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 JULIAN JULIEN: "Terre" (2000)

Temas

  1. Terre (4:06)
  2. L'Attente (2:55)
  3. Tupperware Et Bibelots (6:31)
  4. Bencoleen Hotel (1:33)
  5. Souquez (5:14)
  6. Promenade (2:00)
  7. Degung (5:55)
  8. Les Yeux (4:22)
  9. Clémentine (1:56)
  10. P'tite Pêche (2:18)
  11. Le Tombe Des Lucioles (8:47)

Julian Julien: teclados, programación de samplers

Colaboradores - Egbert Schagen (bandoneón), Antoine Giraud (trombón), Bennoit Donot (trombón), Loïc Soulat (saxo barítono), Siegfried Canto (voz), Sylvain Le

Provot (contrabajo), Emmanuel Vaillant (gong), Mansoor Hosseini (tabla), Sébastien Koukel (djémbe), cuarteto de cuerdas (Sébastien Reiss - 1er violín, Sophie Barthélémy - 2do violín, Frédérick Robin - viola alto, Eglantine Schaffin - violonchelo)

Julian Julien es un virtuoso y curtido músicos (principalmente, saxofonista) forjado en las áreas del jazz experimental y la fusión que cuenta con una trayectoria solista además de dirigir un proyecto grupal llamado Fractale. "Terre" es el título de su disco solista editado en el año 2000, siendo así que

su ingenio compositivo daba frutos diversos (además de otro disco de estudio editado seis años después de éste) como bandas sonoras y obras en la línea de la cámara de vanguardia. Concentrándonos en el caso específico de "Terre", se trata de un trabajo musical dinámico y preciosamente armado: Julien concentra sus labores en los teclados y la programación de samplers, siendo así que las percusiones étnicas y el ensamble de cuerdas suelen ser los instrumentos protagónicos, y por su lado, las pocas intervenciones del saxo están cargo de un invitado para la ocasión. Ya hemos dicho que "Terre" es un disco precioso, ahora detallamos un repaso del mismo.

La pieza homónima abre el disco con una actitud ostentosamente lúdica, con una dinamismo genuino de parte de la dupla piano-percusión y unos envolventemente arrolladores coloridos provistos por las cuerdas. 'L'Attente' pasa a un lirismo

más relajado, focalizado en ensoñadores climas alusivos a la magia onírica de un relato fantástico; ojo, lejos está este viaje musical de perderse en la pura

ingenuidad, pues las irrupciones de algunos ornamentos disonantes permite añadir un conveniente aire de inescrutable inquietud, aunque sin romper con el lirismo dominante. 'Tupperware Et Bibelots' retoma buena parte de la magia ensoñadora de la pieza precedente y la transporta hacia los terrenos del tango-fusión, bajo un sobrio de densidades grisáceas propias del chamber-rock. Esta prodigiosa mezcla de belleza y bizarría hace de la pieza uno de los puntos

decisivos del disco. Por su parte, 'Bencoleen Hotel' nos traslada hacia atmósferas del Extremo Oriente con una delicadeza perfectamente lograda en su tremenda pulcritud, antes de que 'Souquez' nos lleve hacia parajes más nebulosos donde el ensamble de turno (piano, percusiones, contrabajo y violonchelo) se ubique en un punto intermedio entre el intimismo etéreo de los temas 2-3 y la ostensible extroversión del primer tema. El grácil colorido coqueto de 'Promenade' brinda un momento de cándido reposo emocional antes de que 'Degung' signe un camino de sonoridades estilizadamente sombrías provistas de un magnetismo tan extraño como imponente: lo que se escucha aquí puede describirse como un Univers Zero de la era "Uzed" remozado con exóticas cadencias centro-asiáticas. 'Les Yeux' continúa por esta senda en buena medida,

añadiendo fuertes matices de tendencia fusionesca al esquema rítmico. 'Clémentine' y 'P'tite Pêche' son viñetas elegantes donde lo juguetón se reviste de fastuosidad sin llegar a lo hiperbólico: 'Clémentine' es una breve oda al aspecto más genuinamente cálido de la infancia, adornado con algunos giros disonantes manejados con refinada delicadeza; 'P'tite Pêche' exhibe una sobria arquitectura cercanamente hermanada con 'L'Attente'. Finalmente, tenemos

a 'Le Tombe Des Lucioles' para cerrar el álbum con una exhibición de las más ambiciones proyecciones sonoras de Julien y sus compañeros de viaje. El bloque sonoro está abundantemente lleno, pletórico de vigor dentro de las directrices marcadas por el núcleo armónico recurrente así como por el esquema rítmico: el cuarteto de cuerdas impone un posicionamiento protagónico dentro del bloque instrumental, llegando a crear una inquietante tensión en complicidad con el piano en el clímax intermedio. La sección final llega a una erupción entusiasta

sin romper con el aura general de la pieza.

Tenemos, pues, en esta obra de Julian Julien un hermoso y peculiar muestrario de investigaciones fusionescas signadas por tendencias progresivas y con fluidas afinidades con el así llamado World Music. "Terre" es una experiencia mágicamente bella que no puede menos que recomendar con una actitud apasionadamente afirmativa.

César Mendoza

Creada en 1997. ©José Manuel Iñesta. Alojada en el Depto. de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante, España.

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