
unas presentaciones en vivo de la performance “La stanza suona cio’ che non
vedo” – realmente el aspecto visual habrá de completar debidamente el sentido
de la música reflejada en este disco, el mismo que ha recibido muchísimos
elogios internautas de parte del público cultor de la vanguardia. Para hacernos
una idea, el sonido de Nichelodeon puede definirse como un sólido punto de
encuentro entre Opus Avantra, Art Bears y el Pierrot Lunaire de “Gudrun”, con
ostentosas afinidades con el ruidismo y la academia post-moderna. El estilo
vocal de Claudio Milano incorpora varios dejos hammillianos y stratosianos,
aunque no es precisamente un clon sin personalidad: es de notar que su fuerte
presencia en el despliegue sonoro de Nichelodeon lo convierte en un aspecto
sumamente vital para el ensamble.
El disco abre con ‘Fame’, pieza que transmite una instantánea energía con los
urgentes acordes de piano y tenebrosos retazos de guitarra y sintetizador que
abren el camino para el ceremonioso canto de Milano (incluyendo algunos
falsetes juguetones que le hacen asemejarse a un clown alucinado). La atmósfera
de extravagante exquisitez está bien servida, siendo así que para el último
minuto la instrumentación pasa poco a poco a climas un poco más calmos. ‘La
mosca stregata’ es un breve instrumental bien enraizado en el aspecto
minimalista de la escena musique concrete, engarzado con el hermoso
replanteamiento de la composición de Haendel ‘Lascia ch'io pianga’: esta
secuencia bipartita sirve para que Nichelodeon explore una focalización sus
aristas sonoras más sutiles, lo cual no quiere decir que estén renunciando a la
tensión y a la neurosis. De hecho, los últimos momentos se empapan de una
suerte de caos flotante que, en este contexto, sirve de oportuna anticipación
para el muy teatral ‘Malamore e la Luna’, pieza en la que el canto de Milano y
el piano de Fasoli dirigen los tránsitos entre lo amenazante y lo romántico: el
sendero del clímax de cierre es mágico del mismo modo que es trágico.
Personalmente, me parece uno de los temas más logrados de “Cinemanemico”.
‘Amanti in guerra’ recalca el misterioso romanticismo que había sido tan
importante en la canción precedente, esta vez portando una dosis un poco mayor
de densidad. ‘La torre più alta’, que dura casi 10 minutos, se revela como el
ítem más ambicioso de este repertorio: es todo un manifiesto de las más
exultantes ambiciones musicales de Nichelodeon puestas en su nivel más
explícito. Comenzando con cántico tarzanescos a lo Demetro Stratos (claro está,
a cargo de Milano), el ensamble instrumental se engarza en alucinadas
orquestaciones de piano y sintetizador mientras que la guitarra emana texturas
y adornos que alternan entre lo oscuro y lo grisáceo. El interludio que
comienza poco antes de llegar al cuarto minuto y medio evoca una reflexividad
donde lo inquietante ocupa un lugar tenue pero real. El clima de variada
perturbación conquistado aquí se expresa de manera excepcionalmente majestuosa,
en base a una inusitada mezcla e gótico, dadaísta y expresionismo: el caos
etéreo con el que culmina la pieza completa muy bien la idea. Cosas como ésta
podían muy bien dignificar altamente a obras musicales de Opus Avantra, el
primer Art Zoyd o Art Bears. ‘Ciò che rimane’ no llega a calmar las aguas, sino
a alimentarse de las dimensiones más tensas del tema precedente por más de 7 ½
minutos: de todas maneras, también hay algunos pasajes líricos que funcionan
muy bien a la hora de aportar una dinámica variedad a este viaje musical.
‘Flower of innocence’ se mueve por una espiritualidad cerebral más contenida,
antes de que emerja la explicitación más señorial de ‘Disegnando cattedrali di
cellule Pt.II’. Este tema de 9 ¼ de duración explora entusiastamente las
aristas más etéreas de los elementos cósmicos y surrealistas que ocupan un
lugar inapelable dentro del espectro sonoro de Nichelodeon. ‘Il ladro di
giochi’ ocupa los últimos 7’50” del disco, haciendo una fluida recapitulación
combinada de lo romántico y lo cósmico según los parámetros que ya a estas
alturas se nos hacen tremendamente familiares. Cuidado con el falso final que
tiene lugar a los cuatro minutos y cuarto: tras un tiempo de silencio sigue una
coda en clave futurista, ampliamente sazonada con efluvios dadaístas y
ejercicios de minimalismo industrial.
Nichelodeon es una grata sorpresa que aporta aires frescos al mundo siempre
abierto de la vanguardia sonora: los raudos amantes del avanti deben poner a
“Cinemanemico” en un lugar preferencial de sus listas de próximas compras
fonográficas.
César Mendoza
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