Temas
1.- Bleeding Souls - (8'02)
2.- Emptiness - (6'47)
3.- Resurrection - (8'41)
4.- Lights From The Deep - (12'41)
5.- B.C.N. - (9'31)
6.- Morning Moon - (11'01)
Integrantes
- Ricardo Boya: bajo, teclados, voz
- Toni Castarlenas: guitarras
- Marcelo Ortiz: batería
Ignatius es una banda formada en Barcelona hace varios años por el trío de
Ricardo Boya, Toni Castarlenas y Marcelo Ortiz. Tal como menciona el grupo en
su blog de Myspace, el grupo surgió como concepto en sí hace más de diez años,
pero su concreción para sí ha ido mucho más reciente. El fruto tangible de
dicha concreción está plasmado en este álbum debut titulado "Lights From The
Deep", el cual muestra un esquema estilístico muy maduro, forjado con calidad y
conciencia en base a una amalgama elegante donde se mezclan y compenetran el
boato de la más excelsa tradición 70era (PF, Camel, Rush, ELP), el vigor
resuelto del neo (especialmente Arena, aunque también hay algo de Pendragon en
ciertos vuelos de raigambre Floydiana) y la fuerza mágica del prog-metal (DT,
Planet X). Aparte de las influencias explícitas, a nosotros nos parece que hay
coincidencias con lo expresado por otras bandas hispanohablantes como Retsam
Suriv, Toccata y Matraz - por aquí va la línea de trabajo de Ignatius, casi una
condensación de varias tipologías recurrentes del pasado y el presente del
género progresivo. El hecho de que Boya aporte un canto apasionadamente rockero
a sus intervenciones vocales es un soporte crucial para realzar las facetas
energéticas del sonido grupal.
Abriendo el disco con energía y un explícito colorido musical, "Bleeding Souls"
establece un encuadre sonoro basado en una confluencia de Planet X, Pink Floyd
y Arena: o sea, el swing robusto del jazz-rock progresivo, la magia especial de
los climas psicodélicos estilizados propios del estándar Floydiano 73-77 y el
enfoque melódico de la más pura tradición neo. El solo de guitarra que irrumpe
por la barrera del sexto minuto es brutal, muy a lo Petrucci-con-Lifeson,
mientras que a todo lo largo de la canción, la labor de los teclados alterna
capas a lo Wright con boatos expresionistas a lo Emerson. La dupla de
"Emptiness" y "Resurrection" está a cargo de fortalecer el afianzamiento de la
voz propia de Ignatius. La primera de estas canciones consiste en una balada
progresiva que guarda ciertos aires de familia con Camel, reciclados a través
de los filtros sinfónicos contemporáneos de unos Karmacanic o The Tangent, amén
de algunos recursos de densidad climática al final que nos remiten a Porcupine
Tree. Por su parte, "Resurrection" ofrece una sonoridad contundentemente
aguerrida donde el sinfonismo clásico y el prog-metal se hermanan fluidamente.
Con sus más de 12 minutos y medio de duración, la pieza homónima se erige como
la más larga del álbum. Con todo, no se trata de una suite progresiva típica,
sino de un viaje exploratorio por los rincones contemplativos del ideario de
Ignatius. Con una solemnidad reflexiva propia de lo Floydiano y lo Cameliano,
reformulado bajo un esquema propio de las power-ballads de Dream Theater, la
banda se explaya en un cuerpo central bien definido, explotándolo sin llegar a
la saturación gratuita. !Qué buen oficio! Acto seguido, "B.C.N." agiliza
notoriamente las cosas ubicándonos en pleno ambiente urbano con sus ruidos de
tráfico, gente en la calle y sirenas, armando así un preludio al cuerpo
central: la estrategia se basa en un cruce de prog-metal y neo-prog bastante
llamativo, donde las variaciones de ambiente son muy medidas y moderadas, para
nada dramáticas, aunque indudablemente bien logradas en cuanto a la
preservación de la energía inherente a la idea musical básica. "Morning Moon"
cierra el álbum redondeando la ideología musical de la banda, a estas alturas,
ya diáfanamente clara al oyente. La pieza comienza con un preludio muy a lo
"Shine On You Crazy Diamond", dejando lentamente el paso a un motivo de
arranque de corte reflexivo donde se hace una revisión del molde Floydiano con
ciertos toques a lo Gary Moore. Más adelante, el asunto se complejiza hasta
niveles ELP-Yessianos (al modo de una cruza entre "Heart Of The Sunrise" y los
momentos climáticos de "Karn Evil 9"). Poco antes de la barrera del octavo
minuto, pasamos a una sección ceremoniosa donde el asunto sonoro parece una
especie de Olfield-con-Wakeman, una suerte de sinfónico típicamente pomposo
empapado con aromas de World Music.
Como balance final, es justo de toda justicia señalar a "Lights From The Deep"
como una tremenda gozada de disco progresivo: Ignatius logra con este trabajo
entrar de lleno en las ligas mayores del rock progresivo español del nuevo
milenio. !!A seguirle la pista a este grupo!!
César Mendoza
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