Temas
- Sham Noctiluca
- The Slough of Despond
- Mortuary
- Beyond the Clean Air
- Green Forest [Bonus track]
Integrantes
- Kazuo Katayama: batería, percusión acústica y electrónica
- Eishyo Lynn: piano, sintetizadores
- Katsuaki Mishima; bajo
- Eigo Utoh: voz, violín
Midas se contaba entre las bandas más notables dentro del revival prog
japonés que tuvo lugar en los 80s. Su estilo estaba claramente definido como
un punto de encuentro entre las esencias estilizadas del progresivo
sinfónico (Yes, UK, Camel) y la ágil dinámica del neo- prog, con una cierta
preferencia por la primera vertiente. Es justo advertir que el sonido global
de la banda porta variantes exóticas en las melodías y cadencias, lo que le
permite generar algo de originalidad a través de las influencias. El hecho
de que el violín asuma el rol principal la mayor parte del tiempo hace que
Midas realce las posibilidades sinfónicas del departamento de teclados, a
fin de que los solos de Utoh brillen cada vez que salen a tallar. En
perspectiva, "Beyond the Clean Air" no iguala el poder transmitido por su
posterior tercer disco "Third Operation" (EMHO, su álbum más destacado),
pero a fin de cuentas, tenemos aquí un poderoso debut que deberá resultar
atractivo para cualquier genuino amante del sinfonismo, en especial por su
riqueza melódica y su predominancia de ambientes extrovertidos.
'Sham Noctulica' da inicio al disco con una espléndida introducción lenta,
algo así como una mezcla entre el 'Danger Money' de UK y el 'Eleventh Earl
of Mar' de Genesis, con una cercanía a la vibración siniestra del primero.
El desarrollo de la pieza vira hacia un excitante y colorido despliegue de
sonoridades sinfónicas, donde la interacción entre los estupendos solos de
sintetizador y las elegantes intrusiones del violín se asientan sobre una
sólida sección rítmica. ‘Sham Noctulica’ es una garantía de buena primera
impresión. A continuación viene 'The Slough of Despond', que ocupa el
siguiente cuarto de hora con un ejercicio más pomposo de melodías y
ambientes sinfónicos bajo un esquema que recurrentemente coquetea con el
neo. Dado que en este tema sale a relucir una presencia más llamativa de los
teclados, Eishyo Lynn aprovecha para dar rienda suelta a sus influencias
wakemanianas y jobsonianas, combinando el clasicismo juguetón del “Yes-man”
y las texturas cósmicas del versátil “UK-man”. La inclusión de algunas
líneas célticas en algunos de los motivos ayuda a la pieza a mantener su
clima entusiasta de manera consistente y fluida. Los elementos que siguen
después son un interludio de piano con base romántica, una progresión en
clave de vals y un motivo a lo Camel-con-Pendragon elaborado sobre un
complejo juego de cambios rítmicos, todos ellos en una procesión bien
amalgamada. 'Mortuary', a pesar de las alusiones funerarias de su título,
mantiene el vivaz vigor general del repertorio bien encendido. Su exótica
línea melódica principal incluye algunos pasajes tangueros bastante
traviesos: aunque suene inverosímil, la cosa es que el truco funciona
bastante bien. Se trata del tema más corto del álbum, pero no es el más
simple, puesto que contiene suficientes variantes y giros como para resultar
musicalmente exigente.
El repertorio oficial concluye con los 18 ¾ minutos del tema homónimo, una
auténtica maratón que puede muy bien representar certeramente un emblema de
lo que significa la esencia progresiva de Midas desde lo más íntimo de su
ser. Comienza con un melancólico trío de piano, violín y madera sintetizada,
como si se exorcizara a viejos fantasmas de musas barrocas. La primera
sección cantada tiene el típico esquema de una balada progresiva, al modo de
una confluencia entre Curved Air y el Yes 77-78. Cuando las cosas se tornan
más veloces, se genera una vibración trepidante, creando así un perfecto
pretexto para la emisión de explosivos solos de violín y sintetizador.
Después, las cosas viran hacia ambientes más calmados, trasladándose hacia
esferas más cósmicas: de este modo abre un puente a la sección conclusiva,
consistente en retomas de motivos precedentes y su coda subsiguiente, donde
se alternan lo climático y lo melancólico. 'Green Forest' es un bonus
bastante bueno: en cuanto a su ambiente y atmósferas, tiene un parentesco
muy cercano con los temas 2 y 4. En todo caso, Utoh fuerza su voz hacia
falsetes que pueden tal vez enervar a algún que otro oyente:
definitivamente, para voces extravagantes, es fácil adivinar que muchos
preferirán al de los primeros discos de Outer Limits. “Beyond the Clean
Air”, como un todo, es toda una joya del sinfonismo moderno en los ochentas,
ello a pesar de que los sonidos de los teclados suenan un tanto desfasados.
Midas es un ítem de presencia obligatoria en las listas y catálogos de los
coleccionistas progresivos.
César Mendoza
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