Temas
- Rättvikarnas Ganglat - Med Turid (5:03)
- Horgalaten (6:16)
- Skänklat Fran Rättvik (8:30)
- Barkbrödlaten (4:40)
- Comanche Spring (15:56)
Integrantes
- Ingemar Böcker: guitarras
- Pelle Ekman: batería
- Mats Glenngard: violín, guitarras
- Kenny Hakansson: guitarras
- Bah Hassan: congas, timbales, percusión
- Tomas Netzler: bajo
- Göran Lagerberg: bajo
Colaboradores - Gunnar Andersson (canto), Pelle Lindström (violín, armónica)
Kebnekajse es, ante todo, un paradigma especial dentro del folk-rock
escandinavo. Iniciado como un grupo de blues-rock psicodélico con tendencias
heavy, tal como lo muestra su disco debut, este segundo álbum simplemente
titulado "II" mostró un viraje importante hacia lo que habría de ser en
adelante su visión musical definitiva: una recapitulación de las influencias de
Fairport Convention, East of Eden y Steeleye Span dentro de una sonoridad donde
confluyen los folklores nor-europeo y celta, los ritmos y colores exóticos
asiáticos y africanos, los ocasionales viajes a las ragas indias y cadencias
nativas de varios lugares del mundo, una psicodelia más frontal, y finalmente,
una gama de matices blueseros pasados por un filtro progresivo. La guitarra y
el violín llevan la batuta de las melodías, mientras que el trío rítmico se
encarga de solidificar con impecable pulso los cimientos de cada jam. El
repertorio de este disco consiste en arreglos de cuatro piezas folklóricas y
una composición original de largo aliento.
'Rättvikarnas Ganglat - Med Turid' ocupa los primeros 5 minutos del disco con
un manejo frontal de colores celtas de una manera no muy exaltada, lo cual
permite ciertamente realzar una expresividad evocativa a partir de la mágica
melodía que conforma el cuerpo central de la pieza. El tarareo femenino que
acompaña al violín ayuda a darle esta aura poética al asunto. Luego sigue
'Horgalaten', pieza que desarrolla una mayor vitalidad rítmica que la pieza de
apertura, pero a la vez, establece también un sutil aire sombrío a través de
las bien articuladas interacciones entre las guitarras, yendo así a contrapelo
de la calidez brindada también por Rättvikarnas Ganglat - Med Turid. Durando 8
BD minutos, 'Skänklat Fran Rättvik' cierra la primera mitad del álbum con un
regreso a los aires reposados y candorosos con los que se había iniciado el
álbum, aunque cabe destacar en este caso el realce del factor bluesero así como
una persistencia de la relevancia de las percusiones exóticas aportadas por Bah
Hassan a la hora de elaborar el sonido global del bloque instrumental.
'Barkbrödlaten' sigue adelante con ahondamientos en las cadencias más
extrovertidas que han venido marcando buena parte del repertorio precedente,
aunque esta vez con una espiritualidad un poco más juguetona, menos sombría,
aunque sin dejar del todo esa densidad inspirada en el elemento blues-rockero
que es tan esencial al sonido de Kebnekajse. Los últimos 16 minutos del disco
están ocupados por 'Comanche Spring'. Un minuto y medio tarda el nutrido
ensamble en acomodarse antes de establecer el jam central, el cual se focaliza
en una combinación de raga india, jazz-rock y cadencias rítmicas de inspiración
nativa norteamericana, incluso con algunos casuales dejos santanescos
emergiendo a ratos (especialmente en el pasaje dedicado a resaltar la batería
de Pelle Ekman, el bajo de Tomas Netzler y las congas de Bah Hassan). Los
espacios solistas para el violín y la guitarra se alternan fluidamente mientras
que el trío rítmico sostiene el esplendor sonoro grupal con pulso contundente.
Algunos pasajes se concentran solventemente en la exploración de matices
psicodélicos, otros más bien se orientan hacia un rock cañero a lo Allman
Brothers" en general, los vuelos instrumentales fluyen con tremenda soltura,
permitiendo así que el tránsito hacia el motivo final se resuelva mágicamente
en beneficio del realce del lirismo que impera en la conclusión.
Este segundo disco de Kebnekajse es ideal para entender la relevancia esencial
de la cual goza dentro de la tradición rockera escandinava de los 70s: si bien
no cuenta con el esplendor del tercer y quinto discos ("III" y "Elefanten"),
habitualmente los más elogiados por los coleccionistas, de por sí cuenta con
bastante méritos artísticos.
César Mendoza
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