Temas
- De Oír Le Duele la Boca
- Sueño tras la Ventana
- El Viaje de los Muertos
- Lladotropogato
- La Rebelión de los Colgados
- Paguros del Día Gris
Integrantes
- Alejandro Sánchez: violín
- Carlos Ruiz: oboe, fagot
- Guauahtemoc Novelo: batería, percusión
- Jorge Gaitán: bajo, viola
- Carlo Nicolau: piano, cello
Nazca fue un grupo mexicano que tuvo la osadía de rescatar la vertiente del RIO
en su país en un medio que globalmente estaba concentrado en las apuestas
comerciales de llegada inmediata: el desprecio e indiferencia que recibió Nazca
de parte de la crítica y público son proporcionales al talento y exquisitez
desarrolladas en su material. Su disco debut fue el homónimo “Nazca”, salido al
mercado en 1985. Su sonido está claramente definido por el Univers Zero
1979-81, con algo del filo dinámico del Henry Cow del “Western Culture”.
‘De Oír Le Duele la Boca’ abre el disco con unas pulcras líneas de fagot que,
de entrada, anuncian el tétrico festín sonoro que se avecina. El carácter
oscuro de esta pieza (bueno, todas las piezas del disco brillan por su
oscuridad) a veces se focaliza en las pulsaciones de piano que emergen en el
intermedio, mientras que otras veces se centra en los vuelos torturados del
violín. La serenidad que surge en los últimos segundos se condice con la
languidez grisácea y engañosa de ‘Sueño tras la Ventana’, una pieza que, sin
dejar de ser juguetona, revela un esquema musical más relajado que el tema de
apertura. ‘El Viaje de los Muertos’ explora ambientes fúnebres con una
solemnidad vivaz, elegantemente desplegada a través de los disonantes juegos
armónicos protagonizados por las cuerdas y el oboe; las percusiones adornan muy
bien los desafiantes dibujos melódicos esbozados por los demás instrumentos.
Los últimos 35 segundos establecen una procesión típicamente stravinskyana.
‘Lladotropogato’ suena a una obra compuesta para una clase de vanguardia
progresiva dictada por Daniel Denis: después de un breve solo de violín tan
cautivante como aterrador, su cuerpo central consta de un motivo básico
oportunamente ornamentado en una suerte de crescendo sostenido, para finalmente
llegar a una coda un tanto más sobria donde las pulsaciones de piano y bajo no
solo dirigen el asunto, sino que también protagonizan la amalgama sonora. ‘La
Rebelión de los Colgados’ mantiene el espíritu y el ambiente del disco con una
mayor dosis de diversidad temática. ‘Paguros del Día Gris’ ocupa los últimos 2
minutos del disco, elaborando una coda intensa en su tenebrismo.
Tenemos, pues, a Nazca como un excelente exponente de chamber-rock hecho en
latitudes latinoamericanas.
César Mendoza
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