Temas
- Elektrisches Roulette (4:20)
- Tongebirge (2:50)
- Kristallo (6:19)
- Heimatklänge (3:45)
- Tanzmusik (6:35)
- Ananas Symphonie (13:55)
Integrantes
- Ralf HŸtter: teclados, sintetizadores, instrumentos de cuerda, batería,
percusión, caja de ritmos
- Florian Schneider: teclados, sintetizadores, flauta electrónica, instrumentos
de cuerda, percusión
He aquí el tercer disco de Kraftwerk: titulado con un toque muy personal, "Ralf
& Florian" encarna el engarce perfecto entre las aventuras sónicas plasmadas en
"1" y "2", las cuales se encuadraban dentro de la gama del krautrock, y la
primera expresión madura de la visión pionera de la electrónica tal como quedó
reflejada en "Autobahn", la primera gran obra clásica de Kraftwerk. Si "1" se
caracterizaba por ostentar rudimentarias estrategias pulsátiles en los
experimentos sónicos del repertorio y "2" por desarrollar aventuras insertas en
la lógica minimalista, "Ralf & Florian" encarna la primera expresión 100%
focalizada de lo que ahora se llama el sonido Kraftwerk en sí. Fácilmente
clasificable dentro del estándar del krautrock electrónico, hay un predominio
de atmósferas ambientales en este disco, lo cual coloca al entonces dúo en
consonancia con las experimentaciones que también realizaban Cluster y Can.
'Elektrisches Roulette' abre el disco con una excitante secuencia de
sintetizadores, piano eléctrico, batería y percusiones electrónicas: la
atmósfera nuclear se centra en dar la impresión de una rueda imparable que va
girando cada vez más deprisa, hasta que el mecanismo deja de girar. El carácter
amable de las líneas principales del sintetizador melódico brinda un aire casi
mágico a este colorido viaje impresionista. 'Tongebirge' se basa en un
matrimonio entre la flauta electrónica y el sintetizador: la pieza es etérea
pero no lánguida, pues mantiene un perfil relativamente épico a través de las
notas que van fluyendo, impregnando el aire con envolventes vibraciones
cósmicas. Los aires de familia con Tangerine Dream y Cluster son innegables e
irresistibles de mencionar. 'Kristallo' es una joya individual que se destaca
de manera particular en medio de todo el repertorio: bajo una secuencia
sintetizada que va armando un groove llamativo, se despliega una serie de
escalas y ornamentos de sintetizador y pianet que retratan a plena cabalidad
imágenes cristalinas muy a tono con el título del tema. Esta pieza anticipa en
alto grado el tipo de sonoridad a desarrollarse en los siguientes dos álbumes
de Kraftwerk: sí señor, el sonido Kraftwerk está naciendo y ya no hay punto de
retorno. El último minuto y medio consiste en una versión revertida y acelerada
de la pieza en cuestión, dando así la impresión de un cristal que se esparce a
lo largo y ancho del cosmos. 'Heimatklänge' completa la primera mitad del disco
con un viaje introspectivo en el que las dulces notas de piano y los
celestiales colores de la flauta, en consonancia con las calmadas capas de
sintetizador en el trasfondo, proyectan recorridos hacia los interiores más
serenos del espíritu.
'Tanzmusik' es el tema más conocido de este disco. Con un ritmo sintético
marcadamente latino, la amalgama generada en la comunión de sintetizadores,
pianet, piano eléctrico, flauta electrónica, glockenspiel y otras percusiones
(!incluyendo palmas!) desarrolla un ambiente casi onírico que envuelve el
espíritu de agilidad juguetona propio del motivo central. El resultado es una
experiencia musical repleta de sonidos y atmósferas cálidas en medio de todo el
entramado electrónico, y ciertamente esta calidez envolvente seguirá
desarrollándose hasta su máxima expresión en el extenso tema que cierra el
álbum, 'Ananas Symphonie'. Comenzando con una breve obertura marcada por
rasgueos de arpa y escalas aleatorias de guitarra que se superponen a la
secuencia de un ritmo exótico, el primer motivo elabora una atmósfera relajante
que evoca imágenes de playas caribeñas. El segundo motivo, el cual abarca el
resto de esta "sinfonía electrónica", está trazado por una cadenciosa secuencia
rítmica que lleva la imaginería exótica hacia una dimensión más reflexiva, algo
muy afín a Cluster y a lo que poco después harán Harmonia y, por ratos,
Vangelis. Aunque la persistencia de la base melódica puede en principio dar la
apariencia de monotonía, el hecho es que la dupla de HŸtter y Schneider se da
maña para desarrollar genuina y razonable variedad de matices y variantes
armónicas a lo largo del camino. Hasta aquí llega la experiencia melómana de
"Ralf & Florian", el testimonio verídico de una voz musical que está ad portas
de conquistar su foco propio, y de paso, recibir la consagración comercial.
Esto es Kraftwerk.
César Mendoza
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