Temas
- Crackers (4:19)
- Angel Watch (9:51)
- Pavane (5:32)
- Streetwalker (6:59)
- Skydancer (5:14)
- Floatin' (5:13)
- Gate to Europe (3:03)
Jan Akkerman: guitarras
Colaboradores: Joachim KŸhn (teclados), Cees van der Laarse (bajo), Bruno
Castelucci (batería), Neppie Noya (percusión), Pierre van der Linden (batería
en 6)
Primer disco solista de Jan Akkerman después de la despedida final a sus días
como integrante de Focus: tal vez esto explique su necesidad de titular a este
disco simplemente con su nombre. Se suele destacar (no sin buenas razones) sus
discos solistas "Profile" y "Tabernakel" como los más impresionantes, y
ciertamente estos discos exponían con cabalidad el talante progresivo y
ecléctico por el que Akkerman se ha ganado un sitial relevante en la historia
del rock, y sobre todo, un héroe de la guitarra en su Holanda natal. Mas en la
segunda mitad de los 70s, Akkerman se mostró más interesado en explorar las
áreas del jazz-rock melódico, instalando algunos elementos de fusión por ahí y
por allá, y "Jan Akkerman" es un ejemplo de estoB3B con todo, cabe añadir que
el repertorio aquí presente no está exento de una razonable dosis de variedad
sonora que, a fin de cuentas, lo hace digno de reseñarse en este espacio
internauta.
El disco comienza con "Crackers", pieza que provenía de los últimos dos años en
Focus, incluso contando con una versión registrada que saldría en "Ship of
Memories". El factor jazzero sazonado con cadencias funky que se impone aquí
hace que este tema sacrifique el aliento pastoral que el toque de Van Leer le
daba en la versión de Focus a fin de acrecentar el groove.
"Angel Watch", por su parte, nos ofrece un despliegue más lírico por un espacio
de casi 10 minutos. La presencia de un ensamble de cuerdas ciertamente ayuda a
darle un cariz decididamente estilizado al esquema sonoro básico. El asunto
pasa a una clave marchosa a partir del tercer minuto y medio, aunque la
relativa permanencia del recurso orquestal hace que esta nueva instancia se
adapte bien al clima solemne que le precedía. Los fraseos cálidos de Akkerman
saben en algún momento pasar a un segundo plano para permitir el lucimiento del
piano, con un Joachim KŸhn que hace sentir sus modismos inspirados en Chick
Corea.
"Pavane" es una pieza lenta, evidentemente intimista y atravesada por un sereno
espíritu otoñal: una vez más, los arreglos orquestales tienen peculiar
relevancia a la hora de completar la idea de fondo, pero esta vez cabe añadir
una referencia a los adornos de sintetizador que entran a tallar para enarbolar
efectivos retazos de color en medio de las armonías y solos de guitarra.
La segunda mitad del disco comienza con "Streetwalker", un ejemplo prístino de
la fusión setentera, con un medio tiempo limpiamente trazado por el trío
rítmico. "Skydancer" va por un terreno muy similar, aunque esta vez el arreglo
rítmico es más contenido, haciendo que los aportes percusivos suenen un poco
más etéreos.
"Floatin"" tiene el detalle de que el baterista de turno es nada más ni nada
menos que Pierre van der Linden. Si bien este tema no ofrece nada nuevo al
esquema que se ha venido desarrollando, su controlado frenesí rítmico establece
aires de familia con el Return to Forever pre-"Romantic Warrior": el hecho de
que el piano eléctrico ocupe el rol protagónico ayuda a realzar la mencionada
semejanza. Y bueno, llegamos al final con "Gate to Europe", una especie de
serenata clásica llevada por la guitarra acústica. Los arreglos de cuerda
generan un trasfondo majestuoso para el aura serena y contemplativa inherente a
la pieza misma.
En mi opinión, el mayor mérito de "Jan Akkerman" es el de darle un giro de
sobria exquisitez al jazz-rock estandarizado de la segunda mitad de los 70s.
Jan Akkerman se sentía listo para forjar su propio camino sin lidiar con otros
compormisos que, en todo caso, serían solamente laterales.
César Mendoza
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