(Pidiendo disculpas a la comunidad de LCDM así como al grupo Flor de Loto
por las imprecisiones vertidas en la versión original de mi reseña sobre el
disco “Madre Tierra”, envío esta nueva con las correcciones del caso. Éste
será la versión definitiva a ser publicada en la sección Discos cuando
termine el presente mes de junio).
Temas
- Madre Tierra
- El Charango Perdido
- El Mensajero
- Danza Celta
- Luz de Luna
- Andaluces
- Antares
- Desapareciendo
- La Ley de la Vida
- Medusa
Integrantes
- Alonso Herrera: guitarras eléctricas y acústicas, voz, coros
- Johnny Pérez: flauta, zampoñas, flauta dulce, pututo, silbatos, cajón,
voz, coros
- Alejandro Jarrín; bajo, coros
- Jorge Puccini: batería, percusión
“Madre Tierra”, a la sazón, el Segundo disco de Flor de Loto, muestra a este
ensamble asumiendo una situación más madura y robusta para su propuesta
musical. Johnny Pérez está desde hace tiempo bien integrado dentro del
cobijo sonoro creado por la banda, mientras que sus tres compañeros
restantes refuerzan sus aportes nucleares en una perfecta comunión con los
sonidos de vientos que se explayan por todas partes. Todos los que hemos
presenciado a Flor de Loto en vivo a través de los meses y años que
transcurrieron tras la edición de su disco debut estamos al tanto del bloque
sonoro tan cohesivo e integral que han macerado y regenerado a punta de
convicción e ingenio. La pregunta es: ?se ha transmitido esto en el disco
grabado en estudio? La respuesta es un sí rotundo, aunque cabe señalar el
plus de que la producción de sonido se ha encargado de proporcionar una
cierta aura etérea al repertorio, tanto en las porciones más
extrovertidamente fuertes como en los pasajes más melancólicos y
meditativos. Flor de Loto ha aprovechado también este tiempo de maduración
estilística para incorporar letras en un par de temas, aunque en lo esencial
sigue siendo un ensamble instrumental.
El tema homónimo de apertura y ‘El Charango Perdido’ dan inicio a nuestro
tránsito melómano con tronantes bombos y relucientes platillos. Es toda una
apuesta dar inicio al disco con esta seguidilla de dos temas tan impactantes
y explícitamente llamativos. Los vientos andinos y las percusiones aportan
fluidamente el exotismo añejo de sus sonidos y cadencias con las demandas
explosivas del rock progresivo de talante metal y hard. Teniendo a Dream
Theater, Iron Maiden y Rush como referentes en los riffs y solos de
guitarra, además de las intervenciones más potentes de la dupla rítmica, los
ruidos de zampoñas y flauta dulces saben meterse en medio y hacerse notar, a
veces insertándose como ramalazos de brisa musical, otras veces
desparramándose con colorida energía, como tratando de tú a la guitarra
solista en cómplice desafío. Más que un casamiento de colores pre-hispánicos
y rock complejo al rojo vivo, se trata de un emparejamiento realizado en una
masa sonora compacta. Puccini hace funcionar a su batería como un
instrumento que limpia el terreno con contundencia para asentar el esquema
sobre el cual deben desarrollarse los vuelos de guitarra y vientos, mientras
que Jarrín crea un puente sólido entre melodía y tempo.
Recién llevamos 13 minutos de escucha de los 45 minutos del disco, y ya nos
podemos preguntar si el repertorio remanente podrá seguir dignamente
siquiera el ritmo enorme de la gloria y la pasión que quedaron vertidas en
‘Madre Tierra’ y ‘El Charango Perdido’. Si ésta es la pregunta, la respuesta
es un sí rotundo. ‘El Mensajero’ hace virar las cosas hacia un ambiente más
cándido y reflexivo, enarbolado sobre un compás de 3/4. La melodía
principal, desarrollada sucesivamente por las flautas traversa y dulce, es
simplemente hermosa: el grupo nos conduce fluidamente desde la vibración
intimista inicial hacia un clímax contenido que no rompe con la idea
germinal. ‘Danza Celta’ y ‘Andaluces’ ofrecen a Flor de Loto la oportunidad
de explorar otras inquietudes folklóricas: la primera les muestra mezclando
lo metalero con lo céltico (como una cruza entre Iron Maiden y Mago de Oz)
mientras que la segunda se trata de una excursión por los fueros del
jazz-rock aflamencado. En perspectiva, me parece que FDL es más exitoso en
el primer caso, pues ‘Andaluces’ no me suena tan cuidado en términos de
feeling y colorido, pero ambas piezas deben ser valoradas principalmente
como exploraciones tentativas, llevadas con buen oficio aunque con resultado
desigual.
FDL sabe desempeñarse igual de bien en su faceta más rockera y en su faceta
“desenchufada”. ‘Luz de Luna’ se sitúa en medio de los dos temas antes
mencionados, revelándose como una hermosa serenata basada en el folklore del
norte de Argentina. La combinación de los flujos de los arpegios de guitarra
clásica y las líneas de flauta retratan efectivamente un cuadro de
contemplación, el cual se beneficia de las texturas creadas por las sutiles
percusiones. Este ambiente es luego retomado en el penúltimo tema, ‘La Ley
de la Vida’ (tema cantado), aunque en esta ocasión se añaden recursos
rockeros sobrios para realzar las imágenes evocadas en la última estrofa.
Por su parte, ‘Antares’ y ‘Medusa’ conforman sendos tremendos ejemplos del
modus operandi de FDL a la hora de concebir y manejar su lado más
incendiario, elaborando complejidad y articulando dinamismo a través de
ideas musicales ágiles arregladas con vigor y punche – las confluyentes
influencias de Maiden, JT y Rush son manejadas con un gancho bastante
llamativo, siendo así que la pesada coda de ‘Medusa’ funciona como un
impactante cierre para el disco. Y qué decir de ese cierre de ‘Antares’,
cercano al thrash metal más que al estándar del prog metal… catártico
después de haber insertado algunas cadencias funk y arábigas en el torrente
rockero precedente. En el intermedio se sitúa la romántica semi-balada
‘Desapareciendo’, un tema que se enraíza en un núcleo bucólico que viene
enriquecido por un interludio rockero eficazmente electrizante.
Mis gemas personales de “Madre Tierra” son los temas 1, 2, 3, 5 y 10, pero
para nada significa esta declaración de preferencias que éste sea un disco
poco coherente como un todo; es muy coherente, especialmente en lo que se
refiere al despliegue de ingenio y energía. Flor de Loto se confirma como un
importante punto de referencia para la escena progresiva internacional desde
el rincón hispanoamericano.
César Mendoza
|