Temas
1- Amphisbaena (7'23)
2- Ouroboros [Theme ; Variation I ; Variation II ; Variation III ; Variation
IV ; Variation V ; Variation VI ; variation VII ; Coda ] (16'03)
3- Satyrs (7'14)
4- Simurgh (13'04)
5- Behemoth (7'36)
6- Legal Identity V (3'56)
7- Mysticae Visiones (live in Gouveia Art Rock 2007) (16'22)
Integrantes
- Carlos Plaza: teclados
- Adriana Plaza: teclados
- César García Forero: guitarras, teclados en 3
- Jaime Pascual Summers: bajo
- Carlos Franco Vivas: batería, percusión
Grandiosa perpetuación de la persistentemente magnífica aportación de Kotebel a
la escena progresiva actual: “Ouroboros” es el disco conceptual sobre figuras
mitológicas que este ensamble hispano-venezolano entrega en el año 2009, y
desde ya puedo anticipar sin muchos temores de equivocarme que se trata de un
disco merecedor de altas posiciones en futuras encuestas de lo mejor del año
progresivo. Con un hermoso formato de digipack con dibujos donde predominan
suaves coloridos ocres expandidos en tonalidades suavemente nebulosas, Kotebel
nos ofrece una muestra más de su pulcra e ingeniosa manera de revitalizar el
sinfonismo para nuestros tiempos. Me imagino que es legítimo extrañar la
presencia de la flauta y la voz femenina dentro del encuadre sonoro de la banda
debido a los réditos tan fantásticos que les produjo en su fabulosa obra
anterior “Omphalos”, pero lo cierto es que el grupo demuestra que sabe
mantenerse en su cada vez más habitual grandilocuente magnificencia con el
formato netamente instrumental.
‘Amphisbaena’ abre el disco con una breve introducción tenue antes de que el
ensamble entero se enfrasque vigorosamente en una deliciosa arquitectura
sinfónica generosamente adornada con elementos de corte fusionesco y otros más
tirados hacia el estándar de Gentle Giant. La verdad que los instrumentistas se
han dado cuenta de que el rol de la flauta era absolutamente relevante antes,
por lo que viene muy bien este recurso de Plaza y Plaza de enfatizar sus
masivos aportes duales de teclado, complementando y/o rodeando y/o acompañando
a los variopintos aportes del guitarrista César García Forero. Siendo éste un
músico que se siente igualmente cómodo en la fineza sinfónica, las texturas
jazzeras y la polenta rockera, se alza como una figura crucial a la hora de
sostener el sonido Kotebel. Os pasajes dominados por el piano durante el último
tercio del tema crean una oportuna expectativa para el dinamismo parcialmente
etéreo que se va armando camino al fin. La suite homónima sigue a continuación,
exhibiendo una intensa travesía progresiva donde no hay decaimiento alguno,
solo momentos pletóricos de brillantez melódica y fineza armónica, uno tras
uno. En realidad, los motivos básicos son precisos y concisos, siendo así que
el desarrollo de la suite misma se sostiene sobre un balanceado juego de
variantes y recovecos donde la ilación se conserva fluyendo de manera bastante
natural. El factor jazzero, con ciertas tendencias chamber-rock sabiamente
matizadas, está bastante patente en una buena cantidad de pasajes, adquiriendo
una especial vitalidad en ‘Variation II’. ‘Variation IV’ cabalga más bien en
atmósferas flotantes que nos remiten un tanto al Mike Olfield de “Incantations”
inicialmente, pero al arribar los tambores y la guitarra el asunto adquiere una
ambientación un poco más bizarra para la ‘Variation V’. Para la siguiente
‘Variation’, el grupo baja el nivel de intensidad y transita más decididamente
por senderos más evocativos, comenzando con un solo de piano, continuando con
una exhibición de calidez sinfónica, para luego a partir de aquí elaborar un
clímax bien definido en el que la guitarra solista campea en su rol protagónico
mientras que el resto de los instrumentos edifica una orquestación
mesuradamente soberbia. El swing tan marchoso de la ‘Variation VII’ sostiene un
pasaje particularmente vibrante, logrando que los motivos recurrentes nunca se
hagan tediosos ni caprichosamente cargosos. Hay una sensación de ascenso que se
va enarbolando de manera tremendamente cuidadosa. La ‘Coda’ resuelve la
conclusión de la suite en un tono un tanto melancólico, aunque no por ello
exento de energía. A fin de cuentas, ‘Ouroboros’ supone uno de los más
decisivos triunfos creativos de parte de Kotebel a lo largo de toda su
trayectoria.
‘Satyrs’ cumple solventemente con la difícil tarea de seguir detrás de la
culminante suite – la estrategia de ir por un camino muy diferente es muy
efectiva. Tenemos aquí una pieza donde la guitarra ocupa una esfera
predominante, contando además con un manejo más ligero de la complejidad
rítmica a través del siempre exigente desarrollo compositivo. El uso de ciertos
trucos “tangueros” en algunos momentos es una ocasión bastante curiosa, pero
más me llama la atención ese pasaje lento en clave de psicodelia pesada que
antecede al cierre, pues su espíritu misteriosamente denso resulta una sorpresa
bien instalada en medio de la vorágine instrumental. ‘Simurgh’ se embarca
plenamente dentro de las coordenadas sinfónicas, exhibiendo una fastuosidad
exquisita y elegante: la utilización de pasajes al estilo Latin jazz no
pretende crear contraste sino guiar el desarrollo de la inspiración compositiva
hacia un enfoque razonablemente ecléctico. A pesar de lo que uno pueda imaginar
constatando al leer los créditos que su duración es de 13 minutos, en realidad
la pieza no tiene nada de hiperbólico en su esquema – se trata de un tema bien
encuadrado bajo los parámetros inherentes a sus motivos básicos. ‘Behemoth’ se
orienta por un sendero un poco más grisáceo, apoyado en un tempo semi-lento y
densas cortinas de sintetizadores “mellotronizados” que edifican un bloque
sonoro suntuoso. Con los disonantes fraseos de la guitarra solista y las
mágicamente cósmicas líneas de sintetizador, esta estilizada densidad adquiere
un aura envolvente. ‘Legal Identity V’ cierra el repertorio oficial de
“Ouroboros” con una manifestación pletórica de bombástica explosividad
progresiva: con la contundencia de fuegos artificiales que iluminan hasta las
nubes más recónditas de un cielo nocturno, los instrumentos se amalgaman
perfectamente en un frenesí común.
Lo último que realmente escuchamos del disco es la ejecución de extracto de la
suite ‘Mysticae Visiones’ (del álbum del mismo nombre) en el contexto del
festival Gouveia Art 2007. Esta versión en vivo tiene realmente más polenta que
la de estudio, y es una pena que no haya más espacio para mostrar más de esta
excelente actuación. Pero bueno, la razón de ser de este disco está en los seis
temas de estudio, los cuales suponen un nuevo cénit musical para Kotebel.
!Compra absolutamente recomendada!
César Mendoza
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