Temas
- La Transformación Del Mito
- REFLEXIÓN (Pardos Fueron Frente Al Mar)
- FESTEJO (Algo Tenía Que Ver La Luna)
- PENUMBRA (Pero Dios Los Visita De Vez En Cuando)
- TRAICIÓN (Me Pregunto Entre Todas Las Preguntas)
- ENVENENAMIENTO (En Los Ojos De La Muerte)
- Caleta Tortel
- RESUREXIÓN (Seguramente Encontraremos)
- RECUERDO (Las Palabras Viajan En El Viento)
- Bajo Pisagua
- ESPERANZA (Lo Que Ha Quedado Es Sólo Esto)
Integrantes
- Alfonso Banda: guitarras, trompe
- Rodrigo González: batería, percusión
- Fernando Altamirano: voz, trutruca
- Peter Pfeifer: saxofones tenor, barítono y soprano, máquina de escribir
- Francisco Martín: bajo, piano, máquina de escribir, bombo legüero
- Karsten Contreras: voz
laboradores ? Benjamín Ruz (violín), Christian Rebolledo (guitarra)
Uno de los grupos más ingeniosos y enérgicos de la escena rock-fusión
chilena actual, La Desooorden hace un claro homenaje a su nombre
distorsionado con su disco conceptual ?La Isla de los Muertos? ? planteando
una mirada crítica a la destrucción del medio ambiente en aras de la
expansión tecnológica-industrial-comercial, este repertorio busca cuestionar
el orden socioeconómico actual que pretende imponer su lógica a los cada vez
más depredados lugares naturales y decir mensajes ricos a la conciencia a
través del arte musical. La historia específica en la cual se basa este
concept-disc es la que ?transcurre entre 1903 y 1906 en los terrenos cedidos
a la Compañía Explotadora del Baker, finalizando con la muerte de 200
personas entre hombres, mujeres y niños, y su posterior entierro en un
cementerio improvisado entre dos brazos del Río Baker a una distancia de 30
minutos de Caleta Tortel.? (palabras del baterista Rodrigo González). La
obra poética de Manuel Zúñiga inspirada en este dramático momento del
proceso así llamado modernizador de Chile es la base para las letras del
disco. Como puntos de referencia para los lectores, puedo señalar que el
sonido global de La Desooorden combina la frescura de Maldita Vecindad con
la exquisita gracilidad de Congreso y las amplitudes psicodélicas de Koiak y
Mar de Robles (en sus facetas más explosivas). Precisamente resulta un plus
el que esta obra sea un disco conceptual, o sea, que presente una sucesión
fluida a través del repertorio, para que así el grupo pueda explotar a sus
anchas los contrastes entre los pasajes más extrovertidos y los más
intimistas, los más tensos y los más lánguidos.
El disco comienza con una introducción ensoñadora de piano y violín, una
sonoridad que recién ve explotado su caudal de misterio cuando emergen los
relatos flotantes de los espíritus del limbo. Es allí donde lo onírico se
torna tétrico, como un testimonio emitido por voces escondidas para un
receptor llamado a ser perturbado desde lo más íntimo de su consciencia,
tanto por la sordidez del relato mismo como por la naturaleza ultraterrena
de las voces, quejidos y plegarias. ?Pardos Fueron Frente Al Mar? nos
enfrenta por primera vez al sonido propio del ensamble en pleno. La rica y
firme labor de la dupla rítmica (realzada por la versatilidad diversa de
González a la hora de aportar sonidos percusivos varios) se erige como un
protagonista peculiar dentro del sonido grupal, aunque con esto no quiero
para nada discriminar los ingeniosos vuelos de los saxos de Pfeifer ni los
continuos abordajes de guitarra que Banda sabe suministrar con fina energía.
Los dos vocalistas comparten de manera comprometida la labor de transmitir
la historia alternando recitaciones y cantos ? en verdad, las primeras son
mayoritarias, cuantitativamente hablando, con lo cual se logra concretar la
magia dramáticamente teatral con la que se aborda el concepto del disco.
?Algo Tenía Que Ver La Luna? mantiene el momentum asumiendo la estrategia de
reforzar el factor jazzero dentro del sonido grupal: es una pieza con gancho
explícito, aunque no por ello exento de complejidad performativa actualizada
con buen gusto para no estorbar en la sazón contagiosa del compás rítmico
básico. ?Pero Dios Los Visita De Vez En Cuando? nos envía por parajes
sonoros más melancólicos y reflexivos, lo cual se siente como apropiadamente
conectado con la alusión contemplativa del título. ?Me Pregunto Entre Todas
Las preguntas? nos muestra la faceta más agresiva y visceral dentro de la
línea más extrovertida de La Desooorden, gestando así un alucinado clímax
para el ambiente generado inicialmente en ?Pero Dios??. De inmediato, ?En
Los Ojos De La Muerta? nos brinda una recapitulación conjugada de los
ambientes mostrados en las piezas 2 y 3. ?Caleta Tortel? es un exquisito
efluvio exótico guiado mayestáticamente por el violín de Ruz, un invitado de
lujo que sabe cuándo asumir un rol preferencial con total soltura.
