Temas
- Leh (3:47)
- Cirque (2:57)
- Charlotte (3:54)
- What"s Democratie? (4:09)
- Tinananana (2:57)
- Le Caquou (3:21)
- Sophie (3:29)
- Cosmos (5:13)
- Planéte (3:03)
- Strange (7:10)
- Nocturne Indien (4:07)
- [Untitled] (4:25)
Julian Julien: teclados, programaciones, samplers y composiciones
Colaboradores - André Jarca (1er violín), Koo Young-Euu (2do violín), Garik
Heorhi Anishchanka (violonchelo), Michel Guay (sitar), Djamel Laroussi
(guitarra), Karim Touré (djembé, derbouka, percusiones), Apurbi Mukherjee
(tabla)
El saxofonista-teclista-compositor francés Julian Julien es un inquieto y
ocupado referente de la vanguardia de su país en las áreas de la fusión
contemporánea y el progresivo experimental, simultáneamente: aparte de liderar
el proyecto Fractale, Julien también mantiene una discografía solista donde se
concentra en el rol de teclista. "Strange" es su disco de 2006, publicado ocho
años de "Terre". Pasamos a reseñarlo ahora.
"Leh" abre el álbum con un espíritu candoroso, dándose un mágico destaque de
los violines y el sitar en el desarrollo melódico principal. El lirismo de la
pieza en cuestión es arrollador y envolvente a la vez. El turno de "Cirque" es
uno de juegos armónicos disonantes, arropados bajo una aureola de muñecos
mecánicos y cajas musicales: el aire circense de la composición se sostiene
sobre la saltarina amalgama de teclados y percusiones, mientras que el compás
de vals es manejado con un colorido surrealista de inclinaciones RIO (con el
perfil de unos Aksak Maboul). "Charlotte" es pura calidez sónica: un motivo
melódico juguetón esbozado sobre un compás jovial que combina reggae con
cadencias indias. Tras este despliegue de bizarro eclecticismo exótico, llega
"What"s Democratie?" para imponer una vibrante mezcla de swing funky y
florituras arábigas: el aire optimista que se destila a lo largo de todas y
cada una de las moléculas de sonido encapsuladas en la pieza tienen bastante de
travieso, y tal vez sea un cinismo humorístico lo que se esté plasmando en
ella. "Tinananan" prosigue por esta senda de investigación de coloridos y
cadencias orientales, esta vez mezclándolas con un arquitectura rítmica
nu-jazz. También cuenta con una fuerte base nu-jazz "Sophie", pieza dinámica
iluminada por un distinguido destello etéreo que atraviesa fluidamente el
patentemente marchoso motivo central. En medio de ambas piezas, "Le Caquou"
elabora una atrapante vibración fusionesca en torno a la raga india, dándole a
esa magia particular un poco de robustez sin renunciar un ápice a la fineza
exigida en esta ocasión: podemos encontrar cercanías a la línea acid-folk que
se trabajó en ciertas esferas de la avanzada progresiva europea de los 70s.
Cuando llega "Cosmos", es hora de dejar que los oídos naveguen por aguas un
poco más densas: Julien y sus camaradas de turno desarrollan un motivo central
cuya sonoridad impresionista ampliamente inspirada en las facetas más etéreas
del chamber-rock y por el proyecto The Offering del maestro Vander, pero por
otro lado, el swing fusionesco sobre el cual se cimenta la arquitectura
instrumental mantiene un tono vibrante a través de este viaje musical. Con sus
3 minutos de duración, "Planéte" focaliza su eminentemente cósmico tema central
dentro de un encuadre electrónico donde el grupo regresa a sus devaneos con el
nu-jazz: de hecho, el desarrollo y los quiebres de la secuencia rítmica
adquieren un protagonismo especial en el bloque sonoro. Con sus poco más de 7
minutos de duración, "Strange" es un cautivador jam étnico bien sostenido bajo
un sólido dinamismo fusionesco: las bases y capas de teclado, las florituras de
las cuerdas y el peso determinante de las percusiones establecen una pintura
sonora magistral. La pieza exuda una extroversión manierista similar a la de
las excursiones hinduistas de McLaughlin. Tras esta explosión de colores,
"Nocturne Indien" instala un recurso de sobriedad sin perder la pista a la
pauta de colorido establecida por la pieza precedente: en este tema en
particular, de conjugan a la perfección las vibrantes cadencias orientales y
las texturas impresionistas, con algún toque Canterbury por allí y algunos
ornamentos psicodélicos (a lo Clearlight) en los instantes finales. Así las
cosas, se prepara el terreno para el último ítem del disco, el cual no tiene
título: se trata de un tema flotante, hipnótico hasta cierto punto, pero dueño
de un groove moderadamente intenso que le permite establecer una nueva
estrategia de enriquecimiento de la fusión étnica, con algunas dosis medidas de
densidad tipo RIO.
"Strange" resulta, a fin de cuentas, una experiencia fabulosa, motivadora de
deleites para e l oyente perceptivo que busca en la música colorida un motivo
para la expresión mental de su propia imaginación. Julian Julien no es tan solo
un músico ni es tan solo un compositor: es un pintor sónico que sabiamente
articula las figuras y colores de sus composiciones con los compañeros
adecuados.
César Mendoza
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