Temas
- Ora Pro Nobis
- The Expert
- Seven Pillars of Wisdom
- Keyla
- Ocaso
- Hombres Honorables
- Radiante
- Warriors
- The Promised Mind
- Invocando a la Luz
Giuglio Cesare Della Noce: teclados y procesos
Colaboradores – Miguel Ángel Echevarreneta (bajo, guitarras española y
eléctrica), Pedro Castillo (guitarras eléctricas, voz), Demian Mejicano
(guitarras eléctricas), Eduardo de Abreu (guitarra eléctricas), Franklin
Holland (guitarra eléctrica), Kreils (guitarras acústicas), Johann Mena (bajo),
Gerardo Ubieda (batería), Julio d’Hers (batería), Leonardo Córdova (batería),
Ricardo Parra (batería), Nayin Paiva (trompeta), Isabel Roch (trombones),
Islam, Shadzilíes y Hayy Sidi Said ben Aÿiba al Andalusí (fuente), Sandro Bassi
(percusión), Edith Salazar (voz), Ramón Perruolo (armónic, voz), Banda Militar
del Colegio san Agustín (tambores), María Lucía Carrizo de Della Noce, Aura
Marina Franceschi, Aurelia Pérez, Teresa Damato, Victoria Yllas, Estela Araujo,
Nadja Prophete, Mael Santiago y Sandro Bassi (Los Fieles)
iX es el nombre de otro proyecto lateral a Témpano, gestado y dirigido por
Giuglio Cesare Della Noce: con esto se une a su compañero Gerardo Ubieda, quien
hace un par de años lanzó al mercado su muy interesante álbum “God’s Garden”
bajo el seudónimo de Odrareg. iX ofrece una propuesta más variopinta, la misma
que se encarna en este disco “Ora Pro Nobis” sin ningún tipo de timidez. No
queriendo para nada aminorar o relativizar la valía artística individual de
Della Noce, me atrevo a diagnosticar que este teclista es una de las
principales fuentes de osadía estilística en el desenvolvimiento de la bizarra
visión progresiva de Témpano. Aquí encontramos recursos, alternados o
yuxtapuestos, de la academia tradicional, la vanguardista, el rock melódico, el
jazz, lo ambiental, lo electrónico, sampleos de narraciones y palabras sueltas,
matices minimalistas, y orquestaciones multicolores propias de la fastuosidad
rock-sinfónica. El precio que paga Della Noce es el de arriesgarse a generar un
cuadro musical no totalmente cohesivo en el espectro integral, pero sin duda la
escucha de este disco supone un viaje supremamente interesante para el oyente
verdaderamente aventurero.
La introducción homónima consiste en un rezo latín-español al que pronto se le
unen tambores marciales y perturbadores sonidos semejantes a los de un tétrico
aquelarre absorto en un momento peculiar de histeria. Lo tétrico deja paso a lo
majestuoso con ‘The Expert’, una pieza articulada sobre una base de jazz-prog
donde la pomposidad exhibida por los teclados aborda un esquema donde confluyen
lo sinfónico y la fusión (incluyendo mágicos fraseos de guitarra española): en
muchos sentidos, esta pieza tiene una sonoridad emparentada con la que plasmó
Témpano en su magnífico concept-disc “The Agony & the Ecstasy”, aunque esta
pieza resalta los contrastes a través de las variantes. ‘Seven Pillars of
Wisdom’ va por un camino parecido, aunque esta vez el énfasis está en la
psicodelia electrónica, con claros tintes de inquietud extravagante. Este tema
es algo que podría componer la gente de Ozric Tentacles después de pasar una
tarde escuchando discos de Art Zoyd y Univers Zero. Con el final de ‘Seven
Pillars of Wisdom’ llegamos a un clímax particular del disco, por lo que la
breve sonata de piano titulada ‘Keyla’ supone todo un cambio de dirección hacia
la melancolía encapsulada en su propia contemplación distante. Esta dirección
se completa con la estilizada balada rock ‘Ocaso’. La voz de Edith Salazar le
da un aire adicional en clave soul al tema a través de su bien definido
desarrollo. ‘Hombres Honorables’ y ‘Radiante’ conforman sendos picos del disco,
y como vienen seguidos, conforman otro clímax del disco. ‘Hombres Honorables’
es todo un
viaje musical intenso y exquisito, articulado en torno a texturas tan sombrías
e imponentes a la vez, que me recuerda muchas veces al After Crying del “De
Profundis” – el énfasis en lo ceremonioso inteligentemente evita que la pieza
caiga en la saturación. La tendencia chamber-rock expuesta por ahora concluye
con ruidos de lluvia tormentosa, los cuales abren la puerta a ‘Radiante’, una
pieza con una estructura aun más bizarra que la precedente. Su dinámica
esencial consiste en una serie aleatoria de adornos y capas de sintetizadores,
corales y efectos, en un ejercicio de vanguardia visceral. Hay momentos en los
que parece que el paisaje sonoro se hunde gradualmente en el silencio, mientras
que en otros se producen erupciones opresivas puramente opresivas.
‘Warriors’ y ‘The Promised Mind’ regresan al sendero del sinfonismo empapado en
aromas jazz-rock y fusión: el primero contiene aires arabescos-aflamencados en
medio de sus solemnes desarrollos melódicos, mientras que el segundo está
prioritariamente concentrado en ambientaciones alegres. Ambos temas tienen un
aire de familia inconfundible con la música de Témpano. ‘Invocando a la Luz’ es
una canción semi-lenta que cierra el disco, con una sencilla estructura
melódica pero lo suficientemente ornamentada como para resultar llamativa a los
oídos del melómano típicamente progresivo. Tal vez los ornamentos de esta pieza
de cierre sean producto del arrastre que lleva de los dos temas precedentes –
en todo caso, se trata de una secuencia bien hilada que se corresponde con la
diversidad focalizada de “Ora Pro Nobis”. iX es una prueba definitiva del genio
y talante productivo de la gente de Témpano para la vigencia del progresivo, ya
sea en conjunto o por separado.
César Mendoza
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