Temas
- Hatenaki Shoudou
- Catastrophe
- Antarctica
- The Desert of Desires
- Another Episode
- Nessa no Kioku
- Divine Design
Integrantes
- Akihisa Tsuboy: violines, guitarras
- Gregory Suzuki: teclados
- Dani: bajo
- Shirou Sugano: batería, percusión
Siendo uno de los grupos japoneses más usualmente celebrados en la movida
prog internacional del momento, enfoqué mi experiencia inicial con KBB con
muchas expectativas. El disco debut “Lost and Found” fue el elegido por el
destino para mí, y realmente debo decir que ha supuesto una gratísima
sorpresa, un descubrimiento progresivo de gran orden. Con un sonido moderno,
y con todo, lejos de la parafernalia pop común, y con una actitud fastuosa,
y sin embargo ajena a ornamentaciones gratuitamente pomposas, este cuarteto
instrumental liderado por el muy talentoso músico Akihisa Tsuboy - eficaz
guitarrista y, ante todo, fabuloso violinista - crea un espacio progresivo
en el cual confluyen la magia estilizada del jazz-rock de Jean-Luc Ponty y
Allan Holdsworth, por un lado, y el esplendor trepidante del ELP
post-“Brain Salad Surgery” (en sus mejores momentos) y de los más notables
trabajos solistas de Wakeman, por el otro. La fluidez y naturalidad con la
que confluyen ambas tendencias es pasmosa en su bien afiatada concreción: el
sonido grupal se siente lleno de exquisitez y encanto, y aun así, mantiene
un nivel de energía impactante e inapelable.
Con el tema de entrada tenemos toda una declaración de principios referente
a la ideología musical de KBB: ‘Hatenaki Shoudou’ tiene un gancho muy
directo y especial. Los teclados de Suzuki emergen en buena medida como el
cimiento sinfónico que permite al grupo mantener un sentido del ornato y del
ornamento bastante despierto, mientras que la sección rítmica parece
sentirse más cómoda funcionando bajo los parámetros del jazz con una dosis
extra de garra rockera: Tsuboy, autor de todas las piezas de este
repertorio, funge no solo como solista principal, sino también como un
puente vital entre ambas tendencias. También es verdad que Suzuki en ciertos
momentos es capaz de dejar atrás sus tenencias yessianas-wakemanianas para
dejarse llevar más por la influencia de Jan Hammer y Chick Corea, tal como
sucede en la segunda pieza, ‘Catastrophe’. Ésta mantiene una línea más
jazzera, desarrollada a través de los recovecos que el grupo crea en torno
al sencillo núcleo melódico: nueve minutos de pura gloria enérgica, donde el
violín se luce como nunca. ?Cómo nunca? Bueno, creo que esto resulta un poco
impreciso, pues más adelante, en ‘Nesso no Kioku’ - a la sazón, la pieza más
aguerrida del disco - el violín vuelve a brillar con infinito fulgor.
La fastuosidad sinfónica se erige en el elemento predominante en
‘Antarctica’, un tema creado al estilo de música para documentales en sus
motivos de apertura y clausura, con su buena dosis de vibración explosiva en
varios momentos intermedios. ‘The Desert of Desires’ retoma el espíritu de
las piezas primera y tercera, sazonándolo con un poco de rock duro: esta vez
Tsuboy se concentra exclusivamente en la guitarra. ‘Another Episode’ está
más enmarcado en la onda jazzera, aunque se reconocen ciertos ribetes de
tipo ELP en los pasajes más fuertes del tema: la explosiva coda final le da
un conveniente broche de oro al asunto. Ya para cuando llegamos al tema de
cierre ‘Divine Design’, nada nuevo hay bajo el sol de KBB: bases melódicas
efectivamente desarrolladas, sabias combinaciones de sinfonismo y jazz-rock,
ejecuciones elegantes y enérgicas, gancho multicolor: ‘Divine Design’ cumple
con completar el cuadro sonoro del disco con una 100 % de coherencia. En lo
personal hubiera preferido que ‘Nessa no Kioku’ hubiese ocupado el cierre,
pero en fin, el disco de por sí queda muy bien así como está... y punto.
En fin, tenemos en “Lost and Found” un discazo que hará las delicias de los
acérrimos amantes de las pautas más ostentosas tanto del progresivo
sinfónico como del jazz-rock contemporáneo: eso sí, con una ostentación
parametrada bajo la guía conjunta del buen gusto y la elegancia. KBB es uno
de esos grupos que dan una vitalidad perpetua al género progresivo en
nuestros tiempos.
César Mendoza
[Nota del cajero: Pedazo de disco, señores! ]
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