Temas
- Captif de la Nuit
- L'echiquier de la Vie
- Les Guerriers
- Passions
- Voyage Avec les Morts
- Souvenirs
- Quelque Part Sur Un Quai
- Les Noces de Cendre
- Comme Un Songe
Integrantes
- Dominique le Guennec: voz, flauta
- Guillaume de la Pilière: guitarras, flauta, coros
- Alain de Lille: teclados, coros
- Philippe Maury: bajo
- Benoit de Gency: batería
“De L’ombre à la Lumière” es el título del disco de retorno de Mona Lisa,
saliendo de la sombra del pasado para resurgir a la luz del presente (a fines
del milenio pasado). Esta gesta es obra de Dominique Le Guennec con la
complicidad de los músicos de Versailles. La simetría es apropiada a más no
poder, pues Versailles asumió en los 90s el rol de resucitar la onda del prog
“teatral” francés en medio del revival que experimentó el género desde diversos
frentes del orbe. Se nota, tanto por el tenor general de las composiciones como
por la naturaleza habitual de los arreglos, que este Mona Lisa renacido se
orienta hacia las sonoridades desarrolladas en “Le Petit Violon de Mr.
Grégoire” y “Avant qu'il Ne Soit Trop Tard”, pero también es verdad que el
(ex-)cuarteto comandado por De la Pilière y De Lille ha sabido filtrar sus
aportes en el ensamble, pues se puede notar que los músicos son los mismos que
en su momento gestaron “Le Trésor de Valliesres” y “Blaise et Benjamin”.
‘Captif de la Nuit’ da inicio al disco con una expresión total de energía
encapsulada en un compás no muy rápido. La melodía principal se explaya casi
como una letanía, algo que aprovecha Le Guennec para cantar teatralmente sus
líneas hasta llegar al arrebato final de risa sicótica ante la inminencia de la
muerte – una apertura excelente para el nostálgico de Mona Lisa. ‘L'echiquier
de la Vie’ es una pieza más tirada hacia lo sutil, alternando pasajes
moderadamente calmos con otros ligeramente inquietantes, es decir, trabajando
con una diversidad de ambientes siendo así que cada uno de ellos es manejado
sin el paroxismo que inundaba a la pieza de entrada. ‘Les Guerriers’ comienza
con un aire ensoñador antes de centrarse en un pasaje más extrovertido: en todo
caso, hay una candidez melódica que atraviesa a toda la pieza. ‘Passions’
ahonda en la aureola melódica de la canción precedente, incluyendo un bonito
solo de flauta en el intermedio. ‘Voyage Avec les Morts’ es el número más largo
del disco, con sus 10 ½ minutos de duración. Su esquema de blues-rock es
manejado con sobriedad por la dupla rítmica; en los momentos instrumentales, la
guitarra y el órgano se alternan en un duelo medido, adecuado para el clima
contenido que tiene lugar. Hay un par de paréntesis donde la intensidad se
acrecienta, permitiendo así a la guitarra desplegar solos más extrovertidos de
lo habitual. Para el fade-out, el sintetizador se une para añadir matices: no
es una suite propiamente, sino un tema de concepción sencilla que se apoya en
trucos de expansión. El talante blues-rock se perpetúa un poco en la más breve
‘Souvenirs’, canción férreamente conformada bajo el esquema de balada rock. Las
cosas pronto se vuelven a intensificar progresivamente hablando con ‘Quelque
Part Sur Un Quai’, que es tal vez donde la faceta épica se desarrolla más
cabalmente dentro de este disco. ‘Les Noces de Cendre’ es la única pieza
compuesta íntegramente por Guillaume de la Pilière, y es justamente él quien
asume en esta ocasión la función de primera voz – es un lento etéreo, típico de
cualquier disco de Versailles, y su aura flotante es tan cautivante que uno se
pregunta si no pudo ser más largo que los 4 minutos que se le concede en este
repertorio. El disco concluye con ‘Comme un Songe’, canción que recupera los
ambientes creados por las canciones 2 y 3, incluso reforzando la calidez
melódica del momento. Ha sido un largo trecho desde la exhibición de neurosis
airada del primer tema, y resulta un buen efecto que el disco concluya con
estas sonoridades más amables.
En conclusión, “De L’ombre à la Lumière” es un buen disco de retorno para un
Mona Lisa radicalmente reconstruido – no llega a igualar los picos de
creatividad plasmados en sus obras más notables de los 70s, pero sin duda logra
rescatar de manera eficiente y convincente los rasgos más saltantes del
progresivo teatral francés tradicional. Buenas ideas, robustez performativa,
coherencia estilística y lealtad a los estándares de un subgénero progresivo
determinado: los ingredientes infaltables para un disco retro de calidad.
César Mendoza
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