Temas
- Quaterna Réquiem
- Caverna
- Serenata
- Ciclos das Mares
- O Setimo Selo
- Index
Integrantes
- Jones Junior: guitarras eléctricas y acústicas
- Eliane Pisetta: órgano, piano, sintetizadores
- Fabricio Santalucía: bajo
- Otaviano Koury: batería, percusión
Con su disco homónimo de 1999, Index debutó en la industria fonográfica.
Este ensamble instrumental brasileño fue formado por el guitarrista Jones
Junior, quien antaño formara parte de la primera alineación de Quaterna
Réquiem. De hecho, el primer tema de este disco se llama como el grupo antes
mencionado, lo cual me hace sospechar que se trataba de una pieza que él
compuso en los 80s y que originalmente formaba parte del repertorio de Elisa
Wiermann y compañía. Como sea, hay una segunda curiosidad, y es que el tema
que cierra este disco se llama como la presente banda – o sea, este material
comienza con una alusión al pasado y termina con una mención al presente.
Como yo ya conozco los dos discos siguientes de Index, me inicié en la
escucha de este disco debut con ciertas expectativas respecto al estilo del
grupo: un sinfonismo preciosista que maneja con pulcritud y sobriedad tanto
las partes rockeras melódicas como las influencias recibidas por la música
académica, una confluencia de influencias procedentes de los Yes y Camel
clásicos junto a las de sus compatriotas Bacamarte y Quantum. Los seis temas
son de mediano y/o largo desarrollo en los cuales se combinan el dinamismo
con el control. Dicho y hecho, esto es lo que me encontré en este bonito
disco debut, una exhibición de atractivas ideas melódicas, casi siempre
portadoras de un aura solemne, encuadradas bajo el esquema estandarizado del
sinfonismo de vieja escuela.
En fin, vamos al repertorio mismo. ‘Quaterna Réquiem’ comienza con un motivo
de piano lento sobre el cual flota un hermoso arreglo de teclado, solemne y
romántico. Este preludio tiene una segunda sección en la cual la guitarra
clásica edifica un pasaje de corte barroco, también solemne pero de un
talante más sereno; este pasaje sirve como un puente hacia el arribo de todo
el ensamble hacia la sección central, una buena articulación de elementos
yeseros y camelianos elaborada con buen gusto y entusiasmo explícito.
‘Caverna’ tiene una estructura semejante pero mantiene una tendencia más
inclinada hacia el realce de los contrastes. Las transiciones entre los
ambientes introspectivos insertos en los pasajes lentos y los más pomposos
de los pasajes rápidos se manejan de manera bastante fluida a lo largo del
desarrollo de la pieza. ‘Serenata’ comienza con eso precisamente, una
serenata académica de guitarra clásica. El sobrio dueto de piano y guitarra
eléctrica que se arma inmediatamente después erige un clima reflexivo que,
casi inadvertidamente, aterriza en un pasaje más extrovertido
(moderadamente) que se desarrolla en los últimos minutos. ‘Ciclos das Mares’
ahonda en la tendencia clasicista que juega un rol tan importante en las
composiciones y arreglos de este material: las orquestaciones de teclado en
la introducción tienen una cadencia muy a lo Bach. La guitarra clásica sigue
a continuación enarbolando un motivo donde se funden el ritmo de la
zarabanda barroca y ciertas sutiles cadencias provenientes del folklore
criollo brasileño. Ya con la banda en pleno, las delicadas polifonías
armadas por el sintetizador y la guitarra conforman el núcleo del exquisito
motivo central. Si las tres piezas anteriores se habían concentrado en la
complejidad controlada, esta vez en ‘Ciclos das Mares’ nos hallamos con una
manifestación de pura belleza envolvente en su serenidad. Los fraseos de
guitarra casi gilmourianos ayudan a realzar el carácter sosegado de la
pieza. ‘O Setimo Selo’ es la pieza más larga y marchosa del disco: la mayor
parte de su espacio de 9’50” está ocupada por un jam ágil y llamativo.
‘Index’ cierra el disco con una aureola extrovertida similar a la del tema
precedente: tras un comienzo signado por lo solemne sigue un jam en el cual
el Mini-Moog hace notar sus florituras muy a lo Bardens, mientras que la
guitarra hace lo propio apelando a las huellas de Howe y Gilmour. La verdad
que estos dos temas solo les falta añadir un violín para reforzar su
parentesco con el estilo plasmado en el primer disco de Quaterna Réquiem. De
hecho, me parece que ‘Index’, a despecho de su efectista clímax abrupto, se
hubiera podido beneficiar de un arreglo un poco más expansivo a fin de sacar
adelante todo su potencial integral. De todas maneras, el balance general de
este repertorio es bastante positivo por razón de su propia inherente
riqueza melódica. Index se revela con este álbum debut como un eficiente
exponente del rock sinfónico desde la vereda sudamericana del mercado
internacional. Ya con sus dos siguientes discos el grupo tenderá a una mayor
solidez de su ensamble, mas queda bien claro en este disco que todos los
ingredientes musicales están presentes desde ya.
César Mendoza
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