Temas
- Look At That Table And Make It Spin In Your Head (4:12)
- Mrs. Lynx (5:00)
- Explosive Diarrhea (4:20)
- In Snow (2:23)
- In Sand (3:29)
- Aries (5:50)
- Prynx (4:14)
- United States (3:14)
- Raisins (4:29)
Integrantes
- Michael Hutchings: guitarra
- David Konopka: guitarra
- Dale Connolly: batería
- Paul Joyce: bajo
Con pocos años de existencia pero con una muy buena reputación obtenida en un
tiempo tan reducido merced a su capacidad de impresionar a los amantes del rock
experimental del underground estadounidense, Lynx es toda una leyenda del
math-rock. Formado en Boston pero integrado en la escena underground de Chicago
durante la mayor parte de su breve existencia, este cuarteto instrumental logró
reactivar de forma sugerente y efectiva los recursos aventureros de Don
Caballero y Upsilon Acrux para crear una musicalidad adusta y dinámica a la
vez, donde hay espacios amplios y oportunamente diversificados para la neurosis
frontal, las texturas y las pulsaciones contagiantes. Antes del CD de larga
duración homónimo que reseñamos ahora, Lynx había grabado un EP con tres
temas... !y ese fue todo du legado fonográfico! Hoy por hoy, una parte de Lynx
sigue viviendo pues David Konopka, uno de los guitarristas, forma parte de
Battles, grupo que también contiene a un ex-miembro de Don Caballero en sus
filas.
'Look At That Table And Make It Spin In Your Head' abre el disco con una
combinación de crudeza compleja a lo Upsilon Acrux e ímpetu estilizado a lo Don
Caballero (pre-"American Don"), todo ello sobre un esquema rítmico no demasiado
voraz, lo cual sin duda permite a los guitarreos duales desarrollar los
ornamentos sucesivos sobre los cuales se explaya el cuerpo central. Sigue a
continuación 'Mrs. Lynx' con el propósito de seguir explorando estas áreas
musicales, aunque tiene el aliciente extra de aumentar un poco la dosis de
calor a la instrumentación global, especialmente en lo que se refiere a la
labor del baterista; incluso da la apariencia en varios momentos de que es el
bajista quien dirige el entramado de los tres instrumentos de cuerda. Bajo el
poco elegante título de 'Explosive Diarrhea' emerge de inmediato el tercer tema
del disco, el mismo que ofrece 4 minutos y pico de polenta rockera organizada
bajo razonablemente complejas variaciones de motivos y ambientes. Eso sí, el
ensamble genera y forma un todo sonoro bastante compacto: el juego rockero de
Lynx ya empieza a manifestarse más directamente, sin renunciar al juego de la
sofisticación progresiva dentro del lenguaje propio del math-rock. Acto seguido
nos topamos con la dupla de las piezas 'In Snow' e 'In Sand': ambas se
focalizan en marañas, tan sencillas como consistentes, de juegos armónicos
diversos, los cuales nos pueden hacer evocar un punto intermedio entre Sonic
Youth y Upsilon Acrux. Se nota, en todo caso, la peculiaridad de 'In Sand' en
tanto que incluye una gama mayor de texturas y mantiene una robustez rockera
más absorbente, casi metalera en los momentos finales. 'Aries', cuya duración
es cercana a los 6 minutos, resulta el tema más extenso del álbum: basado en un
esquema compositivo muy cáustico y conciso en cuanto al despliegue de acordes
(salvo en el último minuto, donde se nota una auténtica agilidad temática), su
núcleo mayormente reposa en la triangulación manejada por las dos guitarras y
la dupla rítmica, funcionando esta última como una maquinaria tremendamente
precisa en el sostenimiento de las cadencias adecuadas para cada momento
(heavy, etéreo, contenido). 'Prynx' porta un fuego rockero semejante al de
'Explosive Diarrhea' (!tuve que escribir el título otra vez!), añadiendo un
toque de travesura en el inicio, cuando la banda simula tres o cuatro fade-outs
antes de que se arme el cuerpo central de la pieza. En el tema siguiente,
titulado 'United States', continua rizando el rizo de la neurosis de
inspiración doncaballeresca, principalmente retomando aires de los dos primeros
temas bajo la medida influencia de la fuerza exhibida en los temas 3ro y 7mo.
Por su parte, 'Raisins' cierra el disco con un aire de calidez incorporado en
alguno pasajes serenos, aunque siempre hay espacio para momentos intensos y
viscerales que suenan a algo así como una idea post-rockera reinterpretada
desde una óptica punk. El solitario guitarreo distorsionado con el que se
completa el último medio minuto de la pieza parece reflejar una sensación de
alegría explayada bajo un aura contemplativa.
Bueno, hasta aquí llegó la experiencia con este disco final de Lynx: se notaba
que esta banda tenía suficiente punche como para seguir proponiendo cosas
interesantes para la continuidad de la escena math-rockera que se desarrollaba
en su país desde los 90s, pero ante el modo en que se dieron las cosas, lo más
adecuado es agradecer que al menos pudo registrar este disco al modo de un
tesoro para coleccionistas.
César Mendoza
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