Temas
- Then There Were Four
- Do the business
- Oh, Little Fat Man
- Sunshine Park
- Bite on This
- Upward Curve
- Retracing My Steps
- Windmills and Waterfalls
- Honkey Donkey
Integrantes
- Brian Miller: teclados
- Gary Boyle: guitarras
- Jeff Clyne: bajo
- Nigel Morris: batería
Isotope fue una de las bandas con más bajo perfil de la escena Canterbury:
su misma propuesta musical se basa en parámetros no muy impresionantes per
se, solamente ideas básicas desarrolladas con destreza y buenas vibraciones
por el ensamble. El protagonismo es bien asumido por el teclista Miller (a
la sazón, el autor de casi todo el material) y el guitarrista Boyle,
mientras que la sección rítmica se luce como una máquina precisa en las
expansiones de los temas. Eso sí, a pesar de no poseer el talento explosivo
de unos National Health ni igualar la exquisitez de Gilgamesh, Isotope
resulta un ítem realmente interesante dentro de lo que busca un
coleccionista progresivo con apego al Canterbury.
La pieza de apertura ‘Then There Were Four’ conforma un ejemplo de la
vibración optimista recurrente en la oferta musical del grupo. ‘Do the
Business’ permite al grupo acercarse un poco más a la onda jazzera tipo
Weather Report, con esa secuencia rítmica marcadamente cadenciosa, mientras
que ‘Oh Little Fat Man’ nos devuelve a la candidez alegre del primer tema.
Tras el breve lapso sereno e introspectivo de ‘Sunshine Park’, viene ‘Bite
on This’, un jam simplemente entretenido. La segunda mitad del disco
comienza con la que para mí es la pieza más notable del disco: ‘Upward
Curve’ es típico Isotope con una dosis extra de carisma que ayuda a sostener
el ambiente de cándida alegría. Boyle ejecuta aquí unos de sus mejores
fraseos, permitiendo que los pasajes más ruidosos fluyan sin innecesarias
estridencias. ‘Retracing My Steps’ es una pieza lenta en la cual el grupo
aprovecha para exhibir su faceta más introspectiva, lo cual se reitera
inmediatamente después en ‘Windmills and Waterfalls’, una especie de sonata
con base de piano de cola y guitarra acústica en la cual se nos devuelve a
la cadencia intimista de ‘Sunshine Park’. En fin, ‘Honkey Donkey’ cierra el
disco con una nueva manifestación de buenas vibraciones – mención especial
al estupendo solo de sintetizador que surge a partir del segundo minuto, y
cómo no, a otro alucinante solo de guitarra a cargo de un siempre entusiasta
Gary Boyle, quien está en la misma liga que Phil Miller y Phil Lee.
Este trabajo discográfico debut de Isotope es interesante y bien elaborado,
y por ello resulta coherente recomendarlo a los amantes de Soft Machine,
Hatfield & the North, Gilgamesh y otras yerbas de similares especies. No tan
impresionante, es verdad, pero compartiendo un ideal común con inteligencia
y genuinidad.
César Mendoza
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