Temas
- Secretos
- Divertimento
- Fiesta Rock
- Umbrales
- Portillo
- Rock 1
- Arabian Night
- The Bridge
- Rock 2
- Epílogo
Integrantes
- Fernando González Bravo: guitarras
- Pedro Muñoz Recabarren: teclados
- Fernando Islas Zúñiga: bajo
- Juan Ricardo Weiler: batería
Colaboradores: Alejandro Reid (percusión en 2, 5 y 8), Roberto Lacourt
(flauta y saxo en 8 y flauta sintetizada en 5), Jorge Cruz (batería en 2, 4,
5 y 8).
Con su retorno a las salas de ensayos y escenarios, y con la edición
remasterizada de su cassette de los 80s “La Era de Piscis”, el combo chileno
Evolución ha resurgido reforzado en cuanto a energía e imaginación. La
evidencia de ello es su impresionante y colorido disco “Umbrales”, su oferta
para la escena progresiva del año 2006. El estilo de la banda se enmarca
definitivamente en un jazz-rock fusión de raigambre sinfónica, conteniendo
ideas melódicas bien cuidadas y dando espacio más que suficiente para los
lucimientos de los solos de guitarra y teclado. González Bravo es un
talentoso émulo de Holdsworth, McLaughlin y Beck, mientras que Muñoz
Recabarren – a la sazón, el núcleo de la banda – hace confluir en sí las
variadas influencias de Corea, Hammer, Moraz, y en menor medida, Bardens. La
frescura multicolor de las melodías y ambientes de los temas hallan un
perfecto correlato en el swing complejo y dinámico que exhibe la dupla
rítmica: ya sea Jorge Cruz o Juan Ricardo Weiler quien esté a cargo de la
batería, el tándem rítmico completado por Fernando Islas realiza una
esforzada labor a la hora de completar la plenitud majestuosa del sonido
grupal.
Con ruidos marinos comienza ‘Secretos’, una pieza bonita y enérgica que
recoge en sí mucho de lo típico de Evolución. ‘Divertimento’ se centra más
en la fusión, comenzando con un motivo lento y melancólico durante los tres
primeros minutos, siendo así que la cosa gira hacia una frenética bosanova
en los cuatro restantes. También ‘Portillo’ habrá de centrarse en cadencias
Latin-jazz, esta vez de raíz tropical, a medio camino entre el Santana
moderno más decente y el Chick Corea de las aventuras latinas. La presencia
de una flauta sintetizada ayuda mucho a enriquecer el paisaje sonoro de la
pieza, tanto en los ornamentos de algunas cortinas de teclado como en un
hermoso solo en algún lugar del medio. En medio de ‘Divertimento ‘ y
‘Portillo’ están dos de los temas más sólidamente enérgicos del disco –
‘Fiesta Rock’ y ‘Umbrales’. El primero construye un dinamismo rock-blues,
trabajando el gancho de un motivo sencillo recurrente con buen gusto,
cuidándose de hacer en el atosigamiento. El número homónimo tiene una magia
explosiva que se hace patente desde los iniciales ambientes sintetizados y
la fastuosa fanfarria introductoria: el tema no es tremendamente complejo
pero sí es vivaz y colorido, trabajando la faceta más extrovertida del prog
jazzeado.
La segunda mitad del disco comienza con el potente ‘Rock 1’, el cual, una
vez más, trabaja directamente con el gancho de un motivo sencillo básico
para explotarlo con ligeras variantes y solos sobre un compás llamativo.
‘Arabian Nights’ comienza con un fastuoso motivo arábigo, poniéndose muy
acorde con el título en una evocativa atmósfera evocativa; a partir del
tercer minuto, pasamos a un motivo diferente construido sobre un compás de
cinco cuartos, donde el grupo explora su vena sinfónica con bastante
entusiasmo y polenta. Con ‘The Bridge’ los niveles altos de entusiasmo y
polenta se mantienen, aunque esta vez vertidos hacia el Latin-jazz tropical
– una vez más, la presencia de invitados en saxo y percusiones ayuda al
grupo a completar el colorido potencial del tema exitosamente. ‘Rock 2’ (ya
presente en “La Era de Piscis” en su versión original) continúa con la
aureola de abierta expresividad, aunque con un frenesí ligeramente menor al
exhibido en ‘Rock 1’ y ‘Umbrales’. González Bravo crea unos de sus mejores
punteos rockeros del disco, siguiendo las pautas melódicas y macizas del
mejor Jeff Beck. En fin, el cierre viene con ‘Epílogo’, un tapiz musical
sereno, melancólico y etéreo, al modo de una contemplación de la puesta de
sol. La música sólo dura 4 ¼ minutos, pero el disco continúa con un minuto y
medio de silencio hasta que resurgen los sonidos marinos por un lapso de 40
segundos, en un track 11 sin título.
En conclusión, “Umbrales” es un disco estupendo de jazz-prog que tiene los
mejores ingredientes: ideas melódicas inspiradas, ejecuciones pulcras,
derroche de genuina energía, arreglos y expansiones que destilan tanto
virtuosismo técnico como buen gusto. Todos aquellos que disfrutaron de “La
Era de Piscis” en el 2005 disfrutarán también de éste,... incluso más.
Evolución es un ítem digno de ser anotado en las listas de compras de los
coleccionistas progresivos con inclinaciones jazzeras.
César Mendoza
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