Temas
- Tziidall Raszhisst (7:14)
- Rattims Friezz (7:01)
- Grahbem Jorgazz (4:06)
- Fettim Paillu (7:45)
- Qivem Vrastorr (4:22)
- Mibingvahre (4:07)
- Angherr Shisspa (6:34)
- Wammilica Iffirom (8:39)
Integrantes
- Yoshida Tatsuya: batería y voz
- Sakamoto Kengo: bajo y voz
- Kanazawa Miyako: teclados y voz
- Yamamoto Kyoko: voz principal
- Komori Keiko: vientos y voz
Éste es el cuarto disco de Koenjihyakkei, ensamble japonés de zheul remozado e
hiperbólico formado por Yoshida Tatsuya, baterista de amplia y variada
trayectoria cuyo nombre es sinónimo de “locura dentro de la locura” dentro de
la vanguardia progresiva de su país desde los días de Ruins (grupo iniciado en
la segunda mitad de los 80s). Este grupo es el vehículo soñado por Tatsuya para
concretizar sus sueños magmianos más osados, contando además con una amplia
dosis de virtuosismo técnico de tendencias jazzeras que sirve tanto para
plasmar como para delinear composiciones complejas, portadoras de un lirismo
retorcido y exigente. “Angherr Shisspa” es el primer disco del grupo con la
cantante, la teclista y la vientista que aparecen en la alineación
El tema de apertura ‘Tziidall Raszhisst’ muestra a la banda dando rienda suelta
a su propuesta sin tapujos ni negociaciones: el sonido ha sido capturado y
ahora está siendo sometido a una terapia radical de osadas disonancias,
inauditas pulsaciones y complejidades rítmicas en un camino sin retorno. El
solo de bajo que emerge en medio es una estupenda exhibición de pulcra
brutalidad. ‘Rattims Friezz’ resulta menos tenso en comparación, elaborando un
ambiente lúdico que a ratos emite ciertas claves folklóricas exóticas en los
pasajes más extrovertidos, e incluso marca ciertos guiños a Return to Forever
entre los minutos 6 y 7. ‘Grahbem Jorgazz’ explora una efectiva muestra de
zheul típico, jazz-rock y psicodelia de tendencia pesada (a pesar de que no hay
guitarrista en el grupo). ‘Fettim Paillu’ exhibe un aire más ceremonioso,
patentemente inspirado en la cámara contemporánea, operando muy sólidamente con
lo fúnebre en un primer momento hasta que llega una segunda sección de línea
más burlesca: es como un híbrido entre Art Bears y Opus Avantra, con su buena
dosis de Magma empapado de ácido. El canto de la soprano Kyoko da clara muestra
de su talento suprahumano: hace falta eso, por lo menos, para poder
desenvolverse con soltura y precisión a través de las imposibles líneas
melódicas y quiebres armónicos de la pieza. La aureola ceremoniosa inicial
regresa para la articulación de la última sección, la cual concluye con un
breve repaso de la tormenta pasada. ‘Qivem Vrastorr’ es un tema bastante
juguetón, no exento de la bizarra agresividad que marca la esencia musical de
Koenjihyakkei, pero sí cargado de vibraciones más amables que cualquiera de los
cuatro temas precedentes. ‘Mibingvahre’ cuenta con un atractivo motivo étnico
celebratorio que subyace a las agudas alucinaciones sonoras que el grupo
elabora con peculiar entusiasmo. El tema homónimo es otro ejemplo del modo en
que Tatsuya concibe la herencia de Magma para el progresivo actual – los
pasajes de corte jazzero sirven para contrarrestar el dominio general que
ejercen los pasajes más frenéticos dentro del desarrollo de la pieza. Los
diálogos establecidos entre la vocalcita principal y la saxofonista elaboran un
clímax muy peculiar en el intermedio, el cual también incluye un pasaje jazzero
un tanto relajado (sea lo que sea que esta palabra signifique dentro de la
lógica de este disco). En fin, ‘Wammilica Iffirom’ concluye el disco rizando el
rizo sin perder un ápice de ingenio musical ni de energía .en todo caso, se
nota que la dupla rítmica refuerza el aspecto jazzero de la banda en los
pasajes menos agresivos. Los solos simultáneos de saxo y sintetizados que
surgen en el minuto 3 son tan cálidos como inescrutables; la sección fúnebre
que surge antes de la coda es el tributo más directo a Magma de todo el disco.
En fin, “Angherr Shisspa” es un disco que hará las delicias de los seguidores
del progresivo más alucinadamente radical, y por supuesto, dará en la yema del
gusto a los amantes del legado musical de Christian Vander. Koenjihyakkei es
una fuente de delirio musical de primera línea.
César Mendoza
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