Temas
- Cuando la Música Era Espiritual y No Física, O el Adivino del Último
Periodo de Paz
- Solo Tu Fruto
- 7:19
- Soliloquio
Integrantes
- Victor Baldovinos: batería, percusión
- Nohemí d'Rubin: bajo
- Ricardo Moreno: teclados, guitarras
- Rosa Flora Moreno: teclados
- Ricardo Ortegón: guitarra solista
Colaboradores – José Luis Romero (saxos en 3 y 4), Laura Vázquez (canto en
2, 3 y 4), Rosa Echeverría de Moreno (canto en 1), Alexandro González
(flauta en 3), Arturo Guisar (canto en 3)
Tercer larga duración de esta emblemática banda progresiva mexicana –
“Soliloquio” viene editado en CD junto con el material de su EP “Suite
Mexicana”. Por ahora nos limitamos a “Soliloquio”, una hermosa obra musical
donde Iconoclasta se concentra con especial ahínco en explorar las
peculiaridades de insuflar la faceta más grácil de lo folklórico en el
esquema sinfónico fastuoso que el grupo ha hecho germinar y madurar en sus
dos anteriores elepés. En esto se puede decir que el disco que ahora nos
ocupa arrastra la onda expuesta en el mencionado EP “Suite Mexicana”, pero
no se trata tampoco de un factor abrumador: tenemos aquí coloridos y
cadencias de la cultura mestiza mexicana, pero en lo que se refiere a la
sensibilidad melódica y la estructura rítmica de las piezas, Iconoclasta se
aferra a su ideología progresiva sinfónica de manera muy semejante a su
primer disco.
El disco comienza con una pieza de título largo, ‘Cuando la Música Era
Espiritual y No Física, O el Adivino del Último Periodo de Paz’, un título
ciertamente plagado de añoranza. Y justamente es añoranza el sentimiento
predominante en el pasaje inicial de suaves cortinas de teclado y canto
femenino; con el ingreso de un interludio de corte marcial, el ensamble
entero se va armando hasta ingresar en el cuerpo central de la pieza, un
canon majestuoso en su ambientación y ágil en las líneas de sintetizador,
las mismas que en última instancia son complementadas elegantemente por la
primera guitarra. La sonoridad está emparentada por dos frentes, el Wakeman
del “Criminal Record” y el estándar de Camel, aunque se nota
inconfundiblemente la vibración melódica que Iconoclasta ya ha hecho suya a
lo largo de su obra precedente. ‘Solo Tu Fruto’ mantiene una sonoridad y
ambientación prácticamente idénticas, pero el tenor general de la idea
central es más meditativa, lo cual provoca que una explotación más minuciosa
del potencial de solemnidad en las capas, orquestaciones y fraseos de los
teclados duales a cargo de los hermanos Moreno. ‘7:19’ lleva las cosas hacia
un ascenso de vibraciones sonoras más patentes, amén de una actitud más
sensible a ciertos aspectos de inspiración folk-fusión: el esquema sinfónico
que el grupo elabora con tanto detalle no oculta esto último. Los solos de
guitarra instilan unos aires rockeros bastante eficaces, mientras que las
líneas de flauta y saxo que salen al frente a su debido momento añaden una
saludable diversidad. La segunda mitad del disco está ocupada por la suite
homónima, la misma que dura todo un cuarto de hora. Esta pieza condensa las
ambientaciones pletóricas del tema 3 y la estilización controlada del tema
1; también creo notar en sus pasajes más solemnes un parentesco con la suite
del disco “Reminiscencias”, pero los dos aspectos anteriormente mencionados
son los definitivamente predominantes. Un defecto general de todo el disco
como producto está en su plana producción de sonido, la misma que hace que
en algunas ocasiones unos instrumentos opaquen a los demás, y en otros, que
todos salgan al frente al unísono sin atender a los matices que seguramente
los músicos elaboraron en sus arreglos y ensayos. Pero con todo, cabe decir
que se puede notar en la suite un manejo inteligente de las expansiones
sobre los varios motivos que se van sucediendo, con unos teclados duales que
asumen un protagonismo bien articulado, y una excelsa labor percusiva a
cargo del baterista Víctor Baldovinos.
Este disco se ha editado en CD precedido por los dos temas del EP “Suite
mexicana” y sucedido por cuatro bonus tracks de breve duración. Estos
últimos consisten en pequeñas aventuras musicales que van desde despliegues
de ambientes cósmicos de sintetizador hasta una sección consistente en un
solo de batería acompañado de efectos de sonido y otras consistente en una
experimentación de vanguardia aleatoria afín factor reconstructivo típico
del RIO. El valor principal de estos bonus consiste en mostrar una faceta
insospechada de la banda, una faceta que desafortunadamente no ha sido
debidamente explotada ni desplegada en otros discos de Iconoclasta. En fin,
mi balance personal de “Soliloquio” es positivo, aunque reconozco que no
logra igualar la magia peculiar contenida en los dos primeros discos. Con
todo, para nada es éste un disco de decadencia, sino todo un muestrario de
inspirado prog sinfónico hecho en México
César Mendoza
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