Temas
- El Desayuno del Oso
- Pasos Elefantásticos
- Sonar
- El Beso del Gorila
- Soy el Peque
- La Patá del Zancudo
- Fat James
- Bichos
- Tema con el Pez
Integrantes
- Camilo Acevedo: guitarras, teclados, quena, coros
- Patricio Cortés: guitarras, coros
- Leonardo Cortés: bajo, coros, percusión
- Felipe Morros: batería, percusión, coros
Músico invitado – Patricio Carrasco (trompeta y teclados)
Flotante es un grupo instrumental chileno que, como varios otros ensambles
compatriotas, crea una propuesta musical osada, variada y con mucho punche.
“En la Agitación” es el disco que sucedió a su debut homónimo, y por lo que
acabo de descubrir en él, resulta todo un tesoro dentro del sendero
experimental dentro del escenario progresivo actual. La propuesta sonora de
Flotante apuesta por una tensa armonización entre el jazz-rock, la
psicodelia crimsoniana, el prog metal, el rock duro, el ruidismo y el
post-rock; la tensión inherente a esta amalgama estilística funciona como un
núcleo duro en torno al cual se da el desarrollo y las variantes de las
ideas musicales que van surgiendo, expandiéndose y acomodándose en cada
pieza del repertorio. La solvencia técnica de cada componente individual de
este cuarteto se hace notar a todo momento, pero para nada resulta que el
virtuosismo se despega bajo la lógica del lucimiento autoindulgente: por
ejemplo, las dos guitarras apelan más a la complementación mutua en el
armado de armonías básicas y texturas que en duelos kilométricamente
exhibicionistas, aunque hay siempre espacio para solos bien armados. También
se nota en la labor de la sección rítmica una versatilidad pasmosa tanto en
el manejo de cadencias de tendencia jazzera como en la soltura feroz durante
los pasajes más potentes, y esto se extiende hacia esos momentos
lánguidamente nublosos en los cuales la base rítmica debe “esconderse” como
un fantasma tras una bruma onírica. El trabajo melódico no es lo primordial,
sino la construcción y reforzamiento de ambientes, alusiones y expresiones
sutiles que dan la (tramposa) impresión de incompletitud.
El disco abre con ‘El Desayuno del Oso’, un tema repleto de cadencias
amables y moderadamente ágiles, aunque por alguna razón creo encontrar una
cierta vena tétrica en el asunto, una vena escondida que se manifiesta como
un claroscuro más que como una tiniebla abismal. Pero en fin, tal vez de
trate de la influencia que ejerció en mí la visión del vídeo de Youtube
correspondiente a este tema. Más explícitamente amables son los climas
sonoros creados por los acordes duales de ‘Pasos Elefantásticos’ durante su
primera porción. Eso hasta que surge la porción conclusiva, más marcada por
lo metalero, aunque su tempo lento da la noción de ser un síntoma de energía
contenida. Con ‘Sonar’ tenemos la primera muestra abierta de frenesí, aunque
ésta todavía emerge de forma matizada por la aplicación de cadencias funk y
jazz en la guitarra rítmica y la batería. La estructura global me recuerda a
una mezcla de Attention Deficit, Tryo y el Primus pre-“Brown Album”, siendo
así que los solos de guitarra que surgen en la segunda mitad del jam
permiten llevar momentáneamente al tema a niveles de mayor incandescencia.
Los últimos minutos están dedicados a un epílogo de música concreta basado
en ruidos de percusiones industriales, notas aleatorias de quena y un
rumiante zumbido de sintetizador. ‘El Beso del Gorila’ es una breve pieza al
estilo del King Crimson del “Three of a Perfect Pair” con algo de Tryo; su
función es la de servir como preludio a ‘Soy el Peque’, una de las piezas
más explosivas del disco y que, desde ya, señalo como un pico indiscutible
del mismo. Esta pieza navega sobre un motivo principal de jazz-rock que
dispone a su antojo de complejos juegos de síncopas y neuróticos fraseos
solistas de guitarra en un clima de extrovertido entusiasmo. La presencia de
un interludio repetitivo y machacante de tenor prog metal nos puede remitir
a Don Caballero: este interludio, lejos de ser un adorno gratuito, funciona
como mecanismo de oxigenación para el motivo principal, pues el solo de
guitarra final parece arrastrar consigo la llama alocada del mencionado
interludio. Y dicho sea de paso, este interludio contiene una de las
ejecuciones más impresionantes del baterista Felipe Morros.
‘La Patá del Zancudo’ comienza muy a lo Zeppelin, y esto supone una marca
permanente hasta el final, a pesar de la aparición de ciertos climas menos
explosivos en la sección intermedia. El solo de guitarra me recuerda a una
fusión de Gary Moore y Jeff Beck. Es cuando termina que nos encontramos con
un epílogo minimalista etéreo que crea un eficaz golpe de efecto. ‘Fat
James’ comienza con el grupo dispuesto a explorar en los meandros de climas
lánguidos e introspecciones otoñales, con lo cual tenemos coqueteos con los
estándares del post-rock. Pero estos coqueteos se finiquitan cuando entra a
tallar un segundo motivo elaborado a partir del math-rock con un nervio
propio del prog metal. El factor prog metal se realza notoriamente con el
siguiente motivo, el cual apela a una contundencia frontal sin recurrir a un
tempo acelerado, aunque el armado del solo de guitarra es más afín al
post-rock cañero de Explosions in the Sky y Kayo Dot. ‘Bichos’ comienza con
un despliegue de ruidismo al modo de un telón que se abre para la emisión de
un jam psicodélico que abriga mayor energía que la que se hace patente. Este
tema, al igual que cualquiera de los dos primeros, ejemplifica a la
perfección la usual dinámica de interacción a la que Acevedo y Cortés son
prioritariamente adeptos. ‘Bichos’, sin ser facilista, resulta fácil de
digerir, en principio. ‘Fat James’ y ‘Bichos’ me parecen otras joyas máximas
de este disco. El álbum es cerrado por ‘Tema con el Pez’, un efectivo
ejercicio de post-rock en el cual el trompetista Patricio Carrasco opera
como algo más que un simple invitado, es un protagonista invitado. Su
instrumento marca las notas centrales del motivo elemental mientras las
cortinas de sintetizador y los soundscapes de guitarra tejen una niebla
onírica misteriosamente inquietante. El tempo cansino marcado por la dupla
rítmica se presta muy bien al realce del espíritu irreal que emana desde los
altavoces del equipo estereofónico. De este modo concluye “En la Agitación”,
un disco en el que Flotante sabe hacer destacar su ingenio y su versatilidad
– desde ya sumo su nombre a mi lista de grupos muy a tener en cuenta para
una justa apreciación de las mejores virtudes del progresivo actual.
César Mendoza
(Gracias a Héctor Aravena y a la gente de MUS.CL por la inspiración, así
como a Armando Santos por la oportunidad)
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