Temas
- Ioss 97 3:54
- Doi Doi 97 6:37
- Molavena 97 4:32
- Gepek 97 4:06
- Yagonahh 97 3:46
- Ozone Fall 97 4:19
- Zhess 97 2:10
- Zoltan 97 4:17
- Avedumma 97 7:06
- Sunna Zarioki 97 4:49
Integrantes
- Tatsuya Yoshida: batería, canto
- Aki Kubota: teclados, canto
- Ryuichi Masuda: guitarra, guitarra sintetizada, canto
- Shigekazu Kuwahara: bajo, canto
Koenjihyakkei dio inicio con este disco a su camino de experimentación
progresiva que, hoy por hoy, lo ha convertido en uno de los máximos referentes
dentro de las encarnaciones contemporáneas de las herencias osadas del R.I.O. y
del Zeuhl - este grupo japonés liderado por el hiperactivo y trabajólico
Tatsuya Yoshida se inserta de pleno con la segunda de las vertientes
mencionadas y "Hundred Sights Of Koenji" refleja a las mil maravillas los
criterios de energía y color que se promueve dentro de las coordenadas de
tensión y peligro remozadas a partir del legado del Magma operático (sus tres
primeros discos, básicamente).
'Ioss' da inicio al disco con un frontal despliegue de ceremoniosas cadencias
corales y apabullantes cacofonías instrumentales que nos remiten a un
"Kommandoh" magmiano provisto de inyecciones hormonales y dosis vitamínicas
extra: el compás lento opera básicamente como un recurso acrecentador de la
tensión reinante sin por ello carecer de un gancho atrapante. Tras este
impactante inicio, 'Doi Doi' transita por un sendero sónico bastante similar
aunque con un compás un poco más lento y un uso de contados pasajes tenues de
teclado al inicio y al final, pero vamos, la atmósfera de tensión engañosamente
lánguida sigue campeando en proporciones insoslayables. Incluso la sección
rítmica destaca más en la mezcla, lo cual repercute crucialmente en enfatizar
los pasajes más intensos del tema. 'Molavena' y 'Gepek' portan atmósferas un
poco menos apremiantes, no suaves precisamente, pero sí enmarcados en una
dinámica más ágiles y coloridas. En el caso particular del último tema que
mencionamos, la cadencia ligeramente funky que se da en la jazzeada estructura
rítmica permite a la instrumentación exhibir su peculiarmente retorcida
extroversión en línea directa hacia su tanático clímax. 'Yagonnah' incorpora
elementos exóticos en clave World music en la amalgama extravagante general,
una amalgama que exhibe un inequívoco aire celebratorio. 'Ozone Fall' recoge
mucho de las atmósferas ceremoniosas de los dos primeros temas, así como la
perturbación impetuosa de 'Gepek'. 'Zhess' se sostiene sobre una frenético
despliegue de psicopatología feliz mientras que 'Zoltan' hace un giro de 180
grados al elaborar una cantata de estilo religioso donde solo aparecen una
coral y un órgano (incluso las palabras "Kyrie Eleison" se dicen varias veces
en la letra). 'Avedumma', la pieza más larga del disco, le da un aire sinfónico
al esquema Zeuhl propio de la banda (sí, sinfónico), con lo cual se logra crear
una musicalidad cálida y con una estructura reconocible, un factor que obliga a
replantear y reformular este reino de la extravagancia. 'Sunna Zarioki'
completa los últimos 4 BE minutos del álbum asumiendo un espíritu casi gemelo
al de 'Zhess': locura estrambótica y jovial, nada más y nada menos.
Koenjihyakkei es una de las bandas más celebradas en el circuito progresivo
vanguardista de nuestros tiempos, y a mí me parece que se trata de una
apreciación muy bien merecida. Es verdad que en este primer disco "Hundred
Sights Of Koenji", las piezas parecen estar plenamente focalizadas en un motivo
específico, por lo que podría extrañarse las tendencias más épicas que se
explorarán en discos posteriores, pero básicamente tenemos aquí una esencia y
una madurez ya maduras desde el punto de partida. Koenjihyakkei es una máquina
de hacer zeuhl de alta calidad.
César Mendoza
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