Temas
- London Cab - 7:30
- X-25 - 2:00
- Gelatine - 8:10
- Last Song - 15:20
- Memories - 3:15
Integrantes
- Maurice Hemlinger: órgano, trompeta, saxofones soprano y tenor, flauta
- Gerard Bertram: guitarras eléctrica y acústica, voz
- Didier Thibault: bajo, guitarra de 12 cuerdas, voz
- Gerard Pons: batería, percusión
Moving Gelatine Plates es el nombre de un ensamble jazzero-progresivo galo que
en su momento recibió el apodo de "Soft Machine francés". No es totalmente
descabellado este apodo, pero ciertamente este grupo se dedicaba a algo más que
simplemente homenajear a sus principales influencias - MGP exhibe un sentido
del vigor muy peculiar, creando un esuqema de trabajo donde la potencia, la
destreza y el humor generan una propuesta excitante y refrescante.
El disco comienza extrovertidamente con "London Cab", un tema intenso y alegre
que inmediatamente nos convoca a evocar al Soft Machine pre-Elton Dean y a
Supersister. Tras el traviesamente cósmico preludio, las frenéticas caminatas
sónicas desarrolladas por los componentes del ensamble sobre un compás de 7/8
convergen dinámicamente en una amalgama perfecta. La batería de Pons genera una
milimétrica sofisticación, mientras que Hemlinger se explaya a sus anchas con
los diversos vientos que maneja. Otros pasajes van emergiendo, levando a pieza
hacia territorios de psicodelia heavy con aires zappianos (incluyendo voces
burlescas y caricaturescas), antes de legar a la excitante coda. "X-25" es otro
tema patentemente travieso, basado en una mezcla de jazz-rock vanguardista y
beat psicodélico, muy similar a la visión dadaísta de Daevid Allen desde los
inicios de Gong. Es una pena que se trate de un tema tan corto, pues
ciertamente tiene un gancho muy especial. Pero la pieza que sigue a
continuación, "Gelatine", se manda con 8 minutos, y se encarga precisamente de
preservar el espíritu de "X-25", proporcionándole una sofisticación más
explícita - se incluye un gran solo de bajo a cargo de Thibault, quien a ratos
parece emular al primer bajista de Jethro Tull. Por supuesto, nos topamos con
una serie de variantes de ambientes y compases: el saxo y la guitarra comparten
el protagonismo, siendo así que el primero guarda una actitud menos explosiva
que en el tema de entrada. "Last Song" no es exactamente la última canción de
disco, pero sí es la más ambiciosa, con un espacio de más de 15 minutos para
desarrollar su secuencia de ideas. Comienza muy bien entonada esta pieza, con
una primacía de la guitarra y un esquema rítmico espectacular: la verdad que
los fraseos de Bertram y la dinámica de Pons triangulan impresionantemente el
total despliegue de vibrante energía en el que se encuadran los cuatro músicos.
Para cuando llega el turno del solo de batería, el ambiente ya está
suficientemente encendido como para que solo haya espacio para el más puro
entusiasmo musical. Poco antes de arribar al minuto 9 BE, el tema deriva hacia
un pasaje lánguido, muy afín a la psicodelia floydiana de tintes cósmicos,
aunque el canto dual de Bertram y Thibault me suena cercano a T-Rex. La
psicodelia se hace un poco más filuda a partir del minuto 13 BD, lo cual
básicamente sirve para anticipar la coda que resuelve el final de la pieza de
manera un poco apresurada, en verdad. El cierre del disco llega con la pastoral
"Memories", una balada acústica centrada en los refinados vuelos de la flauta
que se emiten ensoñadoramente sobre los rasgueos y punteos de las guitarras
acústicas de seis y doce cuerdas. Esa aura hippy que se proyecta aquí tiene un
encantador aroma retro.
Aunque a fin de cuentas, su segundo disco "The World of Genius Hans" me parece
la obra cumbre de MGP merced a su estilo más cuidado, este disco debut no se le
queda muy a la zaga: a pesar de la juventud de sus integrantes, este grupo ya
daba muestras de ser un referente de suma importancia para la instalación de
una escena rockera vanguardista seria en su país. "Moving Gelatine Plates" no
debe faltar, EMHO, en ninguna buena discoteca progresiva.
César Mendoza
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