Temas
- Nemrut Dagi
- Four Holes in the Sky
- On Reflection
- Careless Heart
- Khajuraho
- She Came Burning
- Preparation
- You Know What You Like
- Arabesque
- Out of Head
- Cold Wave
- Poet and Peasant
Integrantes
- Natsuki Kido: guitarras
- Mitsuru Nasuno: bajo
- Tatsuya Yoshida: batería, percusión
Korekyojinn comenzó como un proyecto de súper-grupo japonés “nuevo zheul” que
iba a realizar solamente un disco homónimo – la cosa resultó tan excitante
para los músicos y recibió tan buenos comentarios de parte de la (siempre
marginal) prensa especializada en rock vanguardista, que luego se animaron a
seguir grabando discos. Con un miembro de Bondage Fruit, otro de Ruins y otro
de Ground Zero conformando un power-trío de mucho cuidado, la música de
Korekyojinn es un prodigio de potencia y complejidad asumido con inteligencia y
ejecutado con visceral destreza - y nada de esto estorba la transmisión de
genuina energía rockera en un esquema radicalmente progresivo. Los músicos del
grupo portan consigo las huellas de sus bandas precedentes, con lo cual
aportan una sonoridad tan robusta como desafiante, aunque cabe señalar que el
repertorio no iguala los niveles de delirio vanguardista que empapaba los
discos de Ruins o Bondage Fruit. Según se siente al escuchar este ítem, ésa no
era la intención del trío, sino la de poner más énfasis en lo rockero dentro de
su inherente heterodoxia. Cabe señalar la intención de satirizar títulos de
piezas antiguas de Genesis, Yes, Gentle Giant y PFM.
El disco comienza con una introducción de sabor etno-fusionesco que nos
recuerda un poco al Tony Levin del “World Diary”, antes de pasar al primer
despliegue sónico eléctrico con ‘Four Holes in the Sky’, un viaje musical de
corte zheul moderno cuyos añadidos matices de jazz-rock aportan un dinamismo
peculiar a la psicodelia reinante. Kido Natsuki se luce aquí generando un
híbrido entre Belew y McLaughlin en sus fraseos, mientras que la dupla rítmica
se pasea ágilmente por sus complejas responsabilidades. Y si este ejemplo de
frenesí dejó al oyente con ganas de más, pues de inmediato llega ‘On
Reflection’ para ponerlo sobre el tapete, con sus guiños al rock pesado en
medio de las complejas redes entretejidas en la idea musical básica. ‘Careless
Heart’ puede describirse como un ejercicio de funky-jazz-rock atravesado por un
severo ataque de neurosis crimsoniana. ‘Khajuraho’ nos remite a climas étnicos
con énfasis en lo contemplativo: a diferencia de lo que pasó con el breve tema
de entrada, donde el bajo era el instrumento protagónico, éste otorga una
ligera preeminencia al rol de la guitarra acústica en diálogo con los tambores
de mano, mientras que el bajo crea improvisaciones en medio. ‘Arabesque’, la
otra pieza acústica, se adentra en el terreno de la vanguardia académica del
siglo XX, con unos excelentes vuelos de vibráfono que se expanden libre y
expresionistamente sobre los meandros dibujados por la guitarra acústica y el
bajo. En el segundo disco reaparecerá este mismo tema con un arreglo diferente,
más sobrio (y de paso, dará título al susodicho disco).
‘She Came Burning’ rescata en parte el espíritu de ‘Careless Heart’, al igual
que lo hace ‘Preparation’, aunque en este último caso hay un aire de bizarro
jolgorio que resulta en una especie de fusión entre el
Primus más loco y el Ruins más habitual. Ahora que mencionamos a Ruins, su
huella se siente muy patente en ‘You Know What You Like’, una pieza tan
frenética como matemática donde solamente la ausencia de cantos burlescos
impide que pensemos que se trata de un tema sobrante del “Pallaschtom”. Y
mientras nos acercamos al final del disco, el asunto burlesco aún no desparece,
pues ‘Out of Head’ emerge como un vendaval controlado de síncopas y
contrapuntos inteligentemente armados para generar un curioso híbrido entre el
Samla Mammas Manna antiguo y el crimsonismo ochentero, con colores agregados de
funky. Una pieza festiva, ante todo. También festiva resulta la pieza de cierre
‘Poet and Peasant’, aunque ciertamente los frenéticos juegos de arpegios
armados por el bajo y la guitarra al unísono gestan un retador ambiente de
tensión, el cual se acrecienta por obra y gracia de los rabiosamente geniales
adornos percusivos provistos por la batería. Entre esta dos piezas se sitúa
‘Cold Wave’, tema que recoge frontalmente mucha de la neurosis que ya se había
hecho presente en los momentos más densos del repertorio precedente. La tríada
de estas piezas supone un excelente broche para un disco intenso, atravesado
integralmente por el espíritu vanguardista del zheul moderno pero sin hacerse
especialmente inescrutable – este disco debut de Korekyojinn es un testimonio
de cuán ingenioso puede ser un ítem progresivo cuando se combinan en él la
cerebral extravagancia de la aventura y el puro fuego del rock a través de su
potencial de complejidad.
César Mendoza
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