Temas
- Crisis 051209
- Ressentiment
- I Found a Deep Dark Hole and I Am Going to Jump In! There Will Be No
Proof of My Existence in This Dark Abyss. No-one Will Find Me Here! I Have
to Compensate for Being Born by the Redemption of My Life into Death. I Will
Become a Commendable Entity and Stop All the Senseless Butchery and Useless
Cruelty I Have Inflicted onto Other Souls. Right from the Start We Only Live
in the "Now". But If We Even Stop to Think of the Here and Now, It Has
Already Become the Past in a Twinkling of a Moment. In Turn, the Future is
Pushing Against the Now and This Whole Perception as We Know It Soon Becomes
the Past. To Try and Verify the Moment of "Life" is an Impossible Task. When
Trying to Prove Life, It Becomes a Past Existence in Which There Are Too
Many Memories. All in All, in the End Life and Death Are Exactly the Same.
So I Am Going to Follow My Dream and Dive into My Chosen Fate!
- Lethe
- Shell (16:28)
- Tautrogy (3:46)
Integrantes
- Satoshi Kobayashi: bajo
- Kazumi Suzuki: flauta
- Norimitsu Endo: batería
- Mitsuo: guitarras eléctricas y acústica, trompeta
Colaboradores – Kei Fushimi (guitarra eléctrica), Daishi Takagi (teclados)
El ensamble japonés Naikaku se las trae: al igual que muchas otras bandas
importantes de su país, Naikaku enarbola un ideario musical donde el núcleo
ideológico apela a lo bizarro, lo demente, lo travieso, dentro de un esquema
estilístico abiertamente aguerrido y consistentemente desafiante. Fue una de
la bandas que más llamaron la atención dentro de la más reciente edición del
BajaProg, y al escuchar éste, su segundo disco, no resulta para nada difícil
adivinar por qué. Los principales referentes del grupo son el metal
vanguardista (afín hasta cierto punto a Indukti), el rock in opposition, la
psicodelia crimsoniana, el prog metal, el math-rock, el jazz-rock de
tendencia moderna, todo ello nutrido por aires inconfundiblemente
orientales. El grupo sabe crear arrebatos de pura energía rockera
sofisticada sin por ello entorpecer las vías de acceso de la flauta a una
posición central dentro de los vuelos instrumentales, casi siempre
alucinados hasta traspasar el punto de neurosis alarmante.
El primer cuarto de hora y pico está ocupado por ‘Crisis 051209’, el cual
empieza con un frenesí fusionesco exótico, marcado inicialmente por la dupla
de tambores y flauta, para que luego el grupo en bloque se asiente. Con el
aporte de dinámicos arreglos progresivos a las variantes que surgen a partir
del motivo de entrada, el grupo pasa a una agresiva sección ad limitum, no
muy larga y no excesivamente esquizoide, pero sí perturbadora, sin perder un
ápice de distinción. Luego sigue una porción semejante a un Don Caballero
crimsonizado, tras la cual emerge una retorcida y entusiasta sección de
corte prog metal. Más adelante, las cosas viran hacia un parentesco con el
KC ochentero (!hay que ver cómo hace Kobayashi para hacer que su bajo se
asemeje un tanto al Stick!), antes de que la flauta inunde con su inherente
candidez el motivo de cierre (?se puede usted imaginar a Don Caballero
desarrollando un jam relativamente sencillo con el flautista de Solaris como
invitado? ). Este excelente tema ha de dejar al oyente con la boca hecha
agua, lo cual no supone un problema, pues lo que sigue a continuación sigue
exponiendo el largo alcance que tiene el ingenio musical existente a través
de la fruición desarrollada por los cinco instrumentistas. ‘Ressentiment’ es
puro prog metal apoyándose en su propia esencia pesada, aunque la base
rítmica hace abiertos coqueteos con el jazz-rock (una vez más, la influencia
de Damon Che de Don Caballero), mientras que la flauta emite unas líneas
hindúes con cierta rasposidad controlada. Al llegar a los 3 ¾ minutos, nos
encontramos con un interludio que a veces parece un tributo a la emblemática
sección intermedia de ‘Starless’, aunque con aires de Holdsworth en algunos
fraseos de la guitarra solista. !Y qué decir de ese solo de flauta con
vibrato distorsionado! – un sonido casi extraterrestre. El tercer tema porta
un estrambóticamente largo título que no repetiré aquí, pero puedo decir que
su espíritu lúdico y coqueto no se condice con el minucioso manifiesto
suicida expuesto de manera tan pasmosa en el título. Ya desde el punto de
entrada hay una pauta rítmica ágil que sirve de base para los coquetos
duetos de flauta y trompeta: imaginemos música para gags de cabaret a ritmo
de jazz. El bajo complejo y preciso halla en la batería de Endo la perfecta
compleción de la sección rítmica ideal para un grupo tan exigente como éste.
Las cosas se van tornando paulatinamente más psicodélicas desde la vertiente
espacial, mientras que la dupla rítmica sostiene su consistente cadencia
jazzera.
Los siguientes nueve minutos están ocupados por ‘Lethe’, una pieza donde
Naikaku explora con mayor ímpetu su faceta jazz-fusión: este tema puede
describirse (con todas las imprecisiones técnicas del caso) como una
partitura perdida de Kenso rescatada y registrada por un combinado de
músicos de Djam Karet y Don Caballero: así es la serie dinámica de
florituras contenida en la base melódica, así es el despliegue de fuego
muscular en las ejecuciones. El ambiente general de la pieza se centra en la
cadencia melódica de los motivos principales, pero también cabe destacar la
emergencia de un pasaje francamente esquizofrénico en el que se crea un
angustioso falso clímax donde el delirio y lo absurdo se conjugan en una
amalgama poderosa. El tema homónimo, con sus casi 16 ½ minutos de espacio,
es el más largo del disco. En su seno se cobija una trama bien articulada de
motivos que oscilan entre la vanguardia crimsoniana contemporánea, el math
rock, el prog metal y el jazz-fusión en una ilación tan delicadamente armada
que los cambios no se notan en el preciso momento. Curiosamente, la sección
de entrada tiene una densidad grisácea y misteriosa para nada ajena a la
escena escandinava de los primeros 90s (Anglagard, Anekdoten), y es la misma
con que se cierra el tema antes de las voces radiales finales. El disco
culmina con el tema más breve, ‘Tautrogy’, el cual se concentra en generar
un excitante híbrido entre lo espacial y lo metalero de una manera más
celebratoria que misteriosa o mística, más cercana a Djam Karet en su faceta
extrovertida que a la onda de Ozric Tentacles o a la tradición de Hawkwind,
por poner dos ejemplos particularmente llamativos.
Naikaku es un grupo muy elogiado en mil y un sitios web dedicados a la
difusión del progresivo, y no es para menos: yo solo conozco este disco
“Shell”, y recomiendo éste y el otro (“Wheel of Fortune”) a ojos cerrados.
César Mendoza
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