Temas
- Illusion (3:54)
- Rangoon Creeper (6:01)
- Spanish Sun (7:50)
- Edorian (2:01)
- Frog (2:31)
- Sliding Dogs / Lion Sandwich (5:58)
- Golden Section (5:15)
- Marin Country Girl (2:10)
- Lily Kong (2:32)
- Temper Tantrum (3:46)
Integrantes
- Gary Boyle: guitarras
- Nigel Morris: batería
- Laurence Scott: teclados
- Hugh Hopper: bajo
Contando solamente con la recurrencia del guitarrista Gary Boyle y el baterista
Nigel Morris desde el disco debut, Isotope aborda su segundo trabajo
fonográfico "Illusion" con un ilustre nuevo teclista llamado Laurence Scott y
el ilustre de ilustres Hugh Hopper al bajo. El ensamble sigue fiel al estilo
jazz-rock "progresivizado" que tan bien quedó plasmado en "Isotope", pero esta
vez el esquema sonoro se siente más lleno - de hecho, tengo la percepción de
que Boyle se está soltando más en sus fraseos y solos de guitarra (como una
cruza de John McLaughlin y Phil Miller), y cómo no, Hopper emplea en más de una
ocasión su gusto por imprimir fuerza extra a su bajo.
La pieza homónima que abre el disco nos introduce de lleno en la potente
densidad del bajo de Hopper sobre un estilizadamente frenético swing armado por
Morris - el motivo básico se destila orgánicamente sobre la armazón de estos
dos ingredientes, creando así un camp apropiado para las medidas
improvisaciones de turno. Este buen comienzo catapulta la ambientación expuesta
por el siguiente tema, "Rangoon Creeper". C9ste empieza desarrollando un tempo
menos movido pero portando un espíritu más juguetón: esa sensibilidad ligera en
clave jazzera que tantas veces ha motivado las composiciones de la vertiente
Canterbury. Poco antes de llegar al tercer minuto, la pieza vira hacia un
interludio más etéreo y movido a la vez: los fraseos de Gary Boyle son
espectaculares, plasmando una combinación de virtuosismo y candor en
consonancia con Phil Miller. El tema cierra retomando brevemente el motivo
inicial. En estos momentos, el momentum ya está logrado, y es cuando "Spanish
Sun" refuerza las aún no totalmente exploradas inquietudes fusionescas de
Isotope. La introducción que dura unos 2 BE minutos se explaya en atmósferas
arabescas que hacen clara alusión al sur español adormecido en un ensueño
exótico. Cuando el ensamble se asienta, las cosas transitan por una atmósfera
contenida marcada por aureolas de misterio y contemplación, a medio camino
entre el estándar de Return to Forever y las sonoridades más sobrias del Soft
Machine de "Six". "Edorian" y "Frog" completan la primera mitad del disco con
sendos despliegues específicos de energía y frescura: en estas dos piezas noto
que persiste el parentesco con el Soft Machine que ya empezaba a regenerarse en
los últimos días con Hopper, siendo así que el hecho de que Isotope cuente con
un guitarrista como Boyle y un Scott tan explícitamente entusiasta en su piano
eléctrico le añade una especial polenta a esta dinámica.
La segunda mitad del disco se inaugura con "Sliding Dogs / Lion Sandwich", tema
que comienza con una convincente expresión de psicodelia cósmica, la misma que
permanece siendo un tanto dominante incluso cuando el swing jazzero penetra a
través del esquema rítmico planteado por Morris. Hopper se siente patentemente
cómodo utilizando su vibrante fuzz como efectivo complemento del sintetizador.
"Golden Section" tiene un espíritu muy semejante al de "Rangoon Creeper": hay
ciertos aportes del sintetizador y el bajo que se escurren entre los golpes de
piano eléctrico y que parecen heredarse de los ornamentos cósmicos que habían
sido tan relevantes en la pieza precedente, pero, a fin de cuentas, el swing
ágil se adueña del esquema esencial. "Marin Country Girl" es cálido y suave,
ampliamente basado en la delicada confluencia entre los contenidos arpegios de
piano y las florituras de la guitarra acústica. !Demasiado breve para mi gusto!
"Lily Kong" también me resulta demasiado corto: si los temas 4 y 5 se resolvían
con una sensación de completitud a través de sus atmósferas alegres, "Lily
Kong" se me hace como que no explota del todo su vibración optimista y se
desvanece en su fade-out con premura. En fin, "Temper Tantrum" concluye el
disco con un optimismo similar y redondeándolo mejor. Esta experiencia de
"Illusion" es una afirmación de la clase y distinción que existía en esta
formación de lujo: una cima del régimen progresivo Canterbury, sin duda alguna.
César Mendoza
[Dedico esta reseña a la memoria de Hugh Hopper, fallecido el 7 de junio de
2009]
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