Temas
- The First Day (5:48)
- Hypnotic (6:35)
- Rest My Head (6:44)
- The Word (6:29)
- Number Ten (3:04)
- Why (6:25)
- Brother (6:15)
- Djoko (2:26)
- Water (8:17)
Integrantes
- Sylvain Auclair: bajo, canto
- Thomas Brodeur: batería, percusión
- Simon L"Esperance: guitarras
- Mingan Sauriol: teclados
El grupo franco-canadiense Karcius vuelve al ruedo fonográfico, y lo hace tras
pasar por una notoria fase de transformación en su línea de trabajo. No solo
cuenta con un nuevo bajista en su alineación, sino que éste aporta un rol vocal
al esquema grupal, y por sobre todas las cosas, el grupo ha forjado un nuevo
cimiento sonoro basado en un reciclamiento neo-psicodélico de prog-metal, heavy
prog y jazz-rock con tonalidades contemporáneas que lo emparentan con el
Porcupine Tree post-"In Absentia", el Quidam post-Emila y Riverside. Será
imposible repasar el repertorio del grupo sin mencionar a estos referentes más
de una vez. Vamos a ver qué nuevo impulso significará este disco para la banda,
pero los tiempos de "Episodes" y "Kaleidoscope" se han ido para siempre: el
esquema sonoro del grupo ha mudado de piel, de las llamas del viejo Karcius ha
emergido uno nuevo que mira muy poco para atrás y se proyecta hacia nuevos
cielos musicales por donde volar.
La pieza homónima abre el disco con una dimensionalidad ecléctica donde los
lenguajes del jazz-rock y la psicodelia pesada contemporánea confluyen muy
armónicamente; algunos interludios tirados hacia el estándar prog-metalero
refuerzan la patente muscularidad de la banda. Luego sigue "Hypnotic", tema más
reposado que se concentra en recrear atmósferas jazz-fusionescas dentro de un
esquema sónico muy amigable con el estándar del sinfonismo moderno. El rol del
piano es crucial para enfocar el desarrollo temático central, mientras que la
dupla rítmica sostiene con pulcra solvencia las variantes de ambiente que
tienen lugar (especialmente en la sección final). Con la dupla de "Rest My
Head" y "The Word", el grupo afianza y completa la renovada dirección sonora de
su propuesta musical: el primero de estos temas nos devuelve un poco a la magia
magnética de "The First Day" con un aumento de los aires de familia con el
Riverside 2003-2005 y Phi, con miras a darle una ostentosa fastuosidad al
asunto; por su parte, el segundo establece nexos con patrones del Porcupine
Tree 2007-2011 años así como con el lado melódico del prog-metal, y de hecho,
se puede decir que es la canción emblemática de las aspiraciones sónicas
desarrolladas en los primeros 25 minutos del álbum. "Number Ten", en fluida
consonancia con la atmósfera conclusiva de "The Word", es un misterioso solo de
piano arropado bajo capas industriales de sintetizador, al modo de una
ceremoniosa sucesión de reflexiones arrojadas en medio de la expansiva
estructura cósmica de la realidad. A partir de aquí, "Why" emerge como la
aseveración más filuda hasta el momento de la renovación estilística de
Karcius: empezando con un aura parsimoniosa al modo de una cruza entre
Portishead y No-Man, la climática segunda mitad se deriva hacia una expresión
de aguerridas aventuras progresivas inspiradas tanto en el PT de "Fear Of A
Blank Planet" como en el estándar Wilsoniano de "Insurgentes". "Brother" asume
en la mayor parte de su esquema unos aires jazz-progresivos que nos recuerdan
en cierta medida al viejo Karcius de "Episodes" y "Kaleidoscope", aunque es
cierto que algunos matices del guitarreo y la permanente intensidad de la dupla
rítmica hacen que esta canción se acomode totalmente a la línea de trabajo
reflejada en el repertorio. De hecho, el clímax que ocupa buena parte del
momentum final nos muestra a la banda regresando de lleno a los modelos de
Riverside y PT. La secuencia de "Djoko" y "Water" cierra el álbum con la
adición de nuevos aspectos que se integran dentro del espíritu general del
disco: "Djoko" es un dinámico ritual de percusiones tribales que se proyecta
celebratoriamente a través de una levemente marcada atmósfera industrial,
mientras que "Water" se focaliza en un espíritu de talante neo-progresivo (al
modo de la faceta más etérea del Quidam actual), pertinentemente ornamentado
con vuelos sonoros robustos afines a lo que hemos escuchado anteriormente de
forma consistente (además de un abierto coqueteo con cadencias dub-reggae en
algunos pasajes de su estructura rítmica).
Éste es el nuevo Karcius, "The First Day" es su testimonio vital; puede
resultar chocante para muchos de nosotros que conocimos y apreciamos sus
anteriores trabajos el tener que empezar a familiarizarnos con esta nueva línea
de trabajo, y de hecho, la primera o primeras dos escuchas de "The First Day"
puede generar ideas y sensaciones confusas y/o decepcionadas. Pero, a fin de
cuentas, una vez que uno se anime a darle nuevas oportunidades a "The First
Day", se tendrá la ocasión de disfrutar de este nuevo material como lo que es,
un recurso de frescura y nuevo vigor para la vigencia contemporánea de la
escena progresiva.
César Mendoza
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