Temas
- Prologue (7:00)
- Part I (12:26)
- Part II (9:09)
- Part III (16:52)
- Part IV (13:30)
Integrantes
- Fabio Zuffanti: bajo, pedales bajos Moog Taurus
- Luca Scherani: mellotron, sintetizadores Mini-Moog y Korg Sigma, órgano
Hammond, piano de cola, pianos eléctricos Fender Rhodes y Wurlitzer, acordeón,
mandolina
- Maurizio Di Tollo: batería
- Matteo Nahum: guitarras eléctrica, acústica y clásica
- Silvia Trabucco: violín
- Joanne Roan: flauta
- Edmondo Romano: gaita, saxo soprano, percusión, bodhran, flautas dulces
Colaboradores - Alessandro Corvaglia (voz solista en Part I y voz adicional en
Part IV), Carlo Carnevali (recitaciones y voz en Part I), Davide Merletto (voz
solista en Part II), Marco Dogliotti (voz solista en Part III), Simona
Angilioni (voz solista en Part IV)
Höstsonaten lo ha vuelto a hacer: una nueva obra maestra del retro-prog del
nuevo milenio, un nuevo acto de re-posicionamiento contemporáneo de un legado
musical que tiene recursos para resistirse a morir en las manos y mentes de
músicos creativos, dispuestos a poner sus incansables agendas e incombustibles
energías al servicio del rock progresivo. Höstsonaten es sinónimo de
combinación de amor y fuerza, y en el caso de su aporte del año 2012, un
ejemplo de ingenioso traslado de las joyas de la literatura a la música
progresiva. "The Rime Of The Ancient Mariner - Chapter One" se basa en el gran
poema de Samuel Taylor Coleridge, aunque no completamente: este disco abarca
las 4 primeras partes de 7 en total, y es de suponer que las partes restantes
quedarán pendientes para el siguiente capítulo de este magnífico proyecto
progresivo. Esta magna obra poética del Maestro Coleridge no es exactamente una
absoluta novedad en los planes musicales de Zuffanti dentro de Höstsonaten: en
el homónimo primer disco se musicalizó ya la Parte I del poema, y en el
segundo, "Mirrorgames", lo propio sucedió con la Parte II, siempre con Claudio
Castellini asumiendo la función vocal. Nuevas versiones de estas dos partes
fueron grabadas para este proyecto ya marcha sobre ruedas, una vez que el otro
proyecto de las cuatro estaciones se finiquitó con la edición de "Summereve" el
año pasado (cerrando de este modo la secuencia de "Springsong", "Winterthrough"
y "Autumn Symphony").
Con unos campaneos etéreos y el inapelable rugir de las olas marinas, se abre
la puerta a "Prologue", pieza encargada de llenar los primeros 7 minutos del
álbum con un esplendor majestuoso que transita entre parajes épicos y otros
serenos, hilados en un continuum mágico y envolvente. Los esquemas rítmicos
utilizados para las secciones sucesivas van desde una lentitud diseñada para
realzar algo ceremonioso hasta dimensiones frenéticas donde el nervio rockero
es explorado de una forma tan estilizada como contundente: todos estos motivos
son anticipos parciales de ideas que aparecerán de forma más expansiva en los
siguientes temas del álbum. Retro-prog en su máxima expresión, un respeto
genuino y una reconstrucción efectiva de la más pura tradición del prog
sinfónico. "Part I", que ostenta el canto principal de Alessandro Corvaglia (el
héroe vocal de La Maschera Di Cera), refleja toda la magnificencia que
conocemos desde los tiempos del disco "Il Grande Labirinto" y "LuxAde"
(precisamente ambos de La Maschera Di Cera), así como del primero de
Höstsonaten. La mágica y casi irreal limpieza de los pasajes bucólicos (varios
de ellos, signados por las líneas de flauta) se asienta muy bien entre los
espacios que dejan los momentos más destellantes donde la banda explora
estándares de Genesis, PFM y Eloy. El breve interludio tétrico que se arma
desde poco antes de llegar a la barrera del décimo minuto prepara el terreno
para la triste languidez con la que se anuncia la última aparición y muerte del
albatros, con su consecuente campaneo mortuorio. "Part II" empieza con un
carácter más dramático y agresivo, muy a tono con el lugar del relato del poema
original inmediatamente después de que el viejo marinero tomara la irreflexiva
decisión de matar al albatros. Esta parte tiene la peculiaridad de ser la
primera de las secciones cantadas del álbum donde la guitarra eléctrica cuenta
con notorios espacios de expresión para expandir su fuerza individual en
beneficio del esquema colectivo de la instrumentación. A veces parece que hay
una intromisión de algunas "ideas perdidas" de Devil Doll en medio de un
esquema sonoro cuyos referentes más usuales son Alphataurus y Museo Rosenbach.