?Seguramente Encontraremos? nos vuelve a mostrar la desnudez más agresiva
del grupo, aunque matizado con interludios en los que la energía se reviste
de calculada sofisticación, con aires casi marciales, así como por un final
que tiene más de evocativo que de incendiario. ?Las Palabras Viajan En El
Viento? también tiene una predominante aura lírica a través de los refinados
recovecos jazzeros marcados por la sección rítmica. ?Bajo Pisagua?, al igual
que ?Caleta Tortel?, es otro interludio relajado, casi onírico, portador de
una belleza serena, y una vez más, marcado por el rol protagónico del
violinista Ruz. El disco concluye con ?Lo Que Ha Quedado Es Sólo Esto?, una
pieza donde lo evocado se siente como algo ido aunque dejando una huella, el
testimonio de los 100 + 100 muertos que ansían regresar al lugar del cual
fueron extirpadas sus presencias físicas y a los cuales solo queda relatar
sus circunstancias. El compás semi-lento de este tema de clausura ayuda a
recrear eficazmente el ambiente de nostalgia provocadora que se vierte en
las letras, acompañado por los vuelos sutiles del saxo.
?La Isla de los Muertos? es un CD de formato interactivo (solo se revela
cuando se pone en el ordenador), conteniendo imágenes de la selva, además de
créditos de la instrumentación y las líricas correspondientes a cada pieza
del repertorio. También hay fotos del grupo viajando al lugar de los hechos
(empapándose de los testimonios dejados en los viejos árboles, las duras
rocas, los musgos, las aguas de corrientes y cascadas, las vías y canales,
la flora, las nubes que fungen como puentes entre el cielo y la tierra);
realizando las sesiones de grabación; aves de la zona; wallpapers... Este
recurso ayuda bastante a ubicar al oyente en una ambientación más
intensificada respecto a este viaje musical por un pedazo particularmente
sórdido dentro del proceso de modernización forzada de Sudamérica. Pero
bueno, si consideramos a este trabajo estrictamente desde una óptica
musical, resulta ser toda una obra majestuosa dentro de la actual escena
rock-fusión en estos lares. La Desooorden se revela como una fuerza creadora
que merece total atención de parte de los auténticos apreciadores del rock
experimental con elementos autóctonos del folklore latinoamericano.
César Mendoza
Agradecimiento a Francisca Caballero S., de Demúsica.cl, por la inspiración
al iniciar el borrador de la presente reseña.
Addendum: ?La Isla de los Muertos se basa en un texto del poeta chileno
Manuel Zúñiga, quien en sus versos narra la escalofriante historia de los
hechos ocurridos entre 1903 y 1906 en el territorio cedido por el Estado de
Chile a la Compañía Explotadora del Río Baker (actual XI Región) que terminó
con la muerte de una cantidad indeterminada de personas, de 100 a 200, entre
hombres, mujeres y niños. En este caso fue la totalidad del "enganche" de
hacheros chilotes y sus familias, llevados hasta la remota región de Caleta
Tortel, donde una vez realizado el trabajo habrían sido asesinados para no
pagarles el salario acordado. La versión que circula con más fuerza es que
se les habría envenenado el pan. Para esto se entregó al panadero del
campamento una sustancia que debía agregar al amasijo de harina. De esta
manera el causante inocente de estas muertes, paradójicamente fue el propio
"baker", panadero en inglés. Los cadáveres de estos infortunados fueron
sepultados en una isla del delta del río Baker, próxima a Caleta Tortel,
conocida por ello como la Isla de los Muertos. Las crecidas del río durante
el siglo transcurrido fueron desenterrando y llevándose a muchos de estos
muertos hasta el mar. De allí la imprecisión sobre la cantidad de ellos. Aun
cuando nunca se haya conocido la causa de estos fallecimientos simultáneos,
la historia es verídica. Hoy día yacen 30 muertos en el destartalado
cementerio con algunas cruces de buena madera de ciprés, para señalar el
lugar de la tragedia.
Está aún pendiente la revisión histórica de la explotación y los crímenes
contra aborígenes y obreros por el hombre blanco en las inmensas estepas
patagónicas y en tantos lugares ubicados en remotas islas del austro
chileno. El poeta Zúñiga, a través de su verso encantado, rodeado de
misterio y envuelto en las brumas y lluvias del sur, nos va develando una de
estas historias que los jóvenes artistas de La Desooorden han trasladado a
la música para ser cantada. Así, ellos tratan de ajustar cuentas revelando
uno de los muchos episodios de engaños, traiciones y crímenes que
ensombrecen la historia del hombre en nuestras tierras australes.
[Tomado de la página web de Revista Musical Chilena:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-27902005020400014&script=sci_arttext
Consultar también el artículo de Virginia Vidal publicado en el enlace
http://virginia-vidal.com/anaquel/printer_280.shtml
|