Davide Merletto, el cantante de esta parte (miembro de Daedalus), tiene un
registro muy similar al de Corvaglia aunque con un tono menos ronco. En la
armazón instrumental, como siempre, nos hallamos con una muy pulida ilación de
motivos y una dinámica variación de ambientes que van desde la furia al horror,
pasando por el desconcierto, para terminar todo envuelto en un halo de oscuro
misterio en medio del omnipresente ruido de las olas del mar.
Un espacio de 30 minutos y pico es lo que dura la secuencia de las dos últimas
partes. El ceremonioso motivo inicial de "Part III" tiene bastante parentesco
con el tenor general de la musicalización de "Part I", pero la estructura
general de esta Tercera Parte es más versátil en su integralidad. De hecho, las
secciones rockeras son muy filudas (despliegues rítmicos contundentes,
guitarras poderosas, órganos afilados, incluso florituras de violín aguerridas
al modo de un Jobson-con-Way), y también es un hecho que los pasajes menos
electrizantes se articulan en una sonoridad elegante que apela a un sentido
moderado de la suntuosidad. El extenso motivo de cierre cuenta con maravillosas
presencias alternadas del sintetizador Moog y de la guitarra solista, los
cuales, desde sus asignados posicionamientos en primer plano, dibujan fraseos y
texturas melódicas en perfecta consonancia con las majestuosas capas de
múltiples teclados. El resultado es una majestuosidad intensamente magnética
para una escena particularmente trágica: la muerte de todos los marinos
subordinados de acuerdo a un destino hasta ahora desconocido que fue
determinado por una insensata acción del capitán. "Part IV" comienza con una
Simona Angilioni que asume el canto protagónico con su prestancia de siempre
(la conocemos de Aries). Transitando entre estilizaciones clásicas marcadas por
el piano hasta coloridos celtas de tendencia cuasi-Oldfieldiana, el ensamble
navega solventemente por los parajes más reflexivos de su propuesta sonora,
algo que suena interesantemente conectado con la figura femenina de la
Vida-en-Muerte, al modo de una pesadilla cuya misión no es explotar nuestras
angustias sino brindarnos una especie de sosiego de manera sutil y agridulce.
La sección de los tres últimos minutos se explaya en un esplendor típicamente
sinfónico sobre una sólida cadencia parsimoniosa, una celebración de los
legados de PFM y Le Orme: la excelente armonización de los cantos de Angilioni
y Corvaglia registra convincentemente el momento que lleva a la liberación del
cuello del viejo marinero de la carga del cuerpo muerto del albatros.
Fabio Zuffanti y sus secuaces (entre ellos, Luca Scherani, también de Trama y
La Coscienza Di Zeno, y Maurizio Di Tollo, también de La Maschera Di Cera y
L"Ombra Della Sera) se han lucido horrores con este disco hermoso y cautivador:
esta empresa ha permitido al ensamble y sus asociados ocasionales a armar una
sonoridad meticulosamente lírica cuya vitalidad se manifiesta de mil y una
formas diversas a medida que el relato transita por sus bien definidos
escenarios y emociones. "The Rime Of The Ancient mariner - Chapter One" es un
verdadero sueño real de cualquier aficionado acérrimo al prog sinfónico y al
prog en general, y tal como dijimos en el primer párrafo de esta reseña, supone
una nueva obra maestra del retro-prog del nuevo milenio, un triunfo progresivo
sin atenuantes.
César Mendoza
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